Un estudio del Vall d’Hebron evidencia que los niños contagian poco el coronavirus
Solo un 8% de los pacientes pediátricos con covida contagiaron la infección. “Ahora constatamos que el retorno a las escuelas no han supuesto una mayor transmisión del virus”, según el responsable del estudio
Solo un 8% (86 casos de 1.081 analizados) de los pacientes pediátricos con diagnóstico de covid-19 confirmado, entre el 1 de julio y el 31 de octubre, fueron los transmisores de la infección por covid al resto de miembros de su núcleo familiar, según el estudio Covid pediátrico en Cataluña: sumando esfuerzos para dar respuestas a la covid-19, realizado por el hospital de Vall d’Hebron de Barcelona a partir de 1.081 pacientes pediátricos con una PCR positiva y 3.515 contactos familiares diagnosticados entre esas fechas y que será enviado antes del 15 de diciembre para su publicación. La investigación, que ha contado con la participación de más de un centenar de pediatras de hospitales y centros de atención primaria, también señala que un 47% de los pacientes pediátricos con covid (un total de 506) son asintomáticos.
Una primera parte de este estudio, presentada en agosto con datos entre el 1 de marzo y el 31 de mayo (en pleno confinamiento), indicaba que un 3,4% de los pacientes pediátricos con covid-19 confirmado fueron los transmisores del virus dentro de su núcleo familiar. Los datos de ahora comprenden los meses de verano y las primeras siete semanas después del inicio de las escuelas, tras la desescalada y en fase de nueva normalidad, por lo tanto, los niños tenían muchos más contactos sociales. A diferencia de lo que ocurría en la parte retrospectiva del estudio, en la parte prospectiva, cuando se detectaba que el menor era positivo, inmediatamente se iniciaba el rastreo de contactos que, además, realizaban los pediatras de cabecera de los niños y niñas.
“El estudio prospectivo reafirma que los niños son menos transmisores que los adultos en el entorno domiciliario, como ya apuntaba la primera parte”, ha explicado a EL PAÍS el doctor Pere Soler, jefe de la Unidad de Patología Infecciosa e Inmunodeficiencias de Pediatría del Vall d’Hebron. “Ahora constatamos que la libre circulación de los niños y el retorno a las escuelas no han supuesto una mayor transmisión del virus”, añade Soler, que también es jefe del grupo de investigación de Infección en el Paciente Pediátrico Inmunodeprimido del Vall d’Hebron Research Institute (VHIR). Soler ha especificado que la idea del estudio surgió en el mes de abril, cuando empezó a entreverse que los niños no eran transmisores relevantes del coronavirus, como pasaba con la gripe. “La intención era demostrar que las escuelas se podrían abrir en septiembre”, ha comentado.
A partir de ahí, difundieron el proyecto entre una base muy importante de pediatras de diferentes centros (Hospital de Mar, Can Ruti, médicos de la atención primaria, de clínicas como Dexeus o Quirón...), que recogían los datos cada vez que veían un caso de un niño positivo y anotaban el seguimiento durante 14 días. “El rango de edad de los niños que aparecen en el estudio es hasta los 18 años, sin embargo, hay que pensar que los chicos de la franja de entre 16 y 18 años siguen un comportamiento más de adultos y, además, debido a que los datos proceden de pediatras, los participantes de más de 15 años son muy pocos, 36, cuando del resto de franjas de edades (según la escolarización: de 0 a 3 años; de 3 a 6, de 6 a 12 y de 12 a 16) son unos 200 en cada una”, ha explicado Soler.
