Batallas presentes, victorias futuras
A grandes rasgos, por tanto, la fotografía es la de un país en el que quienes más sufren se refugian bajo el paraguas del partido socialista, mientras que quienes no padecen lo hacen en el PP

En estos casi dos años trascurridos desde las elecciones generales, el voto a los partidos no ha variado demasiado. El Partido Popular (PP) pierde únicamente seis décimas, el PSOE 2,2 puntos (una cuantía similar al margen de error de la encuesta), mientras que Vox gana 1,7 puntos. Únicamente Sumar sufre un descalabro considerable, de unos 7 puntos, debido, por un lado, a la escisión de Podemos, que se queda con una cuarta parte de su voto y, por otro, a las pérdidas propias que sumarían en total unos 4 puntos. El Barómetro de abril de 40dB. para EL PAÍS y la Cadena SER ofrece esta fotografía y nos permite retratar los apoyos electorales de los dos primeros partidos y entender dónde se libran hoy las batallas electorales que decantarán las victorias futuras.
El PP, a la cabeza en la estimación de voto, se nutre de un votante prototipo: una persona, hombre o mujer, que vive en una gran ciudad (de más de medio millón de habitantes), con estudios superiores, de clase media-alta y alta y con una ideología de derechas, centro-derecha o centro. El retrato robot del votante del PSOE, por su lado, es el de una persona (también hombre o mujer), de cualquier edad por encima de los 24 años, de clase media-baja y baja, o bien en paro o bien clase pasiva, esto es, pensionista, ama de casa o estudiante, y de ideología progresista, ya sea de centro-izquierda, izquierda o extrema izquierda. A grandes rasgos, por tanto, la fotografía es la de un país en el que quienes más sufren se refugian bajo el paraguas del partido socialista, mientras que quienes no padecen lo hacen en el PP.
Aunque estos son los retratos robot, es evidente que, siendo dos partidos grandes, hay una gran variación interna entre sus votantes. El retrato sirve sobre todo para entender cuáles son los puntos de divergencia entre ambas formaciones.
¿De qué manera se pueden ver amenazados los dos grandes partidos? En el caso de los populares, más allá del peligro que supone Vox, con capacidad para penetrar en el amplio espectro de la derecha, están perdiendo apoyos entre los mayores de 64 años, el grupo etario más numeroso: en este barómetro (y no es el primero), se decantan ya por los socialistas. Por su lado, los socialistas, con tirón entre los jóvenes, están a punto de perder el apoyo de las mujeres de entre 18 y 24 (los chicos de esa edad ya llevan tiempo eligiendo a Vox como primer partido).
Y, ¿dónde está la batalla por librar? Desde luego, en la clase media: en ella, los dos principales partidos empatan, sin que se vislumbre, por tanto, por cuál de los dos se va a decantar mayoritariamente. En esta sociedad tan atomizada, la clase media no es ni mucho menos compacta, desde luego no como lo era antes, pero quienes la componen buscan bienestar y seguridad en un clima de incertidumbre y pesimismo, en el que la mayoría cree que dentro de cinco años el mundo será más violento, autoritario y desigual.
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