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La cita de dos amigos para festejar la luna llena en Tailandia que acabó en muerte y descuartizamiento

El caso de Daniel Sancho, autor confeso del asesinato del cirujano Edwin Arrieta, sacude la paradisiaca isla de Kho Phangan

Daniel Sancho (en el centro), autor confeso de la muerte del cirujano Edwin Arrieta, en la reconstrucción de crimen junto a agentes de la policía tailandesa en Koh Phangan (Tailandia), en una imagen difundida este domingo.Foto: ROYAL THAI POLICE HANDOUT (EFE) | Vídeo: EPV (Reuters | Nation TV | EFE)

Kho Phangan es una de las islas más turísticas de Tailandia, mundialmente conocida por albergar la fiesta de la luna llena, durante la cual las playas se abarrotan de personas celebrando con música hasta el amanecer. Daniel Sancho Bronchalo y Edwin Arrieta habían quedado en encontrarse en el paradisiaco lugar para asistir a los festejos, un encuentro que acabó con la muerte y el descuartizamiento del segundo, cirujano plástico colombiano, a manos del primero, cocinero español e hijo del actor Rodolfo Sancho, que ha confesado el crimen.

Arrieta, de 44 años, reservó un hotel del 31 de julio al 3 de agosto, pero fue su amigo español, de 29, quien llegó a la isla antes que el colombiano, aunque no ha trascendido cuándo. El mismo día 31 Sancho hizo el registro de la habitación, de acuerdo con lo descrito por la policía a los medios locales. Sancho asegura que fue Arrieta quien decidió unirse a su viaje. La policía tailandesa sostiene que el colombiano pagó todos los gastos.

Daniel Sancho y el cirujano Edwin Arrieta, en Tailandia.
Daniel Sancho y el cirujano Edwin Arrieta, en Tailandia.Policía de Tailandia

Aunque Sancho se quedaba en la habitación que reservó Arrieta, el hijo del actor Rodolfo Sancho (y nieto a su vez de Sancho Gracia) tenía otra reserva hotelera, para el martes 1 y miércoles 2 de agosto, en un alojamiento cercano a la playa Salat, según confirmó la policía al diario tailandés Bangkok Post. El martes, ambos cenaron en un restaurante cercano a este segundo hotel. La tarde-noche de ese día, el español fue captado por las cámaras de seguridad comprando cuchillos, guantes de goma, bolsas de basura y utensilios de limpieza en una tienda, según esa misma fuente.

En su primera declaración a la policía, Sancho aseguró que había visto por primera vez en este viaje a Arrieta ya el miércoles 2 de agosto, alrededor de las tres de la tarde (10 de la mañana en España), cuando acudió al muelle de Koh Phangan para recogerlo. Según añadió Sancho en su declaración policial, ambos fueron a comer a un restaurante y después visitaron la playa Haad Rin, cercana al hotel en el que se alojaban. El crimen se había producido un día antes.

Vertedero de Koh Phangan (Tailandia), donde se encontraron restos humanos.
Vertedero de Koh Phangan (Tailandia), donde se encontraron restos humanos.SITTHIPONG CHAROENJAI (EFE)

Ya en su confesión del sábado, Sancho alegó que Arrieta acudió el martes a su habitación de hotel pidiéndole mantener relaciones sexuales. Según lo expuesto ante los agentes, el español se negó y, en un ataque de ira, empujó a su amigo, quien cayó y se golpeó la cabeza con la bañera. Sancho decidió deshacerse del cadáver desmembrándolo y arrojando los trozos del cuerpo del colombiano en diferentes lugares de la isla, entre ellos, el mar.

Para ello, adquirió un kayak que fue encontrado el sábado a unos 300 metros del hotel donde tuvo lugar el asesinato. Según han relatado las encargadas de la tienda a la que pertenece la canoa, Sancho entró el martes sobre las nueve de la noche (cuatro de la tarde, hora peninsular española) visiblemente agitado, pidiendo “alquilar un barco”. Aunque en un inicio ambas alegaron que no era seguro que un turista navegara por la noche, terminaron aceptando los 1.000 dólares (unos 900 euros) que el español ofreció cuando insistió en “comprarlo”.