En esta segunda parte del estudio, en 783 de los casos (el 72,4%), se identificó otro miembro de la familia que claramente tenía síntomas de covid diagnosticado antes que el menor y en contacto directo con él. Solo en 86 casos (el 8%) se determinó después del estudio de contactos que el paciente pediátrico había contagiado el virus a otros miembros de su familia. No obstante, en 55 pacientes adicionales, el caso índice era otro menor de la familia (5%). “En el 73% de los casos, se vio que cuando fue diagnosticado el niño, un adulto del núcleo familiar ya era positivo”, explica Soler. Hay un porcentaje de alrededor de un 15% en el que no se ha podido establecer la dirección del contagio: “Esto se debe a que o bien el niño no contagió a nadie y, por lo tanto, no hay caso; o a que en la familia tres o más miembros ya eran positivos, por lo que no se puede definir de dónde vino el virus”. Estas limitaciones eran de un 35% en la primera parte del estudio.
En los enfermos con síntomas (un 53%), el más habitual es la fiebre (70,6%; 406 niños), seguido de tos (36,9%, 212 menores), dolor de cabeza (24,5%, 141 niños), fatiga (24,3%, 140 niños) y diarrea (16,3% 94 pequeños). “Se ha observado que el número de niños que requieren un ingreso hospitalario sigue siendo muy bajo [un 2,5%]”, resume el doctor Antoni Soriano, de la Unidad de Patología Infecciosa e Inmunodeficiencias de Pediatría e investigador del grupo de investigación de Infección en el Paciente Pediátrico Inmunodeprimido del VHIR. Entre marzo y mayo fueron un 19%. El 99,2% (1.006 pacientes) se recuperó totalmente y solo cinco (0,4%) presentaron secuelas. No se ha registrado ninguna muerte.
“La afectación de la covid-19 en los menores de edad de Cataluña sigue siendo escasa después del periodo de confinamiento, con los niños con plena movilidad”, valora la doctora Magda Campins, jefa del Servicio de Medicina Preventiva y Epidemiología de Vall d’Hebron y jefa del grupo de investigación en Epidemiología y Salud Pública del VHIR. “En más de un 70% de los casos el foco de infección ha sido un adulto”, destaca Campins.
“La realización de PCR ha aumentado de forma exponencial en los últimos meses, también en los menores. Ha pasado de 38.400 en el mes de agosto, 79.140 en septiembre y más de 140.000 en octubre”, afirma la Dra. Juliana Esperalba, del Servicio de Microbiología del Vall d’Hebron e investigadora del grupo de Microbiología del VHIR, quien, con el Dr. Andrés Antón, lidera la realización de estudios serológicos y pruebas PCR del estudio. Durante las ocho primeras semanas de escuela se han realizado 287.046 PCR a menores en nuestro país.
Desde otros ámbitos de la sanidad, fuera de Vall d’Hebron, se valoran los resultados del estudio. “Cada vez hay más evidencias que apuntan que los niños contagian menos que los adultos”, dice la física Clara Prats, investigadora del Grupo de Biología Computacional y Sistemas Complejos de la UPC. “Este estudio, además, es importante porque ha trabajado sobre una base amplísima de casos y pediatras, un trabajo de investigación enorme”, añade. Prats subraya también la importancia que tiene el hecho de que en esta segunda fase incluye el periodo en que los menores ya han estado conviviendo en campamentos de verano y en las clases: “En la primera fase los niños estuvieron totalmente aislados, por lo que ahora se confirma la tendencia, ya apuntada en otros estudios como el que se realizó en agosto en Sant Joan de Déu. Encaja también con los datos que se están obteniendo en las escuelas” que, de momento, no dan signos de ser centros especialmente propagadores del virus.
Quique Bassat, pediatra e investigador de Isglobal, destaca también la relevancia de un estudio tan grande como este: “Es una pieza más del rompecabezas sobre la transmisión de la infección en niños”, comenta. “Es importante la baja presencia de síntomas”, comenta, en referencia a ese 47% de niños asintomáticos. Para Bassat, la asignatura pendiente es el establecimiento de una cronología del contagio (”que no era el objetivo de este gran estudio”), algo muy complicado ya que en casos de niños sin síntomas es casi imposible establecer si ellos han sido los iniciadores de un brote. “Este estudio viene a reforzar los mensajes de que es seguro ir a las escuelas”, subraya el pediatra.
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