La versión de dos fiscales y un guardia civil marca el inicio de la investigación contra Leire Díez
Los fiscales José Grinda e Ignacio Stampa y el comandante Rubén Villalba declaran como testigos. Aldama y el juez García-Castellón se personan


No es habitual ver a dos fiscales declarando como testigos en un procedimiento, pero pocas cosas habituales hay en el ya bautizado como caso Leire Díez. La investigación contra esta exmilitante y exconcejal del PSOE, acusada de buscar información sobre miembros de la cúpula de la Fiscalía y de la Guardia Civil para anular determinadas causas, se inicia este miércoles con la declaración del fiscal Anticorrupción José Grinda y el fiscal de Madrid Ignacio Stampa, quienes coinciden en apuntar que Díez o personas de su entorno se acercaron a ellos para buscar trapos sucios de sus superiores. También declarará como testigo en el Juzgdo de Instrucción Número 9 de Madrid el comandante de la Guardia Civil Rubén Villalba, investigado en el caso Koldo.
La denuncia que dio pie a la apertura de estas diligencias a cargo del juez Arturo Zamarriego fue interpuesta por la asociación ultracatólica Hazte Oír tras la publicación de un vídeo en el que se veía a Leire Díez reunida con un empresario imputado en el fraude de los hidrocarburos y pidiendo detalles sobre el teniente coronel Antonio Balas, de la Unidad Central Operativa (UCO) de la Guardia Civil que dirige la investigación policial de asuntos como el caso Koldo, el caso Begoña Gómez, el del hermano de Pedro Sánchez o el del fiscal general del Estado. Pero a partir de esa denuncia inicial comenzaron a salir reuniones con la exmilitante socialista de todo tipo y el número de “afectados” comenzó a crecer. “Necesito a Balas, ¿vale?, así de claro, necesito a Balas”, dijo en este encuentro el pasado mes de mayo. A cambio, ofrecía pactos con la Fiscalía, a pesar de que no hay ninguna evidencia de que ella tuviera el poder para cerrar esos pactos.
Ahí, de hecho, está el meollo de la cuestión. Saber si Leire Díez actuaba como periodista y se “tiraba el pisto” para que las fuentes les contaran cosas, como ella ha defendido en distintas ocasiones, o si realmente tenía contactos estrechos en el organigrama del PSOE como con el exsecretario de Organización socialista Santos Cerdán, con quien pidió reunirse cuando dejó voluntariamente de ser militante tras estallar el escándalo.
La cantidad de acusaciones populares que han interpuesto denuncias posteriores o que se han personado en el procedimiento da la medida de la expectación mediática del caso. Hasta ocho acusaciones populares y particulares acumula ya una causa que apenas ha despegado. Se inició el pasado 24 de julio, pero todavía no se ha practicado ninguna declaración. Dos asociaciones de guardias civiles, tres partidos políticos −Vox, PP y Iustitia Europa−, Hazte Oír y “perjudicados” o “víctimas” como el juez Manuel García-Castellón o el comisionista y empresario Víctor de Aldama, a quienes el magistrado aceptó este mismo martes.
Las declaraciones de Grinda, Stampa y Villalba a partir de este mediodía son plato fuerte en las pesquisas. Grinda sostiene que un periodista se reunió con él en el mes de febrero y le entregó un folio con la oferta de un puesto en el extranjero a cambio de que manipulara algunos procedimientos y diera información sobre su jefe en Anticorrupción, el fiscal de Sala Alejandro Luzón. Stampa, por su parte, asegura que se llegó a reunir con Leire Díez y con el empresario Javier Pérez-Dolset, que también está imputado por los mismos hechos, y que ella se presentó como “la persona que ha puesto el PSOE para saber qué hay detrás de las irregularidades en los informes policiales y de los fiscales Anticorrupción”.
El fiscal ha aportado un audio al juez que puede apoyar su versión, pero que todavía no se ha conocido. Según su relato, Pérez-Dolset llegó a decir que el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, también conocía la actividad de ambos. “Cuando salió la imputación de Begoña [Gómez, esposa de Pedro Sánchez], Leire me llamó porque el presidente le había dado orden de limpiar, sin límite [...] La situación hay que revertirla, caiga quien caiga. Y eso es lo que ha dicho el presidente”, se escucha supuestamente en la grabación. El tercer testigo, el comandante Villalba, también llegó a verse con Díez en una cafetería, como consta en las fotografías incorporadas al sumario. Ella le pidió supuestamente “información sensible” de la Guardia Civil a cambio de entregarle un puesto en la Dirección General del instituto armado. Los tres darán este miércoles su versión de la actividad de la exsocialista y el próximo martes será el turno de ella y del resto de los investigados: Dolset y un periodista.
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