Ir al contenido
_
_
_
_

Santa Cruz de Tenerife recupera el único templo masón que sobrevivió a la dictadura

El palacete albergó las reuniones de una logia hasta la Guerra Civil, pero llevaba décadas abandonado. Acogerá un museo y visitas guiadas

Templo masónico
Guillermo Vega

Pocos edificios resultan tan llamativos en las islas. Ubicado en una discreta calle peatonal de Santa Cruz de Tenerife, su fachada ofrece imponentes columnas palmiformes que sostienen al ojo “que todo lo ve”. Y vigilando las escalinatas de entrada, cuatro esfinges —durante años todas sin nariz, como la de Giza—. Desde la apertura del Templo Masónico en 1904 hasta la Guerra Civil, sus salas albergaron las discusiones de una de las logias masónicas que proliferaron en las islas, y fue lugar de encuentro y reflexión. Y pese a ello, el inmueble ha sufrido durante las últimas décadas un importante abandono que lo dejó prácticamente en ruinas. Hasta este lunes. El alcalde de la ciudad, José Manuel Bermúdez; acompañado por el presidente de Canarias, Fernando Clavijo, además del ministro de Política Territorial y Memoria Democrática, Ángel Víctor Torres, y la presidenta del Cabildo tinerfeño, Rosa Dávila, han presidido la reapertura del palacete tras una “minuciosa” rehabilitación —según las propias palabras del alcalde—, emprendida en el año 2022 que ha costado algo más de tres millones de euros aportados por el Ministerio de Cultura.

“Recuperamos un bien de interés cultural, recuperamos un patrimonio histórico de nuestra ciudad”, ha explicado el alcalde nacionalista. “Es el único edificio masónico en estos momentos existente en todo el Estado español y además con una simbología que lo pone entre los más bellos de todo el mundo”.

En 2022, la negociación de Bermúdez con el entonces vicepresidente del Gobierno de Canarias y consejero de Economía y Hacienda, Román Rodríguez, desembocó en una enmienda a los Presupuestos Generales del Estado, que se presentó y aprobó en el Congreso ese año. Ángel Víctor Torres ha destacado la aportación del Gobierno central. “Esta reapertura significa también recuperar lo mejor de la historia de lo que fueron estas paredes”, ha asegurado el ministro socialista. “Y, sin embargo, durante la etapa de la dictadura se sembraron sobre ese edificio y sobre la masonería acusaciones absolutamente falsas que hacen que la Ley de Memoria Democrática del año 2022 también reivindique la verdad, la reparación y la no repetición”.

Tanto Fernando Clavijo como Rosa Dávila destacaron el empeño desplegado por Bermúdez. “Hoy es un gran día para Santa Cruz de Tenerife, para Tenerife, para Canarias”, sentenció el primero. “Es un espacio único”, ha completado Dávila, “que abre sus puertas para abrirse al mundo como un lugar de encuentro de pensamiento libre y de memoria democrática”.

El edificio, diseñado con un estilo neoegipcio por el arquitecto Manuel de Cámara y Cruz y finalizado en 1904, es un ejemplo de las aspiraciones arquitectónicas de la masonería. Para este colectivo, los elementos arquitectónicos de un edificio no son solo estructuras, sino herramientas para la construcción de un templo espiritual dentro de cada individuo. “Es un edificio único en su especie y de relevancia internacional. En él, todo es simbólico, todo tiene una numerología y hasta el emplazamiento tiene la simbología de estar alineado en longitud y latitud con determinados edificios singulares en el resto del mundo”, explica la arquitecta encargada de la restauración, María Nieves Febles.

La impulsora del inmueble, la logia Añaza, no solo fue el más relevante de los talleres masónicos erigidos en Canarias. También fue el que más duró: la creó un grupo de militares catalanes y mallorquines en 1895 y se mantuvo hasta 1936, según destacan en un extenso trabajo los profesores de la Universidad de La Laguna Miguel Ángel Molinero Polo y Manuel de Paz Sánchez. La construcción de este inmueble constituyó un hecho destacable, ya que en ese momento apenas había en toda España seis templos. Una escasez debida, sostienen los profesores, a la “fuerte tradición antimasónica de la Iglesia y de una parte de la sociedad laica”.

