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El Supremo copia el contenido del teléfono de Lobato para buscar pruebas de quién filtró el correo sobre la pareja de Ayuso

El juez pretende contrastar la información del móvil con el acta del registro notarial de la conversación entre el exlíder del PSOE de Madrid y una alto cargo de Moncloa

El ex secretario general del PSOE de Madrid, Juan Lobato, llega este viernes al Tribunal Supremo.Foto: Andrea Comas | Vídeo: EPV (EFE)
Reyes Rincón

El exlíder del PSOE de Madrid, Juan Lobato, ha entregado este viernes en el Tribunal Supremo su teléfono móvil para que su contenido sea volcado dentro de la investigación abierta al fiscal general del Estado. Lobato ha comparecido como testigo y, durante su declaración, ha propuesto que los investigadores pudieran acceder al contenido real de su teléfono para contrastarlo con el acta del registro ante notario que hizo hace unas semanas de una conversación con un cargo de La Moncloa, Pilar Sánchez Acera, en el que esta le enviaba un email perteneciente al caso que afecta a Alberto González Amador, pareja de la presidenta regional, Isabel Díaz Ayuso. El juez, según fuentes de la investigación, ha preguntado a Lobato si accedía a entregar su teléfono, y este ha contestado que sí. El dispositivo, según estas fuentes, se va a clonar en las próximas horas para que el exdirigente socialista lo recupere este mismo viernes.

El contenido del teléfono móvil de Lobato puede ser clave para esclarecer qué información recibió exactamente y a qué hora. El Supremo investiga la filtración de un correo electrónico enviado a la Fiscalía por el abogado de la pareja de Díaz Ayuso, imputado por fraude fiscal y cuya defensa proponía en ese email un pacto que le librara la de la cárcel. Lo que pretende aclarar ahora el juez al clonar el teléfono de Lobato es si el dirigente socialista recibió ese correo antes de que hubiera sido publicado por los medios de comunicación o cuando el documento ya se había difundido.

El acta notarial que ha entregado durante su comparecencia recoge una conversación en la que Sánchez Acera le envía el correo del abogado de González Amador, tras lo que Lobato pregunta: “¿Cómo tenemos la carta? Si no, parece que la ha dado la Fiscalía?”. A lo que ella responde: “Porque llega, la tienen los medios”. Esta conversación se produce a las 8.41 de la mañana. A esa hora, muchos medios de comunicación, entre ellos EL PAÍS, habían difundido el contenido del correo electrónico, pero no habían reproducido el documento. Unos minutos antes, a las 8.29, según recogen los mensajes incorporados al acta judicial, Sánchez Acera había advertido a Lobato tras enviarle el mail de la defensa de González Amador: “Cuidado con los datos personales. Se puede sacar. Sácasela en la pregunta. Un quién miente señora Ayuso, usted o u novio? Parece que usted. La imagen con la carta es potente”.

Según fuentes del caso, el instructor, Ángel Hurtado, ha decidido pedirle a Lobato el teléfono después de que una de las acusaciones advirtiera que la conversación recogida en el acta notarial estaba incompleta, por lo que sería conveniente acceder directamente al móvil del exdirigente socialista. Lobato ha entregado el teléfono y el acta que contiene los pantallazos de mensajes que registró ante notario, y cuyo contenido ha llevado consigo al tribunal en una carpeta con el logo del PSOE.

Fuentes del entorno más cercano del exlíder del Partido Socialista de Madrid, Juan Lobato, han precisado que fue él mismo el que ofreció al juez del Supremo que se quedase con su móvil y lo pudiera clonar ante la intervención del abogado de una de las partes personadas en la causa que había puesto en duda la veracidad de su declaración en la que relató cómo fue la conversación y el intercambio de información que mantuvo hace ocho meses con la jefa de gabinete de Óscar López, el jefe de gabinete del presidente del Gobierno, informa Javier Casqueiro. Fue entonces cuando Lobato le ofreció al juez que se quedase con su teléfono móvil, según las mismas fuentes. En el entorno del exdirigente socialista resaltan que la declaración ante el juez resultó muy fácil y cómoda, porque se limitó a repetir lo que lleva diciendo hace días y porque cree que su versión será fácilmente demostrable.

Lobato dimitió el miércoles como secretario general de los socialistas madrileños para, según dijo, poner “freno a una situación de enfrentamiento y división grave” que se estaba generando dentro del partido y denunciar un “linchamiento” por parte de sus compañeros. La presión para que dejara el cargo había crecido desde que, el pasado lunes, ABC publicó que Lobato había registrado ante un notario la conversación con Sánchez Acera del 14 de marzo, en la que esta, supuestamente, le enviaba un correo electrónico del abogado de la pareja de Ayuso para que lo usara en la Asamblea. Lobato lo mostró en el pleno celebrado ese día, pero siete meses después, a principios de noviembre, lo llevó a una notaría.

El ya ex dirigente socialista, según su versión, quiso certificar que él y Sánchez Acera habían accedido al correo a través de los medios de comunicación, y no porque el Gobierno se lo hubiera dado tras acceder a él ilícitamente. Temía, por lo tanto, que haber enseñado ese documento en un pleno de la Asamblea pudiera acarrearle problemas legales, a raíz del encausamiento del fiscal general del Estado por la filtración de ese mail.

Pocas horas después de que saliese a la luz ese movimiento del diputado socialista, el magistrado Hurtado le citó como testigo por si su declaración ayuda en la investigación a García Ortiz. El juez le ha pedido que entregue el acta que firmó ante notario sobre los mensajes intercambiados con la jefa de gabinete de López, por si sirve de prueba para saber cómo Moncloa accedió al correo que se investiga, si por su publicación en medios, como Lobato ha defendido hasta la fecha, o por otras vías.


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Sobre la firma

Reyes Rincón
Redactora que cubre la información del Tribunal Supremo, el CGPJ y otras áreas de la justicia. Ha desarrollado la mayor parte de su carrera en EL PAÍS, donde ha sido redactora de información local en Sevilla, corresponsal en Granada y se ha ocupado de diversas carteras sociales. Es licenciada en Periodismo y Máster de Periodismo de EL PAÍS.
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