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El último recurso para los andaluces en extrema necesidad en el extranjero

Un programa de la Junta ayuda desde hace tres años a traer de vuelta a quienes se ven atrapados en otro país

José Gallardo, preso durante ocho años en una cárcel de Ecuador, posa en el barrio granadino de Cartuja.
José Gallardo, preso durante ocho años en una cárcel de Ecuador, posa en el barrio granadino de Cartuja.Fermin Rodriguez
Javier Arroyo

Hay viajes inolvidables que salen como se han imaginado o mejor, y hay otros que, da igual lo que imagines, tienen todas las papeletas para salir mal y aun así, se emprenden. Es lo que hizo en junio de 2019 Mari Carmen Franco Collantes, gaditana del Puerto de Santa María, de 38 años. Una semana de vacaciones a Colombia ―eso pensaba su familia― que dura ya tres años en la prisión de mujeres del Buen Pastor, en Bogotá. La verdadera razón del viaje era pasar droga a España. Atrapada en el aeropuerto, Franco tiene una condena de 10 años de cárcel en una prisión colombiana, donde las condiciones de vida son bastante malas. En julio, cuenta su hermana Manuela, Mari Carmen volverá a España a cumplir su condena, lo que ha sido posible gracias a la ayuda legal y técnica de la Fundación +34 y la ayuda económica que la Junta de Andalucía tiene para andaluces en el extranjero en serias dificultades de supervivencia.

Andalucía aprobó hace más de 15 años el llamado Estatuto de los Andaluces en el Mundo —técnicamente Ley 8/2006 de 24 de octubre― y, tanto tiempo después, poco se sabe de ella. La norma insta a la Administración pública, entre otras cosas, a actuar en favor de “la ayuda, asistencia y protección de los andaluces en el exterior”. Durante años, esa asistencia se enfocó a ayudar a las casas andaluzas en el extranjero.

En 2020, a instancias de Fundación +34, organización dedicada a ayudar a españoles en el extranjero, la Junta añadió una convocatoria de ayudas para “atender necesidades asistenciales y situaciones de extrema necesidad de personas andaluzas residentes en el extranjero”. Eso sí, lo que comenzó como un programa de hasta 100.000 euros menguó hasta los 40.000 euros en 2021 para, finalmente, quedar en su convocatoria del mes de abril de este año en 35.000 euros. La ayuda a esos andaluces se canaliza a través de ONG que presentan sus proyectos al programa de subvenciones de la Junta andaluza. La Fundación +34 es la única dedicada a españoles en apuros en el extranjero, por lo que, desde la primera convocatoria, es la única que opta y consigue gestionar esa ayuda, asegura Javier Casado, su presidente.

Salvar de un apuro

Los andaluces con serias dificultades de supervivencia en el extranjero son, por lo general, presos en cárceles de países sudamericanos o africanos y, excepcionalmente, otros perfiles de personas que se quedan solos, sin dinero y sin red de apoyo. La subvención de la Junta se otorga a proyectos cerrados y la Fundación +34 ha enfocado su trabajo allí donde ha considerado que era más necesario, a andaluces prisioneros en Marruecos, Colombia, Perú y Ecuador. Eso significa que no pueden dedicar un euro a situaciones diferentes a las incluidas en el proyecto, algo que disgusta a su presidente. Porque existen otras situaciones, aunque sean excepcionales.

Casado cuenta dos casos. El de José, un sevillano que tras casarse en España con una peruana se trasladó al país de ella poco antes de la pandemia. Cuando este llegó todo le fue mal: enfermó de covid, se separó y se quedó solo, sin dinero y sin nada. También relata el de una mujer que se casó allí y, al separarse, no tenía ninguna red de apoyo a la que recurrir. “A ambos tuvimos que ayudarles y traerlos de vuelta a España”, dice, pero no al amparo del dinero de la Junta de Andalucía.

La Fundación +34 tiene contabilizada su ayuda. “Hemos ayudado a 72 andaluces con problemas legales y médicos y a cinco los hemos traído de vuelta. Sin contar otros que han vuelto gracias a la asistencia legal con la que han conseguido terminar de cumplir su condena en España”, aclara Casado.

Uno de esos cinco que retornaron gracias al programa de la Junta andaluza es el granadino José Gallardo. En 2013 le cayó una condena de ocho años de prisión en Ecuador. Gallardo ha cumplido la condena completa. “Soy el único español que lo ha hecho en Ecuador”, lamenta. Tres años en una cárcel de Guayaquil y el resto en otra de la ciudad de Cuenca, donde dice, “tenía cama para mí, pero el miedo por mi seguridad era permanente. Allí han pasado cosas muy malas”. Gallardo solo recibió visitas en dos ocasiones. En ambos casos fue Javier Casado. “Un héroe que se merece todo. Me traía los productos básicos de limpieza y ha sido quien ha organizado mi retorno a España, lo que no ha hecho nadie”. Finalmente, volvió a Granada hace unos meses y ahora vive de su jubilación. En los primeros meses, cuenta que Casado ha sido el que le ayudó a organizarse.

Otra persona que volverá en poco más de un mes si no hay contratiempos es Mari Carmen Franco. Atrás dejará una prisión con alrededor de 2.000 presas, con solo hay agua fría, ocho o nueve mujeres por celda. “Realmente no sabemos por todo lo que está pasando mi Mari Carmen”, cuenta su hermana Manuela. Con la salida de Franco, la cárcel quedará vacía de españolas porque la penúltima, Eva, retornó hace unos meses y ahora termina de cumplir su pena en una prisión andaluza.

Javier Casado viaja con frecuencia desde Valladolid, sede de su organización, a Latinoamérica para visitar a estos españoles. Es el primer visitante ―acompañado siempre de un médico― que pregunta por ellos en la prisión. La hermana de Franco dice que él es la única visita que su hermana ha recibido en tres años. “Le lleva productos de higiene y algún regalillo para levantarle el ánimo”, comenta por teléfono desde su casa de El Puerto de Santa María. Pero sobre todo, Casado, su fundación y la ayuda de la Junta les ofrece una perspectiva de futuro a estos andaluces en apuros a miles de kilómetros.

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