A más de 40 grados, pero sin luz en casa

¿Qué ha pasado para que siete barrios de Sevilla hayan dicho basta tras sufrir cortes de luz durante años? “Tres muertes por olas de calor”, responde rauda Laura Cárdenas, portavoz de Barrios Hartos, la plataforma vecinal que lidera las protestas en la capital andaluza para acabar con los continuos apagones, de hasta 16 horas al día. “Los vecinos han comprobado cómo las quejas a Endesa no sirven para nada, ni tampoco el Defensor del Pueblo andaluz, el Ayuntamiento o la Junta. Nadie reacciona”, se queja con furia contenida Cárdenas. Con temperaturas de más de 40 grados como algo habitual este verano, más de 10.000 vecinos según la plataforma -3.000 según Endesa- están a menudo sin aire acondicionado, ni frigoríficos o respiradores eléctricos, sufren mareos en casas convertidas en hornos, y donde el extremo fatal ha sido la muerte de tres vecinos.

La desesperación ha provocado la ocupación vecinal de dos centros cívicos municipales y una manifestación frente a la sede de Endesa que ilustra la paradoja de vivir sin luz en la cuarta ciudad española por población, con picos de calor insoportables y que cuestan vidas, debido a que la red eléctrica es demasiado vieja y no soporta la demanda. “Llevamos cuatro años con cortes seguidos, y en invierno te tapas y se pasa, pero en verano no se puede. Mi hija de dos años y mi madre han sufrido golpes de calor en casa, y Endesa me responde que necesita muchas denuncias de la zona. Gano 590 euros, pero pago la luz religiosamente”, protesta Lydia Ruiz, de 23 años y vecina del barrio de Torreblanca. En Cataluña, 390.000 vecinos de 29 municipios y Barcelona sufrieron apagones similares hace un año y medio, hasta que Endesa acometió un plan de contingencia tras la presión de los alcaldes.

Ahora en Sevilla ya son siete barrios periféricos -Torreblanca, Su Eminencia, Padre Pío, La Plata, Polígono Sur, Pajaritos y Candelaria- a los que se han sumado partes afectadas de Bellavista y Pino Montano, en un fenómeno que continuará al menos hasta octubre dados los plazos que maneja Endesa para enderezar el drama. Los vecinos sobreviven a las olas de calor con toallas empapadas en agua fría sobre las espaldas, hornillos de gas y compartiendo su hartazgo en reuniones comunitarias. Porque pagan sus recibos de luz, pero a veces nada responde en casa: ni el aire acondicionado, ni la vitrocerámica o el frigorífico. Y las carnicerías de estos barrios tiran su género al cortarse la línea de frío.

La compañía eléctrica responde que la demanda se ha disparado este verano con topes de temperatura nunca vistos y que la responsabilidad es compartida con el Ayuntamiento, porque los plazos para acometer las obras son a menudo prolongados. Y añade un problema enquistado en las zonas más deprimidas de Polígono Sur y Torreblanca: los narcopisos con cultivos caseros de marihuana, cuyas lámparas encendidas 24 horas al día revientan los transformadores de los barrios. Sin embargo, los vecinos rechazan de plano esa excusa porque los cortes afectan a siete barrios y no a dos, algunos de ellos sin rastro de narcopisos. La plataforma acusa a Endesa y a la Junta, que también culpa al narcotráfico de los apagones, de cometer un delito de odio por tratar a sus vecinos de delincuentes, cuando son población trabajadora que paga impuestos y recibos como cualquiera.

“Son barrios humildes y los transformadores tienen 60 años, se ha ido parcheando y ahora Endesa y la Junta están ausentes. Reclamamos generadores portátiles y provisionales que nos permitan vivir, los vecinos ya no se creen las mentiras de unas obras que nunca llegan”, reclamaba Juan García, de Barrios Hartos, durante la manifestación frente a una sede de Endesa junto a 200 personas en un ambiente muy tenso. “La Junta tiene que dar el paso porque son los responsables de esta situación de emergencia, igual que ocurre cuando llueve demasiado y hay inundaciones”, puntualiza. En la anterior manifestación, la policía detuvo a varias personas. Ahora la plataforma prepara una demanda colectiva contra Endesa por vulneración de derechos fundamentales.

Soraya Sánchez se hartó esta primavera y contrató un electricista homologado para demandar a Endesa en los juzgados y así demostrar que recibe 1,7 vatios en su casa, y no los 3,5 que tiene contratados: “Estoy sin poder hacer la comida y la poquísima potencia se nota en las bombillas, que las blancas se ponen amarillas. Además, esas bajadas y subidas de tensión dañan los electrodomésticos y luego Endesa se limpia las manos cuando reclamas, aunque el perito lo certifique”. También comparte su enfado Libertad Suárez, que dio a luz hace ocho días y denuncia que tiene a su hijo “deshidratado” porque calienta los biberones al sol.

¿A qué se ha debido el retraso para renovar la red? “Teníamos ya estudiados los materiales y los nuevos centros de transformación, pero los tiempos también los marca la Administración para ejecutar las instalaciones. Las obras estaban planificadas, pero las circunstancias no se han dado”, aduce José Recacha, responsable de la red eléctrica para Endesa, distribuidora en la capital andaluza.

El concejal de Igualdad, Participación Ciudadana y Coordinación de Distritos, Juan Tomás Aragón, denuncia la inacción de la compañía: “Es claramente una falta de inversión de Endesa”. Una portavoz de la compañía eléctrica responde que sus inversiones no han parado y que antes de octubre culminará un plan de 40 millones con 12 nuevos centros de transformación. Sevilla cuenta con 3.500 centros de transformación y Endesa asegura que solo entre 25 y 30 presentan problemas, y que los que afectan a más vecinos serán resueltos antes de finales de agosto.

El alcalde sevillano, Antonio Muñoz, ha criticado a la multinacional energética por provocar una “situación insostenible”: “No se justifican los cortes de suministro en una ciudad que apuesta por la innovación. Quien tiene que solucionarlo e invertir es Endesa. Llama la atención la cuenta de resultados y beneficios de muchas empresas, si se comparan con esta situación impropia del siglo XXI”. Endesa tuvo un beneficio ordinario neto de 734 millones entre enero y junio pasados, un 12% menos que en el mismo periodo de 2021, pero desde el inicio de la crisis energética ha sumado un millón de clientes.

La Junta ha echado balones fuera al culpar del problema a los narcopisos y la Subdelegación del Gobierno, de quien depende la policía, niega el vínculo delictivo y asegura que el problema es que “las instalaciones están obsoletas y hacía falta inversiones”. Mientras, la previsión es que el mercurio siga al alza este mes y los vecinos sigan sin luz en la mayoría de barrios.