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Un error fruto de la desconfianza que desembocó en la crisis más inesperada para el PP

Dirigentes del partido sostienen que la última palabra en todas las decisiones parlamentarias la tiene Génova, y que correspondía a González Pons validar la posición ante la reforma legal sobre los presos

El líder del PP, Alberto Núnez Feijóo (derecha), junto a Miguel Tellado y Macarena Montesinos en los actos del 12 de octubre.
El líder del PP, Alberto Núnez Feijóo (derecha), junto a Miguel Tellado y Macarena Montesinos en los actos del 12 de octubre.Isabel Infantes (REUTERS)
Elsa García de Blas

El jueves por la mañana, Alberto Núñez Feijóo paseaba solo con su escudera Mar Sánchez por el pasillo de la primera planta del Congreso de los Diputados. El líder del PP y su consejera áulica, que es mucho más que la coordinadora de proyección e imagen que dice su tarjeta de visita, bajaron juntos por la escalera enmoquetada al hemiciclo, donde se debatía la Ley ELA, cuya aprobación, ese día, fue la primera buena noticia de la semana para el jefe de la oposición. Ese jueves, Feijóo sufría el terremoto político causado por el “error injustificable”, en sus propias palabras, de su grupo parlamentario votando a favor de una reforma legal que permitirá que algunos presos de ETA sean excarcelados antes de lo previsto. El líder de los populares volvió a refugiarse en el núcleo gallego con el que llegó a Madrid hace dos años y medio, un reducidísimo grupo del que también forma parte uno de los políticos más afectados por la equivocación fatídica del PP: el portavoz parlamentario, Miguel Tellado.

El pleno de ese jueves dejó otra imagen elocuente. La del espacio físico que pareció abrirse entre los dos escaños contiguos del portavoz parlamentario y de la secretaria general, Cuca Gamarra. Ella ni miró a Tellado ni le habló en toda la sesión.

El fallo de los presos ha desatado un seísmo interno en el PP, porque no afecta a un tema cualquiera. “Estamos ante un asunto que afecta al PP en dos planos: el moral, por el vínculo con las víctimas del terrorismo; y en el de gestión, por la falta de rigor; dos banderas esenciales del PP”, analiza un dirigente del comité ejecutivo popular. “Además”, añade, “la reacción ha sido desproporcionada con lo de Marimar [Marimar Blanco, senadora del PP y víctima del terrorismo, a la que se hizo acudir al debate parlamentario del miércoles y que se sentó junto a Feijóo, tras un aplauso en pie de la bancada popular] y errática, con la tesis de que fuimos engañados”.

¿Fue engañado o no el PP por el Gobierno en la tramitación parlamentaria de la reforma que convalida las penas cumplidas en cárceles europeas, y que posibilitará que algunos etarras sean excarcelados en España antes de tiempo? La respuesta no está clara. La dirección del PP sostiene que sí, que los diputados populares fueron víctimas de una “treta” del Ejecutivo, pero algunos de los parlamentarios del PP directamente implicados en el procedimiento legislativo han revelado que eran conscientes de lo que votaban.

Es el caso de Ana Belén Vázquez, diputada por Ourense y una de las tres ponentes del PP en la norma, que admitió en televisión que respaldaron el dictamen y la ley “porque era una trasposición de una directiva”. Vázquez dijo haber sido consciente, además, de los efectos que tendría en los presos de ETA. Otras fuentes de ese grupo que tramitó la ley afirman que “el jefe” —sin especificar a quién se refieren— dio la orden de apoyarla por ser una trasposición de una norma comunitaria.

Con la llegada de Feijóo, la última palabra en cualquier asunto parlamentario la tiene Génova, algo de lo que se quejan algunos diputados porque ralentiza mucho el trabajo. Todos los parlamentarios están obligados a informar al responsable en el comité de dirección de los temas que le competen. En este caso, el coordinador de área para asuntos de Justicia es el eurodiputado Esteban González Pons. Ana Belén Vázquez y María Jesús Moro, la portavoz del PP en la Comisión de Justicia, las dos diputadas que pilotaron esta reforma, son además sus dos secretarias de área. González Pons, según algunas fuentes conocedoras de la discusión interna, sostuvo el lunes en el comité de dirección que él no sabía nada.

