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El líder indio Modi recibe a Sánchez como “amigo” y ambos impulsan contratos multimillonarios

El presidente español se acerca al primer ministro indio para lograr negocios para la industria militar española

El primer ministro Modi y el presidente Sánchez, durante su visita a Vadodara, este lunes.
El primer ministro Modi y el presidente Sánchez, durante su visita a Vadodara, este lunes.REUTERS
Carlos E. Cué

Muy pocas veces en su larga trayectoria internacional había recibido Pedro Sánchez un recibimiento como el que ha tenido en Vadodara, la capital de Guyarat, el Estado indio que es la cuna política del primer ministro, el nacionalista Shri Narenda Modi. La ciudad estaba llena de carteles con la foto de Sánchez, algo completamente inusual en sus viajes. Incluso había algunas gigantografías por las calles con el presidente de cuerpo entero. Además, le prepararon una especie de parada con un coche descapotable en el que estaba junto al líder indio saludando a decenas de personas en las calles. Modi saludaba al público y Sánchez lo hacía con más timidez, poco acostumbrado a un tipo de recepción impensable en Europa, al menos para políticos, no para monarcas.

Pero más allá del entusiasmo de Modi con Sánchez, al que llamó “mi amigo” y con el que pasó toda la mañana en Vadodara, con un encuentro conjunto después en el palacio Laxmi Vilas, ambos mandatarios trasladaron una clara sintonía política que tiene detrás un fuerte componente económico: Sánchez ha viajado a la India para intentar convencer a las autoridades del país de que España debe ser un socio preferente y de que algunas empresas españolas, como Navantia y Airbus, deben quedarse con contratos multimillonarios para la industria militar española.

India es un país en expansión económica y demográfica ―ya se ha convertido en el más poblado del mundo y su PIB ya es el quinto― y en plena carrera armamentística en todo el planeta es uno de los grandes compradores de tecnología militar. De hecho, el acto más importante del día fue la inauguración de una fábrica de aviones de transporte militar, una colaboración de la europea Airbus, con la tecnología centrada en su base en Sevilla, con la india Tata. El acto también se hizo con gran boato y más de 1.000 personas de público. Se trata de un contrato de más de 2.000 millones de euros para construir 56 aviones que el presidente español intentará extender a otros 100 más en el futuro, según fuentes del Gobierno. En la India, un país de 1.400 millones de personas, todo es a lo grande y las empresas españolas, especialmente la industria militar, está deseando entrar como socio prioritario en ese pastel.

“Este acuerdo es la prueba de las excelentes relaciones entre España e India, y es también el éxito de su visión, presidente Modi, de una India potencia industrial”, clamó Sánchez. “Esto le da una nueva dirección a la relación entre España e India. Esto reforzará nuestras relaciones”, remató el primer ministro indio. Ambos buscaron referentes culturales, y mientras Sánchez destacó la fusión en los años 60 que buscaron Camarón de la Isla y el músico indio Ravi Shankar, Modi citó a Antonio Machado y su “caminante no hay camino, se hace camino al andar”. El presidente español centrará su visita también en la industria cinematográfica, donde España sigue creciendo y Bollywood es una gran potencia mundial. “Si las compañías indias quieren crecer, créanme, puede confiar en España”, dijo Sánchez.

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez (derecha), y el primer ministro indio, Narendra Modi, durante el encuentro entre ambos mandatarios en el Palacio Laxmi Vilas, en la localidad de Vadodara (India).
El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez (derecha), y el primer ministro indio, Narendra Modi, durante el encuentro entre ambos mandatarios en el Palacio Laxmi Vilas, en la localidad de Vadodara (India). EFE/Twitter/Gobierno Indio

Lejos de la tensión política en España, donde la coalición progresista ha vivido una de las peores semanas de su historia por la combinación del caso Ábalos y el caso Errejón, Sánchez habla en India solo de economía, un asunto que no logra entrar en la agenda política española, y en el que se siente mucho más cómodo por los buenos datos bajo su Gobierno. Sánchez ha puesto en valor la industria militar española, “que tiene una excelente reputación internacional”.

Uno de los grandes objetivos del viaje es lograr un contrato de 4.800 millones de euros para que la española Navantia fabrique seis submarinos para India. La alemana Thyssen Krupp está compitiendo para este mismo contrato, y la semana pasada viajó el canciller Olaf Scholz con el mismo objetivo. La delegación española cree que el Gobierno indio está a punto de tomar una decisión, y por eso el viaje de Sánchez servirá para vender a Navantia como la mejor opción. El presidente español centra en este tipo de cuestiones sus últimos viajes, como el que le llevó a China para intentar evitar las represalias sobre la industria porcina española por los aranceles a los coches eléctricos chinos de la UE, pero también busca influencia geoestratégica para España y ahí la industria militar española es decisiva.

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