Con todo, la masonería disfrutó de un significativo, aunque “discontinuo” calado en el archipiélago desde el siglo XVIII gracias al trasiego marítimo con Francia y el Reino Unido. Esto no evitó que ya en 1739, el comerciante de origen irlandés, Alejandro French, sea acusado por la Inquisición canaria de formar parte de la Royal Exchange Lodge de Boston.

La persecución de la masonería registró altibajos durante los años. Se redujo durante el despotismo ilustrado de Carlos III (1759-1788), aunque se retomó con su hijo Carlos IV (1788-1808): su reacción a la Revolución Francesa le llevó a prohibir la Ilustración y cualquier idea liberal. La primera logia nacida en Canarias se documenta en 1816, bajo el nombre de Los Comendadores del Teyde, a pesar de que dos años antes la Iglesia católica había publicado un edicto de prohibición y condena de la masonería y el rey Fernando VII se empeñó en hacerlo cumplir.

A partir de 1868 se consolida la masonería en el archipiélago. Proliferan las logias en cuatro islas del archipiélago: Gran Canaria, Tenerife, La Palma y Lanzarote. Se multiplican los contactos entre ellas, que desembocaron en 1922 en la creación de la Gran Logia Canaria. Este florecimiento, sin embargo, se topó con la Guerra Civil y la posterior dictadura de Franco. En el día mismo del estallido de la sublevación militar, la Falange se incautó del edificio y de sus archivos, y puso fin a la existencia del grupo. “Este ha de ser un lugar”, ha manifestado este lunes Ángel Víctor Torres, “que también recuerde lo que tuvo que sufrirse durante los años de la ausencia de libertades y la persecución injusta absolutamente de la masonería”.

Tras la Guerra Civil, el templo fue confiscado y destinado a distintos usos institucionales, entre ellos a farmacia militar, quedando cerrado durante décadas. “Gracias a estos usos se ha mantenido el inmueble hasta el día de hoy”, ha valorado este lunes José Manuel Bermúdez. En 2001, el Ayuntamiento de Santa Cruz de Tenerife adquirió el inmueble por 70 millones de pesetas (420.710 euros), y lo declaró Bien de Interés Cultural (BIC) al año siguiente. Tras esta inversión, su futuro se mantuvo incierto durante dos décadas. A partir de ahora, no solo servirá para albergar reuniones, sino que funcionará como museo sobre la masonería y atracción turística con tres visitas guiadas diarias.

Archivo de Salamanca

Hace solo unas semanas, el alcalde de Santa Cruz mantuvo una reunión con el secretario de Estado de Memoria Democrática, Fernando Martínez, tras la cual solicitó formalmente al Archivo de Salamanca la cesión de los documentos y elementos pertenecientes a las logias masónicas de Canarias que se encuentran en esa institución, para que el Templo Masónico “pueda contar entre sus contenidos de la cesión temporal de la documentación y bienes materiales más significativos de la masonería en Canarias de los siglos XIX y XX”.

Este legado formará parte del futuro Centro de Interpretación de la Masonería en Canarias. Mientras, ya se puede visitar la exposición temporal Una aproximación a la masonería y su legado en las principales estancias del edificio, como el Salón de los Pasos Perdidos, la Sala de Tenidas, la Cámara de Reflexión o la Sala del Ágape.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

¿Tienes una suscripción de empresa? Accede aquí para contratar más cuentas.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Sobre la firma

Guillermo Vega
Corresponsal en Canarias y miembro del equipo de edición del diario. Trabajó en la Cadena Ser, Cinco Días y fue jefe de EL PAÍS Retina y de la sección de Tecnología. Licenciado en Ciencias de la Información, diplomado en Traducción e Interpretación y Máster de Periodismo de EL PAÍS.
Rellena tu nombre y apellido para comentarcompletar datos

Más información

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_