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La Audiencia de Cádiz condena a 28 años a un narco por atropellar a un policía en Algeciras

La víctima, que sufrió heridas graves en un brazo en el transcurso de una persecución, acabó con una discapacidad reconocida del 60%

El coche de la Policía Nacional quedó siniestrado en el arcén, tras ser embestido por un todoterreno cargado de droga en Algeciras, en septiembre de 2020.
El coche de la Policía Nacional quedó siniestrado en el arcén, tras ser embestido por un todoterreno cargado de droga en Algeciras, en septiembre de 2020.El País
Jesús A. Cañas

La Sección en Algeciras de la Audiencia Provincial de Cádiz ha condenado a un narcotraficante a 28 años y dos meses de prisión por atropellar con un todoterreno cargado de hachís a un policía en la madrugada del pasado 5 de septiembre de 2020. El ataque se produjo en el transcurso de una persecución policial en Algeciras en la que Isaías M. S., conocido como Rayo Maquin [sic], provocó heridas de gravedad en el brazo, la cara y la pierna al inspector Francisco Javier G. S., al que arrolló justo cuando se bajaba del vehículo policial para zafarse del ataque. Ahora, la sentencia considera al traficante autor de un delito de atentado con uso de instrumento peligroso y dos delitos de asesinato en grado de tentativa.

La sentencia 214/24 del 30 de julio, a la que ha tenido acceso EL PAÍS, condena también a Isaías M. por un delito contra la salud pública y otro de receptación (adquirir, recibir u ocultar bienes que provienen de un delito). Además, el pronunciamiento también fija penas para dos compinches del principal investigado, Alexis O., al que fija una condena de tres años y seis meses por un delito contra la salud pública y a Mohamed A. a un año de prisión por otro delito de tenencia ilícita de armas. La sentencia —contra la que cabe recurso de apelación ante el Tribunal Superior de Justicia de Andalucía— hace suyas las aseveraciones de varios de los agentes testigos del atropello y asegura que el autor tenía un ánimo “suicida u homicida” cuando estampó su vehículo contra el indicativo policial, sin aminorar la marcha, ni corregir el rumbo.

Los hechos ocurrieron en torno a las 6.35 horas del 5 de septiembre de 2020, en una carretera algecireña conocida popularmente como de los yanquies. Los investigadores de la Policía Nacional tuvieron conocimiento esa noche de un alijo de hachís en la zona de Getares que derivó en una persecución en la que se vio implicado el BMW que conducía Isaías M., un vehículo que había sustraído apenas un mes antes en Marbella. El todocamino iba cargado con 17 fardos de hachís, más de 500 kilos de droga. El coche policial, un Toyota Prius, que conducía Francisco Javier G. y en el que viajaba de copiloto un agente en prácticas que llevaba pocos meses en su puesto se colocó en la carretera en el sentido de la vía con la intención de cortarle el paso, pero dejando espacio suficiente para pasar a su lado sin impactar contra él.

Sin embargo, Isaías M. continuó la marcha a gran velocidad. Eso hizo que los dos agentes intentaran salir del coche. Ahí fue cuando Francisco Javier G. recibió un impacto a gran velocidad que le provocó graves daños en el brazo, la pierna, el pie y la cara. El agente, al que se le ha reconocido una discapacidad del 60%, estuvo un mes en la UCI, estuvo a punto de perder el brazo, ya acumula más de 20 operaciones y tiene secuelas que le impiden hacer una vida normal y totalmente autónoma.

“Un vehículo con una tara [carga permitida] de unos 2.000 kilos, que además va cargado con otros 500; como señala uno de los agentes que comparece como testigo, es un tanque, que va a impactar contra un ‘juguete”, argumenta la sentencia, que basa parte de su argumentación en justificar que la actitud del conductor estaba motivada más en “causar el mayor daño, incluido el personal”, que en inutilizar el coche policial que intentaba cortarle el paso. De hecho, el pronunciamiento considera que Isaías M. actuó “con conocimiento de la capacidad homicida del vehículo y previendo la posibilidad de acabar con la vida de los agentes”.

La sentencia ha sido recibida con satisfacción por la acusación ejercida por Jupol, el sindicato mayoritario de la policía, y por la fiscal antidroga del Campo de Gibraltar, Macarena Arroyo, que ha formado parte de estos cuatro años de instrucción realizada por el Juzgado Número 3 de Algeciras. “La satisfacción es porque se haga justicia. Pero es uno de los atentados más graves y salvajes que ha provocado unas lesiones que el agente nunca olvidará porque nunca recuperará su vida normal”, ha aseverado Arroyo. Por su parte, desde Jupol han calificado el pronunciamiento como “ejemplarizante”. “Ojalá sirva para acabar con la sensación de impunidad con la que actúan los narcos en el Campo de Gibraltar y resto de provincia de Cádiz”, apuntan desde la asociación profesional.

El ataque sufrido por el policía de Algeciras se suma una lista de ataques, agresiones, embestidas en tierra en mar e incluso tiroteos con los que los narcos reciben a los agentes, acrecentadas desde el cerco policial que ejerce el Ministerio del Interior en el Estrecho de Gibraltar desde 2018. Pese a que desde el entorno de estos traficantes se suele argumentar que dicha respuesta se debe a que creen estar siendo víctimas de un vuelco —robos entre narcos en los que los agresores suelen llevar chalecos policiales falsos—, la Fiscalía Antidroga de Andalucía lleva años alertando de la violencia creciente de la que hacen gala los narcotraficantes. La situación reciente más grave de estos ataques se produjo el pasado mes de febrero, cuando los ocupantes de una narcolancha mataron a dos guardias civiles en el puerto de Barbate.

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Sobre la firma

Jesús A. Cañas
Es corresponsal de EL PAÍS en Cádiz desde 2016. Antes trabajó para periódicos del grupo Vocento. Se licenció en Periodismo por la Universidad de Sevilla y es Máster de Arquitectura y Patrimonio Histórico por la US y el IAPH. En 2019, recibió el premio Cádiz de Periodismo por uno de sus trabajos sobre el narcotráfico en el Estrecho de Gibraltar.
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