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Cae una banda de sicarios británicos que intentó asesinar a tiros a un grupo rival en Marbella

La Policía Nacional detiene a seis personas que tirotearon a tres ciudadanos irlandeses mientras pescaban en un lago marbellí

Uno de los detenidos durante la operación policial.
Uno de los detenidos durante la operación policial.
Nacho Sánchez

El pasado 20 de septiembre tres ciudadanos irlandeses fueron tiroteados cuando pescaban en un lago de Marbella (Málaga, 150.725 habitantes). Un vehículo se les acercó a toda velocidad y sus ocupantes abrieron fuego. Solo hirieron a uno de los hombres, que ingresó en el hospital Costa del Sol por sus propios medios. La Policía Nacional abrió entonces una investigación que apuntaba a un ajuste de cuentas. El caso ha sido ya resuelto con la detención de seis personas procedentes de Reino Unido que formaban una organización de sicarios. Con antecedentes policiales en las islas británicas, mataban a sueldo, aunque esta vez fallaron. Se les han intervenido armas de guerra, pistolas, municipio y varios machetes. Dos de ellos están ya en prisión.

La principal hipótesis con la que trabajaron los investigadores desde el primer momento fue la de un ajuste de cuentas. Todo cuadraba por la forma en la que habían ocurrido los hechos. Los ahora arrestados se habían acercado en un coche robado hasta al lugar donde los ciudadanos irlandeses estaban, les dispararon y acto seguido escaparon de allí. Cuando los servicios sanitarios y las patrullas policiales acudieron al lugar tras la llamada de un vecino al servicio de Emergencias 112 Andalucía, no encontraron ni rastro de los agresores, ni de las víctimas. Solo uno de los hombres recibió un disparo e ingresó por su propio pie en el hospital Costa del Sol, aunque su vida nunca corrió peligro.

Los sicarios, todos de nacionalidad británica, son veinteañeros. Pertenecen a una banda dedicada al narcotráfico que se ha asentado a Málaga. Se cree que sus víctimas también, ya que tienen igualmente antecedentes por tráfico de drogas en su país, según pudo confirmar la Policía Nacional. Son grupos rivales que ya habían tenido sus rencillas en suelo británico y que han trasladado sus disputas al litoral malagueño. Fuentes del caso no revelan exactamente la causa que originó este tiroteo, pero sí confirman que existe una larga enemistad entre unos y otros.

Los ahora detenidos disponían de dispositivos GPS para conocer los movimientos y las localizaciones en cada momento de sus objetivos. Lo hacían para “poder elegir el mejor momento y lugar idóneo para actuar con total impunidad”, según relata uno de los agentes que ha formado parte de la investigación. Cuando los sicarios descubrieron que sus objetivos solían acudir a pescar al Lago de las Tortugas, se apostaron por ese sitio y esperaron. El lago es una pequeña charca ubicada al norte del municipio marbellí, junto a la autopista AP7, escondido entre una arboleda y apartado de las urbanizaciones cercanas. Allí acudieron, en un coche robado con placas falsas, durante la soleada tarde del 20 de septiembre, supuestamente para acabar con la vida de los tres aficionados a la pesca. Pero fallaron.

Decidieron entonces pasar un tiempo ocultos para evitar ser localizados por la policía. Se establecieron en distintos municipios de la Costa del Sol —Marbella, Estepona, Fuengirola y Coín— y redujeron al mínimo su actividad. Hasta que se relajaron demasiado y, confiados, se marcaron un nuevo objetivo. No sabían entonces que la Policía Nacional les tenía controlados. Y antes de que pudieran llevar a cabo un nuevo intento de asesinato, el pasado 1 de febrero los policías procedieron a la detención de los seis investigados. La operación ha sido liderada por el Grupo II de la Unidad de Drogas y Crimen Organizado (Udyco) de la Costa del Sol y los agentes del Grupo de Respuesta Especial para el Crimen Organizado (Greco) Costa del Sol.

En los registros realizados durante la denominada operación Tortuga se han intervenido cuatro pistolas, un revólver, un subfusil, 300 cartuchos de diverso calibre, varios machetes, dos pistolas táser, un chaleco antibalas, pasamontañas, bridas, un sistema de localización GPS, inhibidores, el vehículo sustraído y 300 pastillas de éxtasis. Todas las armas, según la policía, estaban cargadas y dispuestas a ser utilizadas. De hecho, en una de las intervenciones uno de los ahora arrestados encañonó a los policías, aunque desistió después de que los agentes realizaran varios disparos intimidatorios.

A los seis detenidos se les considera presuntos responsables de los delitos de pertenencia a organización criminal, asesinato, depósito de armas de guerra, tenencia ilícita de armas, falsificación y receptación. Tras ser puestos a disposición judicial, dos de ellos han ingresado ya en prisión. El caso está en manos del juzgado de Instrucción número 4 de Marbella.

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