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Vox rompe los pactos con el PP y pasa a la oposición en las cinco autonomías donde cogobernaba

El líder ultra anuncia, tras reunirse tres horas con la cúpula de su partido, la dimisión de los cuatro vicepresidentes regionales, pero evita citar a los consejeros de su formación y teme fugas

Santiago Abascal anuncia la ruptura con el PP en seis comunidades, retirando su apoyo parlamentario y con la dimisión de sus vicepresidentes.
Miguel González

El presidente de Vox, Santiago Abascal, ha anunciado que su partido retira su apoyo parlamentario a los gobiernos autonómicos de coalición con el PP en Castilla y León, Aragón, Comunidad Valenciana, Murcia y Extremadura, así como en Baleares, donde el partido ultra no forma para del Ejecutivo, pero lo apoya desde fuera. “Es imposible pactar con quien no quiere hacerlo”, ha dicho Abascal, tras desgranar una catarata de reproches al presidente del PP, Alberto Núñez Feijóo.

“Los vicepresidentes de estos gobiernos presentarán su dimisión y Vox pasará a la oposición, tan leal como contundente”, ha añadido Abascal, quien sorprendentemente no ha citado a los consejeros autonómicos que tiene su partido. En la dirección de Vox no las tienen todas consigo y no descartan que se puedan producir “casos individuales” de indisciplina. La formación ultra tiene algo más de un centenar de altos cargos en los cinco gobiernos regionales; entre consejeros, viceconsejeros, directores generales y directivos de entidades o empresas públicas, además de asesores.

Abascal ha anunciado la decisión en una comparecencia sin preguntas, flanqueado por sus cuatro vicepresidentes regionales y con los restantes miembros de la cúpula del partido en segunda fila, tras una reunión urgente y extraordinaria del Comité Ejecutivo Nacional (CEN) que se ha prolongado durante tres horas. El líder de Vox ha ironizado sobre la demora de su comparecencia asegurando que algunos especulaban ya con que se estaban “agarrando a los sillones”, pero ha asegurado que no tienen “ningún apego a los cargos” y ha calificado la decisión como “una de las más importantes de la historia política” de su partido. A la cita han acudido todos los miembros de la cúpula de Vox, salvo el secretario general y vicepresidente, Ignacio Garriga, cuya ausencia se ha excusado por el inminente nacimiento de su nuevo hijo.

Abascal ha asegurado que su partido “ha cedido, quizá a veces demasiado”, para mantener los gobiernos de coalición con el PP y forjar “una alternativa al Gobierno corrupto” de Pedro Sánchez, pero ha acusado a Feijóo de haberse dedicado “a impedir primero y torpedear después todos los acuerdos con Vox en las regiones. Y hemos de decir que lo ha conseguido”, ha apostillado. Por la mañana, a su llegada al Congreso, ya había dado por rotos los acuerdos de coalición con el PP y había echado la culpa al líder de los populares. “El señor Feijóo es el que ha decidido romper los gobiernos regionales al impedir a los líderes regionales [de su partido] votar en contra del reparto de menas”, dijo, en alusión a los 347 menores extranjeros no acompañados que serán distribuidos entre las comunidades autónomas en aplicación del acuerdo alcanzado el miércoles en la Conferencia Sectorial de Infancia y Juventud celebrada en Tenerife.

El líder de Vox no ha dicho que la decisión de aceptar a los menores extranjeros supusiera un incumplimeinto de los pactos firmados en las comunidades donde cogobernaban, pero sí que el PP lo había hecho “a sabiendas de que su socio de Gobierno no estaba de acuerdo y le causaba una gran preocupación”. Según Abascal, Feijóo “obligó a sus presidentes autonómicos a mentir y confundir a su socio”; es decir, a los consejeros de Vox, a quienes les habrían dicho que iban a abstenerse en la cita de Tenerife. “Se lo habíamos advertido por activa y por pasiva”, ha añadido, para justificar la ruptura.

La decisión tomada este jueves por la cúpula del partido ultra supone su salida de los cinco gobiernos de los que forma parte (Castilla y León, Comunidad Valenciana, Murcia, Aragón y Extremadura), en los que el partido ultra tiene 12 consejeros, incluidos los cuatro vicepresidentes: el castellano-leonés Juan García-Gallardo, el valenciano Vicente Barrera, el murciano José Ángel Antelo y el aragonés Alejandro Nolasco. Todos ellos forman parten del Comité Ejecutivo Nacional (CEN), ya que Abascal los incorporó en la asamblea extraordinaria del partido en junio pasado, aunque ya antes formaban parte del Comité de Acción Política que dirige el día a día de la formación.

