España comienza a registrar el rostro y las huellas de viajeros no comunitarios de forma automática
Barajas inaugura el nuevo modelo de control fronterizo que Europa implanta este domingo para luchar contra el terrorismo, crimen organizado e inmigración irregular


Un vuelo que llegará el próximo domingo al aeropuerto de Madrid-Barajas-Adolfo Suárez a primera hora de la mañana será el primero en probar en España el nuevo sistema europeo de control fronterizo automático que registra el rostro y las huellas digitales de los viajeros no comunitarios en una gran base de datos que gestionará la Comisión Europea y a la que podrán acceder en tiempo real los países de la UE.
El Sistema de Entrada y Salida, denominado EES por sus siglas en inglés (Entry-Exit System), se implantará en toda Europa de forma progresiva en los próximos meses y se prevé que el próximo 10 de abril ya se encuentre plenamente operativo. La recogida de información automatizada se hará a los viajeros que lleguen desde fuera del Espacio Schengen (que incluye todos los países de la UE —menos Irlanda y Chipre— además de Islandia, Liechtenstein, Noruega y Suiza) y busca cumplir objetivos de seguridad y migración en la gestión de las fronteras. “Contribuirá a mejorar la lucha contra el terrorismo, el crimen organizado, la inmigración irregular, la falsedad documental y la usurpación de identidad”, detalla Juan Manuel Valle, inspector jefe de la Unidad Central de Fronteras de la Policía Nacional.

A tres días del estreno, un grupo de agentes de Policía Nacional y personal del Ministerio del Interior han mostrado este jueves a un grupo de medios cómo funcionan los puestos automáticos fronterizos, que denominan kioscos. 48 de estas máquinas ya estaban dispuestas para escanear el pasaporte de los viajeros y comprobar sus datos biométricos (como su imagen facial y las huellas de cuatro dedos de la mano derecha, todos menos el pulgar).
Se prevé que una vez que los viajeros se registren por primera vez, el proceso sea mucho más rápido. “El formato es muy intuitivo para causar los mínimos trastornos”, ha detallado el mando de la Unidad Central de Fronteras. A través de una pantalla, el kiosco va solicitando al viajero los mismos documentos o haciendo las mismas preguntas que le podría hacer un agente de la Policía Nacional, como si tiene reserva de hotel, medios de vida o tiempo de permanencia. Por la zona habrá agentes de policía y auxiliares que ayudarán a las personas que tengan que utilizarlos, ha explicado una de las agentes de la Policía Nacional.
Después de registrar sus datos en el kiosco, los viajeros extracomunitarios deben pasar por unas puertas electrónicas de paso, también llamadas puestos ABC (por sus siglas en inglés, automated border control). En estas puertas, el usuario vuelve a escanear su pasaporte y se registra de nuevo su rostro para comprobar si es la misma persona. Con este doble chequeo se pretende evitar que se intercambien pasaportes y use el documento otra persona, explican fuentes de Interior. Si el agente que supervisa el proceso no ha visto ningún inconveniente, se abre la puerta y se permite la salida del aeropuerto. En caso de que haya algún problema, el viajero debe pasar a un puesto de control manual (PCM), donde se encuentran los agentes.
El sistema se irá implantando primero en aeropuertos, después en fronteras terrestres y por último en puertos. España, como el resto de países, tiene una serie de objetivos que debe ir cumpliendo conforme pasen los meses. “Es probable que al principio no se recopilen todos los datos biométricos de los viajeros o que su información no se registre en el sistema, porque entrará en funcionamiento de manera gradual”, explican fuentes del Ministerio del Interior.
Hasta abril se seguirán sellando los pasaportes, pero cuando el sistema EES esté plenamente operativo, no habrá más sellos físicos. “Es un trámite que consume mucho tiempo, no proporciona datos fiables sobre los cruces fronterizos y no permite la detección sistemática de las personas que han excedido la duración máxima de su estancia autorizada”, añaden desde el departamento de Fernando Grande-Marlaska.

El EES registrará a los viajeros de terceros países no pertenecientes a la UE cada vez que crucen una frontera exterior de alguno de los 29 países europeos que forman parte del Espacio Schengen para permanecer un máximo de 90 días en cualquier periodo de 180 días y esos datos, incluidos los rechazos, se podrán consultar por las fuerzas y cuerpos de seguridad europeos. Si el viajero necesita visado de entrada, el sistema solo almacenará los datos de su pasaporte y su imagen facial, porque sus huellas dactilares ya se registraron cuando solicitó el visado. Si no lo necesita, también recogerá sus huellas dactilares.
La Comisión Europea presentó su propuesta de fronteras inteligentes en abril de 2016 y se aprobó en julio de 2017. El Reglamento EES, junto con una modificación específica del Código de Fronteras Schengen, entró en vigor el 29 de diciembre de 2017.
Interior ha invertido 83 millones de euros para adecuar a los requerimientos técnicos del EES todos los puestos fronterizos españoles, que siguen siendo competencia de la Policía Nacional, mientras que la Guardia Civil conserva sus misiones de resguardo fiscal.
Las fronteras terrestres y aéreas están ya preparadas, según el ministerio, mientras que en el caso de los puertos, quedan algunas licitaciones pendientes por parte de las autoridades portuarias. En total hay 81 puestos españoles que son frontera exterior dentro del Espacio Schengen, algo que convierte a España es uno de los países con más cantidad de las mismas dentro de la UE, según ha detallado el inspector jefe Valle.
Interior incide en que la tecnología que utiliza el EES cumple todos los requisitos del Reglamento General de Protección de Datos de la UE y “garantiza la protección de los derechos fundamentales de las personas”. Los datos solo se conservarán en el sistema “durante el tiempo necesario” y “para los fines que fueron recogidos”, especifican.
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