Desembarco de líderes en la campaña más incierta

La política española mira a Cataluña en las elecciones más inciertas, tanto que está en el aire si se celebrarán el próximo 14 de febrero. Los partidos conceden a esta cita electoral, la única de 2021, una importancia estratégica clave, de ahí que los líderes nacionales desembarcaran este jueves en Cataluña y se dispongan a tener una importante presencia en la campaña. El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, acompañó en Barcelona a Salvador Illa, candidato del PSC, que se estrenó abanderando un plan de reconciliación de la sociedad catalana. El líder del PP, Pablo Casado, y la de Ciudadanos, Inés Arrimadas, arroparon también a sus cabezas de lista en sendos actos que destacaron por su ambiente desangelado, a consecuencia de las restricciones por la pandemia.

Todos saben que la batalla catalana tendrá importantes repercusiones para la política nacional. El PSOE ha apostado fuerte, enviando de candidato a uno de sus ministros mejor valorados, el de Sanidad. Y está previsto que Sánchez acuda hasta en cinco ocasiones a Cataluña. El presidente y Salvador Illa estrenaron el formato de actos que tendrá su campaña: discursos en las sedes de la formación, sin más público que una docena de personas. El candidato del PSC insistió en un lema, “reencuentro”: “Tenemos que avanzar en la reconciliación, el respeto y el reconocimiento del otro, del que piensa diferente de nosotros. Erradicando la idea de buenos y malos catalanes”. Sánchez pidió a los ciudadanos que voten al PSC para dejar atrás “broncas estériles”, “sin reproches, mirando hacia delante, aprendiendo de los errores”.

El apartado del programa electoral del PSC sobre el plan de reconciliación plantea recuperar la idea ya propuesta en el pasado de una mesa de diálogo entre los partidos con representación parlamentaria, y exige “renunciar a resolver los problemas de fondo con soluciones unilaterales, impracticables o con mayorías insuficientes”. Los socialistas concretan en el texto que “no se pueden cambiar las normas que han de asegurar la convivencia de todos sin el apoyo mínimo de dos tercios del Parlament”. Eva Granados, la número dos de Illa, explicó a EL PAÍS que en ningún caso plantean que la autodeterminación pueda ser legal en el marco constitucional vigente: “Si el independentismo tuviera una mayoría de dos tercios podrían tirar adelante con la autodeterminación, siempre que esta fuese una competencia reconocida en el Estatuto, pero no es el caso”. El líder del PSC y nuevo ministro de Política Territorial, Miquel Iceta, provocó en 2019 una polémica en el socialismo español al valorar en una entrevista que “si el 65% de la población quiere la independencia, la democracia deberá encontrar un mecanismo para encauzarlo”.

El programa de los socialistas catalanes de 2017 detallaba una reforma de la Constitución y del Estatuto que en estos comicios ya no aparece entre sus objetivos. “Aquello era un deseo”, dice Granados, “lo hemos dejado a un lado porque es algo que sabemos que no pasará en los próximos años”. “Si no se supera la polarización política presente, esta reforma no podrá ser implementada en el actual escenario”, reza el programa del PSC.

Los líderes nacionales de PP y Ciudadanos también se volcarán en estas elecciones. Casado irá siete veces, y Arrimadas trece. El líder popular defendió ayer en Barcelona que “solo el PP garantiza un cambio real en Cataluña” porque igual que los socialistas pactaron con ERC los Presupuestos, “lo mismo hará Illa si suman el 14 de febrero”. La líder de Cs pidió el voto para conseguir un cambio en el Govern que lleve a los catalanes a “volver a abrazarse”. La campaña más abierta y extraña ya está en marcha.