Después de lanzar al mar una maleta con algunos de los restos de Arrieta, Sancho regresó a su habitación. Hizo el registro de salida a las nueve de la mañana del jueves, según el Bangkok Post. Durante el día, los medios locales se hicieron eco de que un recolector de basura había encontrado alrededor de las 12.30 en un vertedero de la isla una pelvis seccionada e intestinos humanos escondidos en una bolsa de fertilizantes. En un artículo publicado en esa jornada, el diario tailandés informaba de que la policía estimó que el asesinato se había producido al menos 24 horas antes de que se hallasen las partes del cuerpo y que estas, por su tamaño, debían pertenecer a un extranjero.

Sancho, que es chef del servicio de catering de Madrid La Bohéme, acudió ese jueves a la fiesta de la luna llena con dos chicas que conoció en el hotel. Tras regresar de la celebración —y después de que la noticia de un asesinato saltara a la prensa— denunció la desaparición de su amigo colombiano, quien, dijo, había llegado el miércoles a la isla. Esto es, un día después del asesinato.

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Daniel Sancho (con gorra) con agentes de la policía tailandesa en la reconstrucción de los hechos. ROYAL THAI POLICE HANDOUT (EFE)

El viernes, durante una nueva búsqueda en el mismo vertedero, se encontraron en una bolsa de plástico más restos humanos, entre ellos dos partes de extremidades inferiores, además de algunas prendas de ropa, reportaba esa misma jornada el diario de la capital tailandesa. Tras esos descubrimientos, los agentes decidieron interrogar el viernes a Sancho como sospechoso, también a raíz de haberse percatado de que el cocinero español mostraba cortes y arañazos en su cuerpo cuando se personó en comisaría para denunciar la desaparición, según Efe.

Cuando la policía inspeccionó la habitación que había reservado Sancho, encontró que tanto el frigorífico, como el baño y el fregadero estaban completamente limpios, pero los forenses recogieron muestras de cabello, grasa y tejido del desagüe. Sancho ha estado bajo custodia policial desde el viernes. El domingo, frente a sus abogados de oficio tailandeses y varios agentes en la comisaría de policía de Koh Phangan, reconoció a la agencia Efe: “Soy culpable, pero yo era el rehén de Edwin”. Antes, en un primer interrogatorio, había negado ser el autor de los hechos. Al ser preguntado sobre si se sintió forzado por la policía a declararse culpable, contestó: “No me sentí cómodo, pero tampoco forzado”, e insistió en que las autoridades tailandesas lo estaban tratando bien y en que no había recibido malos tratos: “Nadie me ha pegado ni me ha hecho daño”.

Sancho ha negado mantener una relación sentimental con la víctima, como había declarado la familia de Arrieta a los investigadores del caso y recogían los medios tailandeses. “Él estaba obsesionado conmigo. Me engañó, me hizo creer que lo que quería era hacer negocios conmigo, meter dinero en la empresa de la que soy socio. […] Pero era todo mentira. Lo único que quería era a mí, que fuera su novio”, señaló. “Cada vez que intentaba alejarme de él, me amenazaba”, expresó a los periodistas de la agencia Efe.

El domingo, los agentes tailandeses llevaron a Sancho a diferentes puntos de la isla para la reconstrucción del crimen y el Tribunal Provincial de Koh Samui aprobó una orden judicial contra el acusado, que presumiblemente será trasladado a esa localidad este lunes. La orden judicial se emitió tras obtener los resultados de las pruebas llevadas a cabo con los restos humanos encontrados en un vertedero de la isla y las muestras de cabello, grasa y tejido que los forenses obtuvieron del desagüe de la habitación en la que presuntamente se produjo el homicidio. El ADN se corresponde con el de Arrieta, un cirujano oriundo de la población colombiana de Lorica, en el departamento de Córdoba, en el norte del país, dueño de una clínica en la ciudad de Montería.

El chef español está acusado de asesinato premeditado, ocultación y sustracción de partes del cuerpo para encubrir la muerte o la causa de esta. El Código Penal de esta nación del sureste asiático considera el homicidio y el asesinato unos de los delitos más graves, castigados con la cadena perpetua e, incluso, la pena de muerte, aunque esta puede ser conmutada por el rey Maha Vajiralongkorn. De hecho, ya lo hizo hace tres años con el español Artur Segarra, quien en 2016 fue condenado a la pena capital por asesinar y desmembrar a David Bernat en Bangkok. Segarra cumple ahora con la prisión permanente. El artículo 288 de la norma también baraja una condena de entre 15 y 20 años de cárcel por asesinato, que pueden incrementarse si hay agravantes.

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