Los Mossos priorizan la atención a los sin techo durante el toque de queda en Barcelona
La policía catalana logra un contacto estrecho con 254 personas, a las que conocen por nombre y apellido


La prioridad de los Mossos durante el confinamiento nocturno en Barcelona son las personas sin techo. “A esa hora solo están ellos en la calle”, explica la intendente Sílvia Catà, que con el toque de queda vio la oportunidad de poner en práctica un plan ideado tras los asesinatos de tres sin hogar en el primer estado de alarma: “Acercarnos a ellos y que dejen de ser reticentes a quienes llevamos uniforme”. Desde entonces, han establecido contacto, con nombre y apellidos, con 254 personas. “Nos faltan 1.000 más”, dice el comisario jefe de Barcelona, Carles Anfruns.
Las personas que viven en la calle “no identifican a la policía como alguien que les puede ayudar”, cuenta Catà. Viven en la calle, aferrados a lo poco que tienen, y su entorno de supervivencia. Los agentes son vistos como quienes les pueden echar o ordenar que tiren sus pertenencias si se ausentan.
Ya antes del confinamiento, pero, sobre todo, tras los asesinatos en serie de tres personas sin techo en el estado de alarma en Barcelona, los Mossos decidieron intensificar su relación con los sin techo. “Fueron días muy complicados. Cuando todo el mundo pedía distancia, nosotros les pedíamos a ellos que se agrupasen, que no estuviesen solos”, recuerda Catà. La policía comprobó que era imposible garantizar la seguridad a las más de 1.200 personas, según el último recuento de Arrels, que viven en la calle en la ciudad.
“Ahora tomamos la iniciativa. Nos costará dos o tres años, pero nos da igual. Nos tienen que tener como referentes. Queremos que nos llamen”, insiste Catà, que explica que en el trabajo nocturno, las patrullas se acercan a los sin techo, les informan, avisan a servicios sociales si lo necesitan... “Son siempre, más o menos, las mismas personas. Les conocemos, aunque no tengamos el nombre de todos ellos”, indica. Y asegura que si muchos no van a albergues es por el “efecto de territorialidad”: “Si se van, pierden su sitio, que puede ocupar otra persona”.
Con esos datos, ¿por qué no elaborar un censo? “Podría ser malinterpretado”, considera el comisario Anfruns, que asegura que para eso ya cuentan con la Fundación Arrels, con quien mantienen un contacto estrecho. “Haremos reuniones entre policías y educadores. Queremos compartir con ellos lo que sabemos, por ejemplo con los equipos de mediación, y que ellos compartan con nosotros lo que saben”, indica.
Fruto de estos primeros meses de trabajo, los Mossos han vivido situaciones peculiares, como que un sin techo les alerte de alguien que ve a diario y le da “mala espina”. “Pudimos relacionar a esa persona con ocho robos violentos”, cuenta Catà. O cómo lograron que una mujer, las que sufren más vulnerabilidad en la calle (20% del total), confiase en ellos después de haber sufrido tocamientos. “Si lo hacemos con el resto de la sociedad, lo tenemos que hacer también con este colectivo”, insiste Anfruns, que afirma que la policía no echará a un sin techo de la vía pública, como ha pasado, si no hay una causa que lo justifique.
Los Mossos se definen como “colaboradores” del Ayuntamiento y de fundaciones como Arrels. “Solo podemos mejorar su seguridad, a la que tienen derecho”, dice Anfruns. “No les ofrecemos mantas o un hogar, pero sí las opciones que tienen disponibles”, abunda Catà. Cuando se les pregunta por qué, a pesar del trabajo de todos, tres personas han muerto en ocho días en la ciudad, admiten que no tienen una respuesta. “Cada muerte es un fracaso. Todos estamos puestos en que no pase”, concluye el comisario.
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