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Fallece a los 66 años el guitarrista de blues Amadeu Casas

Pilar fundamental de la música creativa de los últimos 40 años, grabó una docena de discos y colaboró con Big Mama, Dani Nel·lo y Quico Pi de la Serra

El guitarrista Amadeu Casas en una de sus actuaciones.
El guitarrista Amadeu Casas en una de sus actuaciones.

Dicen que el blues es una música triste. Desde este sábado, 26 de diciembre, el blues, como mínimo el blues peninsular, es todavía más triste tras la inesperada desaparición a los 66 años de Amadeu Casas, uno de los pilares no solo de ese estilo sino de toda la música creativa que ha llenado nuestros escenarios en las cuatro últimas décadas.

Amadeu Casas, guitarrista, cantante y compositor, era por encima de todo un humanista, una persona totalmente comprometida tanto con las artes escénicas y plásticas como con las reivindicaciones sociales y ecologistas. Su guitarra podía transmitir todo el dolor de los esclavos del Misisipi y, al mismo tiempo, la alegría contagiosa de las fiestas populares. Y por encima de todo era una persona generosa que nunca tenía un no por respuesta, siempre dispuesto a colaborar en los proyectos que valoraba sin importar la parcela económica,

Casas dominaba la guitarra eléctrica, la acústica y el dobro, cantaba en inglés o catalán y tanto podía rendir tributo a sus admirados B.B. King o Robert Johnson como musicar y cantar textos del poeta ampurdanés Carles Fages de Climent o cubrir las espaldas a todo un histórico de la cançó catalana como Quico Pi de la Serra que en los últimos años solo actuaba en formación de trío junto a Casas y el armonicista Joan Pau Cumellas (un magnífico ejemplo de esa labor a medio camino del blues y la chanson es su reciente cedé Cançons de combat con grandes aportaciones de Casas).

Amadeu Casas había nacido en Barcelona el siete de julio de 1954 y se había licenciado en Bellas Artes en la Universidad de Barcelona antes de decantarse profesionalmente por la guitarra sin abandonar nunca los pinceles con grandes e impactantes composiciones o descaradas ilustraciones infantiles como La Filomena que, en colaboración con Josefina Llargués, enseñaba las buenas costumbres alimentarias a los más pequeños. Musicalmente Casas se había centrado desde los años ochenta del pasado siglo en el campo del blues participando en las mejores formaciones barcelonesas (Tandoori Lenoir, Blues Reunion, o los Blues Messengers, por recordar solo algunas), editando una docena de discos a su nombre (entre ellos un sentido homenaje a B. B. King) o colaborando con bluesmen estadounidenses del calado de Tom Principato, Louisiana Red, Johnny Mars o Philip Walker.

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