Lluvia, barro y un helicóptero averiado: así fue el rescate en el accidente del río Lérez de Pontevedra
El temporal complicó el dispositivo de búsqueda de las víctimas y el autocar aún no ha podido ser izado desde el río
El amasijo de metal azul en que quedó convertido el sábado por la noche el autobús siniestrado en la parroquia de Pedre, en el municipio de Cercedo-Cotobade (Pontevedra), seguirá en el río hasta, por lo menos, el próximo martes, cuando el temporal dé una tregua y los técnicos tengan más certezas sobre las opciones para su retirada. De los seis pasajeros fallecidos, dos de ellos (junto con los dos supervivientes rescatados) fueron recuperados esa misma noche en el interior del autobús que, por causas que aún se desconocen, se precipitó desde el puente, y los cuatro restantes fueron hallados con cuentagotas este domingo desde primera hora de la mañana en un día de lluvias intermitentes.
El río Lérez bajaba con mucha fuerza por el agua caída este fin de semana y el operativo, formado por bomberos de Ribadumia y O Deza (Pontevedra), efectivos del Grupo de Emergencias Supramunicipal (GES) de A Estrada, la Guardia Civil, Protección Civil y el Grupo de Apoio Loxístico de la Axencia Galega de Emerxencias, tuvo muchas dificultades para recuperar los cuerpos. El mayor problema fue la distancia que separaba el puente del lugar donde se encontraba el autocar: 29 metros medidos exactamente a media tarde de este domingo con una cuerda deslizada para intentar fijar el vehículo para que no se lo llevase la corriente.
Varios metros de valla arrancados de cuajo, junto con el guardarraíl, daban una idea desde lo alto de la infraestructura de lo violento que pudo ser el choque. Un bosque de robles, helechos y mucha maleza en los márgenes del río complicaron el rescate. El puente tuvo que ser cortado durante la noche del sábado y hasta mediados de la tarde del domingo no se pudo reabrir. Sobre él se instalaron dos carpas para que los efectivos pudiesen trabajar.
Rescate agónico
A primera hora del día de Navidad el Grupo de Montaña de la Guardia Civil de Trives localizó el tercer cuerpo, el cadáver de una mujer, en el interior del autobús, y poco después siguió un cuarto cerca del lugar. Hacia la una de la tarde las fuerzas de seguridad informaban de que los buzos habían hallado al quinto fallecido a medio kilómetro río abajo. La fuerza del agua impidió el uso de lanchas que ya estaba en zona y varias unidades se desplazaron por una carretera secundaria para, con la ayuda de motosierras, poder despejar el embarrado camino de bajada. Al mismo tiempo, el alcalde de Cerdedo-Cotobade, Jorge Cubela, informaba de que el helicóptero Helimer, de Sasemar (Sociedad Estatal de Salvamento y Seguridad Marítima), estaba averiado, por lo que hubo que esperar a que fuera desplazado otro helicóptero del Servicio de Guardacostas. Fue esa nave la que recuperó los cuerpos de los dos últimos fallecidos —el más joven, un chico de 21 años, vecino de Nigrán, cuando volvía a llover con fuerza. El regidor, que siguió en todo momento las labores de rescate, admitió sentirse absolutamente desolado por lo ocurrido: “Es la Nochebuena y la Navidad más triste de nuestras vidas”, declaró a la agencia Europa Press.
El autobús quedó situado longitudinalmente en paralelo al río con la cabina del conductor mirando de frente a la corriente, y los técnicos admitieron que será muy difícil su recuperación por medio de una o dos grúas. Fuentes de la Guardia Civil informaron de que remolcar el vehículo lleno de agua podría desestabilizar la estructura del vial desplazando el centro de gravedad y que por el momento esa opción estaba descartada. De hecho, hasta el lugar se desplazó una grúa de gran tonelaje y la empresa Monbus, responsable de la línea, envió un autocar exactamente igual para que los técnicos pudiesen estudiar el mejor lugar para anclarlo.
Investigación
La investigación todavía necesita datos que serán determinantes para saber qué pasó para que el autobús se precipitase al vacío en una recta sin aparente dificultad, bien señalizada y con el pavimento en buen estado. Los datos del tacómetro, que fue recuperado a primera hora de la mañana de este domingo, serán fundamentales para determinar a qué velocidad se produjo el accidente (la máxima indicada en la vía son 80 kilómetros por hora). Otro dato necesario se obtendrá del desgaste de las ruedas del vehículo cuando se extraiga del río, porque una de las hipótesis que se barajan es que antes de la caída pudiera haberse producido un embalsamiento de agua que hiciera derrapar al autocar. En el momento del accidente la provincia de Pontevedra registró fenómenos tormentosos con fuertes vientos, que también podrían haber desplazado la trayectoria del vehículo. A los seis fallecidos se les practicará la autopsia.
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