Adiós a la madre de Josep

Dolors Sala Carrió era seguramente la persona más anónima de la familia Guardiola y también la más dulce y generosa, alejada del foco mediático y por contra cercana a la gente de pueblo, conocida y querida en Santpedor. Últimamente estaba muy delicada, con problemas de movilidad, y permanecía en casa, bien cuidada y acompañada, contenta cuando se la visitaba, pendiente de la televisión los días de fiesta para poder seguir la misa de Montserrat.

No perdía el hilo sino que hacía y dejaba hacer, y más cuando tomaba la palabra su esposo, Valentí, ocupado con escribir un libro sobre su vida, la de su esposa y sus cuatro hijos, siempre decidido y grandilocuente y al mismo tiempo expansivo, tan confiado que comparte sus vivencias incluso con quienes no le convienen, aquellos que dicen hablar en nombre de Pep Guardiola. La vehemencia de Valentí contrastaba con la quietud de Dolors.

Quien más y quien menos ha visto o sabe quien es Valentí y en cambio hay pocas imágenes de Dolors. No hay duda, sin embargo, del ascendente de la madre sobre el hijo: el buen corazón de Pep, esta manera de ser altruista, así como su sonrisa, son herencia de Dolors. Muy digna y afectuosa, hablaba de los hijos como madre, se preocupaba más por cómo estaban que por lo que hacían, hasta este lunes, día en que ha fallecido a los 82 años, víctima del Covid-19.

El coronavirus que no deja en paz a nadie, todos pendientes de todos, se lleva también a los que no hacen ruido, mujeres tranquilas y serenas como la Dolors, tan discreta que parece como si quisiera ser espectadora incluso de su muerte, alejada de cualquier protagonismo, siempre anfitriona; ¡qué tristeza siente la familia por no poder despedirla y darle las gracias¡.

La Dolors no hablaba nunca de Pep sino siempre de Josep. Un detalle definitivo para entender su manera de ser y los gestos de bondad de Pep Guardiola i Sala.