Con todo, en el partido creen que los diputados implicados, aunque sí estuvieran al corriente de lo que se traían entre manos, “no evaluaron correctamente las consecuencias”. El Gobierno tramitó con opacidad la reforma legal, ya que no destacó que afectaría a presos terroristas, e incluyó en una enmienda de Sumar la medida clave, la derogación de la disposición adicional que había aprobado en 2014 el Gobierno de Mariano Rajoy para impedir que la homologación de penas a la que obligaba Europa afectara a los presos de ETA. “Encuentro inexplicable lo que ha pasado en el PP”, reconoce un miembro del núcleo duro de Feijóo.

Tras el tropiezo, conocido a principios de semana, el partido entró en shock y la dirección improvisó una respuesta que para muchos resultó sobreactuada. “La reacción se les fue de las manos”, estima un dirigente. Además de utilizar a Marimar Blanco para atajar las fugas de agua en la credibilidad del PP, el portavoz parlamentario, Miguel Tellado, terminó indignando a parte del colectivo de víctimas del terrorismo. Varios familiares le pidieron una rectificación después de que en la sesión del miércoles, para reprochar al PSOE la reforma legal, enseñara un cartel con fotografías de cargos socialistas asesinados por la banda. Una escena que completó la secretaria general del grupo popular, Macarena Montesinos, sonriendo a su lado. La intervención del portavoz provocó malestar entre algunos de sus compañeros. Y el propio Feijóo tildó el sábado de “discutible” el gesto de Tellado.

La pregunta que recorre el PP es qué consecuencias internas tendrá el inesperado error sobre los presos de ETA. Génova se apresuró a descartar ceses, mientras algunos miembros del partido apuntan a problemas más de fondo. “Esto ha sido una cadena de errores fruto de la desconfianza del núcleo de Feijóo. Los asuntos los ven muy pocos ojos por eso. Él se ha encastillado con los gallegos, y ahora a ver cómo lo deshace. Tellado es la persona más leal a Feijóo, pero esto también afecta a Álvaro Pérez, que es el coordinador de comisiones y pertenece al núcleo gallego, que lo revisa todo”, apunta un parlamentario, que insiste en que se depuren responsabilidades: “¿Qué es esto de que las pifias no pasen factura? ¿Qué estamos trasladando a la ciudadanía, que la política es un monopoli?”.

En el partido abundan en cambio quienes creen que Feijóo no hará rodar cabezas. Algunas fuentes señalan que Tellado ha quedado tocado, pero que su cercanía con el líder le blinda. González Pons también está salpicado por el error. “Creo que no va a ocurrir nada. Pero la herida va más allá de si dimite o no alguien. Es un asunto que ha decepcionado mucho a nuestros afiliados, y no será sencillo reanimarlos. Lo que creo es que hay que diseñar una estrategia para recuperar la confianza, que es lo que ha quedado dañado”, plantea un dirigente. Otra fuente del núcleo duro del líder del PP prevé que Feijóo “hará un estudio detallado de los controles” internos del trabajo parlamentario, pero no cree que vaya a relevar a nadie.

Lo importante para Feijóo es que, de momento, la crisis interna parece contenida. La semana del líder del PP empezó a mejorar la tarde del jueves, cuando se conoció el extenso informe de la UCO que sitúa al exministro de Fomento y exsecretario de Organización del PSOE José Luis Ábalos al borde de la imputación. El PP de Isabel Díaz Ayuso destaca ese revés para el Gobierno como clave para no hacer leña del árbol caído en el patinazo de los presos. “El error del PP es garrafal. Pero con los Koldos, Aldamas, Begoñas... Nadie va a estar en el partido con ganas de pasarle la factura a Feijóo por esto”, apuntan fuentes del PP madrileño. Al líder del PP, creen en su círculo de poder, le ha salvado el caso Koldo. Y de hecho el mandatario ha convocado este domingo, con carácter de “urgencia”, a su comité de dirección para dar respuesta a “la gravedad” de ese caso. “La conversación ha cambiado”, argumentan en la dirección popular, “y ya estamos en otra pantalla”.

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Sobre la firma

Elsa García de Blas
Periodista política. Cubre la información del PP después de haber seguido los pasos de tres partidos (el PSOE, Unidas Podemos y Cs). La mayor parte de su carrera la ha desarrollado en EL PAÍS y la SER. Es licenciada en Derecho y en Periodismo por la Universidad Carlos III de Madrid y máster en periodismo de EL PAÍS. Colabora como analista en TVE.
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