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La presencia en la cúpula del partido de los cuatro barones regionales ha servido a Abascal para acallar posibles voces disidentes. Hasta ahora, ningún dirigente de la formación ha expresado discrepancias en público, aunque algunos lo hayan hecho en privado, como varios consejeros castellano-leoneses, que han asistido a la reunión del Consejo de Gobierno regional. Por el contrario, los consejeros murcianos de Vox han plantado al presidente autonómico, Fernando López Miras, mientras que los aragoneses han cancelado su agenda pública. De su lado, el valenciano Barrera se ha declarado “a las órdenes” del partido. “Por supuesto, seguiré la disciplina y haré lo que mi partido considere”, declaró el todavía vicepresidente de la Generalitat antes de acudir a Madrid.

El anuncio de Abascal ha tenido efectos inmediatos. Menos de una hora después de su comparecencia, el Diario Oficial de la Generalitat Valenciana (DOGV) ha publicado el cese del vicepresidente primero, la consellera de Justicia y el conseller de Agricultura, los tres representantes del partido ultra en el Gobierno del popular Carlos Mazón. agradeciéndoles los servicios prestados.

Vox no ha aclarado si la ruptura en los cinco gobiernos regionales se ampliará también al más de un centenar de ayuntamientos que gobiernan en coalición; entre ellos, algunos tan importantes como los de Valencia, Valladolid, Toledo, Burgos, Guadalajara, Ciudad Real, Móstoles o Alcalá de Henares; estos dos últimos en Madrid. El divorcio sí afectará al pacto en Baleares, donde Vox no forma parte del Gobierno autonómico, pero sí del Consejo Insular de Mallorca. En principio, Vox conservará las presidencias de las asambleas regionales de la propia Baleares, la Comunidad Valenciana y Aragón, que obtuvo con el apoyo del PP.

Un giro de 180 grados en la estrategia

La ruptura de los pactos de coalición supone un giro de 180 grados en la estrategia de Vox que, tras las elecciones autonómicas de mayo pasado, puso todo su empeño en entrar en los gobiernos regionales, aun al precio de mantener un duro pulso con la líder del PP extremeño y actual presidenta regional, María Guardiola. En la asamblea ordinaria de Vox, celebrada el pasado 28 de junio, Abascal presumió de su entrada en los gobiernos regionales como uno de los mayores logros de su mandato.

Este no es, sin embargo, el único giro drástico en su estrategia que Vox ha dado en las últimas semanas. El partido ultra anunció por sorpresa el pasado día 5 que cambiaba de grupo parlamentario en el Parlamento Europeo y dejaba a los Conservadores y Reformistas Europeos (ECR) para pasarse a la nueva plataforma Patriotas por Europa. Vox no solo dejaba plantada a la primera ministra italiana Giorgia Meloni, con la que Abascal asegura mantener una fuerte amistad, sino que se incorporaba a un grupo que, aunque promovido por el primer ministro húngaro Viktor Orbán, ha quedado bajo la dirección de la Agrupación Nacional francesa, tras el desembarco en el mismo de los 30 eurodiputados de Marine Le Pen, Solo unos días antes, el grupo ECR, del que Vox formó parte en la anterior legislatura, había presentado a su nueva dirección, con el eurodiputado ultra español Hermann Tertsch como vicepresidente.

Mientras el ECR agrupaba a partidos ultraconservadores, pero inequívocamente atlantistas, como el polaco Ley y Justicia, Patriotas por Europa reúne a las formaciones de extrema derecha más próximas a Rusia, como la Liga de Salvini, la Agrupación Nacional de Le Pen o el Fidesz de Orbán. También son las formaciones que más beligerantes se han mostrado con la inmigración, especialmente la procedente de los países musulmanes, que han convertido en una de sus señas de identidad, al igual que el rechazo a la construcción europea.

El cambio de estrategia supone que Vox pasa de intentar llegar al poder de la mano del PP (como hizo Fratelli d’Italia de Meloni, que comenzó como socio minoritario de Forza Italia, el partido de Silvio Berlusconi) a confrontar con los populares para intentar sustituirlos como fuerza hegemónica de la derecha (siguiendo el modelo de Le Pen con Los Republicanos franceses). La dificultad radica en que el sistema electoral francés, a dos vueltas, lleva a que solo quede una fuerza política en cada campo ideológico, mientras que el italiano, como el español, es más proporcional y propicia las coaliciones.

Otro factor que, según reconocen fuentes del partido, ha influido en su giro estratégico es la irrupción, en las elecciones al Parlamento Europeo del pasado 9 de junio, de una nueva formación de ultraderecha, Se Acabó la Fiesta, liderada por el agitador en las redes Alvise Pérez, que obtuvo 800.000 votos y tres escaños, la mitad de lo que consiguió Vox tras una intensa y costosa campaña electoral.

Sobre la firma

Miguel González
Responsable de la información sobre diplomacia y política de defensa, Casa del Rey y Vox en EL PAÍS. Licenciado en Periodismo por la Universidad Autónoma de Barcelona (UAB) en 1982. Trabajó también en El Noticiero Universal, La Vanguardia y El Periódico de Cataluña. Experto en aprender.
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