_
_
_
_
_

Cuando el ‘súper’ y la gasolinera sustituyen al cajero automático para sacar efectivo

Entre 2008 y 2020 la red de entidades financieras se ha reducido un 64%, y más de la mitad de los municipios catalanes no tiene oficina

Josep Catà Figuls
Una clienta del supermercado Bonpreu paga su compra con la tarjeta Bonpreu-Esclat Pay.
Una clienta del supermercado Bonpreu paga su compra con la tarjeta Bonpreu-Esclat Pay.MASSIMILIANO MINOCRI (EL PAÍS)

Para sacar dinero en un municipio de montaña como Taüll (Alta Ribagorça), uno tiene que recorrer casi 10 kilómetros hasta Barruera, y si la oficina bancaria de esta población dejase de estar en funcionamiento por algún motivo, hay que hacer otros 14 kilómetros hasta El Pont de Suert, capital de la comarca. Lo mismo ocurre en las Tierras del Ebro, donde hay zonas que para retirar efectivo hay que ir a la frontera con Aragón o la Comunidad Valenciana. La red de entidades bancarias de Cataluña, muy extensa y en continuo crecimiento durante décadas, está ahora en mínimos, y bajando: de 2008 a 2020 se ha reducido un 64%, y los anunciados recortes en personal de los grandes bancos auguran que todavía menguará más. Ante esta situación, bancos y aplicaciones financieras han llegado acuerdos con supermercados y gasolineras para que se pueda retirar efectivo en estos establecimientos, un modelo que se está consolidando.

Obtener dinero en metálico en comercios era ya una práctica habitual en países como Alemania, Reino Unido, Italia o Francia, pero en España hace relativamente poco tiempo que el servicio está habilitado. Uno de los primeros fue el banco ING, que en 2016 llegó a un acuerdo con el grupo Dia (supermercados Dia y Clarel) y las gasolineras Shell y Galp, además de otros comercios como estancos, para sacar dinero mediante la aplicación Twyp, que genera un código QR con el que el cliente puede “comprar” el dinero que quiere retirar en el comercio. En mayo de 2018, el Grupo Bon Preu, que incluye supermercados y gasolineras, detectó la oportunidad de generar más tráfico en sus establecimientos si ofrecía el servicio de retirada de efectivo. “Estábamos pensando cómo ofrecer más servicios en la línea de cajas, y vimos esta demanda en el mercado. Creamos entonces la tarjeta de pago Bonpreu-Esclat Pay, una tarjeta Mastercard con la que el cliente puede hacer sus compras, y también retirar efectivo, entre 20 y 100 euros”, explica Carles Garriga, jefe de servicio de operaciones de ventas. “Al final, a todos nos gusta llevar algo de suelto en los bolsillos o la cartera”, destaca.

Aunque no puede dar datos de uso de este servicio, asegura que la demanda ha ido creciendo, y en diciembre de 2020 incorporaron el servicio Viacash, disponible para clientes del banco N26. El servicio ofrece la retirada, también mediante un código que genera la aplicación móvil, de hasta 200 euros, y también pueden ingresar dinero a sus cuentas. El tercer servicio, incorporado hace justo un mes, se ha acordado con la Caixa d’Enginyers, cuyos clientes, si hacen un gasto mínimo de 15 euros con la tarjeta de la entidad, podrán retirar entre 50 y 150 euros. “Con todo esto, lo que queremos es atraer a clientes, generar más tráfico en las tiendas. Es cierto que con la pandemia ha aumentado mucho el uso de la tarjeta de crédito, pero todavía hay mucha gente que quiere tener efectivo en la cartera”, afirma Garriga.

Ya el informe anual del Banco de España de 2020 alertaba de que la reducción de oficinas bancarias y de cajeros automáticos independientes generaba situaciones de vulnerabilidad especialmente en las zonas rurales, y señalaba alternativas como el cashback (retirada de efectivo en comercios) o las oficinas móviles, aunque admitía que todavía no hay una red suficiente para compensar la pérdida de oficinas. Hasta la crisis financiera, la atomización del sector en entidades bancarias y cajas de ahorro propició durante muchos años una red muy extensa de oficinas bancarias y cajeros automáticos. El número máximo se alcanzó en 2008, con 46.000 locales, una cifra que tras la crisis y la fusión de bancos y cajas ha caído a poco más de 22.000 sucursales en diciembre de 2020, según un informe de la Fundación Ramón Areces. En Cataluña, una de las comunidades con más concentración de oficinas bancarias, la caída fue del 64%, de 8.205 a 2.949 sucursales en 12 años. Como resultado de este proceso de recorte, más de la mitad de los municipios catalanes no tienen oficina, lo que deja sin servicio de retirada de efectivo a más de 250.000 catalanes.

Hay entidades que saben bien qué es no tener una red potente de oficinas y tener que buscar alternativas para llegar a sus clientes. Una de ellas es la Caixa d’Enginyers, cuyo reciente acuerdo con el Grupo Bon Preu consolida el modelo del cashbank. “Nosotros no hemos cerrado ninguna oficina, de hecho vamos abriendo, pero tenemos una red muy limitada. Teníamos acuerdos con otros bancos, como el Banco Popular, o con los cajeros de Euroautomatic cash, y ahora hemos visto la oportunidad de hacerlo con los supermercados y gasolineras. Nos da una solución en capitales de comarca donde no teníamos puntos de retirada de efectivo, y ahora sumamos 190 más”, explica Juan José Llopis, director de negocio bancario de la entidad.

Para la fintech N26, desde el inicio un banco digital, este sistema es muy natural, y ofrecen el servicio en más de 500 establecimientos de Bon Preu y de CSQ Non Stop Shops. “Somos un banco 100% móvil que apuesta por los pagos digitales. No obstante, entendemos que el dinero en metálico continúa siendo imprescindible para ciertos sectores de la población”, explica Jon Mayor, responsable de Estrategia y Operaciones de N26 para España y Portugal. Mayor destaca el beneficio para los clientes, que pueden ingresar y retirar efectivo desde el móvil y sin ir a ninguna oficina: desde marzo de 2021 se han ingresado con este sistema 4,4 millones de euros y retirado más de 330.000.

Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
Suscríbete

Las cifras se registran sin embargo en un contexto de creciente uso de la tarjeta y los pagos digitales. “Nos encontramos inmersos en una imparable transición hacia una sociedad cashless: el uso de Apple Pay o Google Pay se disparó un 79% en 2020 en España”, detalla Mayor. “Siempre hemos apostado por ser un banco que se adapta a las necesidades del cliente. El cierre masivo de oficinas bancarias en España es una realidad, y esta situación deja a ciertos sectores de la población en una situación de vulnerabilidad en cuanto al acceso al efectivo”, resume.

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Sobre la firma

Josep Catà Figuls
Es redactor de Economía en EL PAÍS. Cubre información sobre empresas, relaciones laborales y desigualdades. Ha desarrollado su carrera en la redacción de Barcelona. Licenciado en Filología por la Universidad de Barcelona y Máster de Periodismo UAM - El País.

Más información

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_