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Obituario
Perfil
Texto con interpretación sobre una persona, que incluye declaraciones

¿Qué Ludolfo?

Ludolfo Paramio, físico reconvertido en científico social, fue un destacado intelectual del PSOE en la transición

El secretario de Formación del PSOE, Ludolfo Paramio, en una imagen de 1996.
El secretario de Formación del PSOE, Ludolfo Paramio, en una imagen de 1996.
Mercedes Cabrera

Todos guardamos recuerdos de las personas que hemos querido y admirado durante tanto tiempo. Ludolfo Paramio es para mí una de ellas. Hace muchos años, más de 40, llamó un día a mí casa y mi hijo, que entonces tenía cuatro años, cogió el teléfono y preguntó “¿De parte de quién?”. “De Ludolfo”, contestó. “¿Qué Ludolfo?”, dijo mi hijo. “Vamos a ver, criatura, ¿cuántos Ludolfos conoce tu madre?”, replicó Paramio con esa sorna tan suya.

A Paramio se le olvidó aquella conversación, pero a mí no. Y era raro, porque tenía una memoria deslumbrante. Alguna vez le desafiamos a reproducir un texto largo y complicado después de haberle echado tan solo un vistazo y lo cantó literalmente. También estábamos acostumbrados a oírle intervenciones públicas, sin tropiezos ni dudas, sin papeles delante, siguiendo sin aparente esfuerzo un guion ordenado, pero nunca simplista. Así era Paramio, un físico reconvertido en científico social, al servicio de un compromiso político de los de antes, sin concesiones a la demagogia ni más sometimiento que a la reflexión teórica y a la crítica fundamentada, siempre dispuesto a acercarnos a lo que se escribía y debatía sobre la política, la historia y los avatares de la socialdemocracia, sin rebajas ni complacencias.

Dispuesto también a asumir responsabilidades públicas, pero solo allí donde creía que podía llevar a cabo un tipo de tarea para la que consideraba útil: el análisis y la proyección. Quienes estuvimos cerca en aquellos tiempos en los que Fernando Claudín dirigía la Fundación Pablo Iglesias, Santos Juliá organizaba seminarios y Paramio, junto con Jorge Reverte, impulsaban revistas como Zona abierta o En Teoría sabemos de su inmensa cultura y también de su pasión por el cine de Humphrey Bogart, por la novela policiaca y por la música de los Pretenders, que escuchaba a todo volumen con sus cascos mientras leía y escribía.

Ayer fue un día triste, de esos en los que uno se da cuenta de pronto de una enorme pérdida. Vamos a echarle mucho de menos en estos tiempos de incertidumbres, en los que no se escuchan voces como la suya.

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