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Moreno Bonilla: “Se abre una etapa para el diálogo con el PSOE”

“Va a depender de la actitud de Vox que pueda gobernar con el PP”, afirma el presidente de Andalucía

El presidente de la Junta de Andalucía, Juanma Moreno Bonilla, en el Palacio de San Telmo, el viernes.Foto: PACO PUENTES/EL PAIS | Vídeo: PACO PUENTES/EPV

En el despacho de Juan Manuel Moreno Bonilla (Barcelona, 51 años) en el Palacio de San Telmo lucen fotografías suyas con Barack Obama, con Adolfo Suárez y con Pablo Casado, el recientemente defenestrado líder de su partido. El presidente de Andalucía ha tenido un papel clave en los momentos previos a la salida de Casado, y asegura que medió para conseguir que pudiera despedirse en el congreso de abril, porque unos cuantos querían cobrarse antes su cabeza. En contacto permanente con Alberto Núñez Feijóo, con quien ha auspiciado la nueva etapa del PP, Moreno anticipa cambios en la relación de los conservadores con el PSOE, al tiempo que abre la puerta de sus gobiernos a Vox si cambia de actitud. Por las ventanas de San Telmo se cuelan los pitidos de una protesta de agricultores que piden medidas contra la sequía.

Pregunta. ¿Cómo ha vivido estas semanas de zozobra en el Partido Popular?

Respuesta. Llevo afiliado al PP 30 años y jamás había vivido una experiencia tan dramática, tan triste y tan dura como la de las últimas semanas.

P. Los barones han tenido un papel fundamental en esta crisis. ¿Cómo decidieron que había llegado el final de Casado?

R. Primero, nunca ha habido una predisposición a que acabara una etapa que era legítima y con un presidente al que yo tengo muchísimo aprecio. Pero se produjo una sacudida como nunca habíamos visto. Hubo una ruptura con las bases por parte de la dirección nacional. Hubo una ruptura con la sociedad, porque en la calle, la gente te paraba y te decía: “¿Qué estáis haciendo? ¡No os voy a votar nunca más!”. Y hubo una ruptura mediática, con una serie de medios que son de referencia dentro del centro derecha. Ahí es donde muchos nos dicen: “Oye, tenéis que actuar”.

P. ¿Cuándo supo que la situación era insostenible y Casado tenía que irse?

R. Sin duda, con las concentraciones frente a la sede de Génova. Eso fue un shock para todos.

P. ¿En qué consistió el acuerdo entre los barones? ¿Cómo convenció a Feijóo de que diera el paso adelante?

R. Fue todo tan súbito que en ningún momento entraba en los planes de Alberto dar ese paso. Él psicológicamente ya había superado la etapa de poder liderar el partido después del congreso [del PP] de 2018. Hay un momento en el que le dije: “Oye, Alberto, tú eres la solución. Ya no es una cuestión de si tú quieres o no quieres, sino de que el partido te necesita y, es más, España te necesita, porque España necesita una alternativa clara y viable, que es el PP”. Y después, en la reunión de los barones se produjo un acuerdo unánime de que había que convocar un congreso extraordinario y urgente. Pablo nos informó de que él no iba a concurrir a ese congreso. Yo siempre he intentado que esta situación tan complicada no se cebara con la figura de Pablo Casado. Un presidente entra en un congreso y tiene que salir en un congreso, es lo digno, es lo correcto.

Teodoro se equivocó en el afán de controlar las estructuras territoriales

P. En el partido muchos pensaban que Casado tenía que dimitir de inmediato.

R. Sí, había voces entre los presidentes regionales y entre distintos sectores que consideraban que la solución tenía que ser inmediata. Yo no coincidía y en la medida que he podido he intentado hacer valer el sentido común.

P. ¿Por qué diría que cae Casado como líder del PP?

R. No hay una sola causa, si no, no cae una dirección nacional en tan poco tiempo. Hay varias. El conflicto con Madrid, larvado desde mayo, empezó a mostrar una crudeza nunca esperada. Pero viene de dos años antes. En el entorno de Pablo Casado no entienden que ese partido es un partido autonomista. Estaban a veces por seguir dividiendo entre quienes estaban en un lado y el otro. La sensación era de tutela y no de autonomía.

P. Cuando habla del entorno de Casado se refiere a Teodoro García Egea. ¿García Egea ha sido el problema?

R. Teodoro es una persona muy inteligente, con don de gentes, pero quizás no ha sabido interpretar lo que era nuestro partido. Y ha habido un afán de controlar las estructuras territoriales e imponer a los candidatos. Este partido no es Vox, este partido no es de mando único.

P. Parece que el enfrentamiento con Ayuso fue el detonante, pero que a Casado y a Teodoro García Egea se les han ajustado cuentas por cuestiones anteriores.

R. La sensación que tenemos todos es así. Lo de Ayuso colmó el vaso, implosionó al partido, pero esas cosas nunca habrían ocurrido sin un malestar de fondo. A mí me ha sorprendido mucho que presidentes provinciales y autonómicos que han llegado de la mano de la dirección nacional hayan sido muy críticos con esta dirección.

P. ¿Por qué giraron esos dirigentes afines? Fue sorprendente.

R. Me han contado casos de presidentes que han esperado seis meses para hablar con alguno de los máximos dirigentes del partido. O se tomaban decisiones a sus espaldas. En el caso de Sevilla, se convocó un congreso de espaldas a la dirección regional. Eso no se puede permitir. Uno no puede ser un atrezzo. Ese tipo de cosas son las que minaron en gran medida la confianza de las estructuras territoriales en la dirección nacional.

P. ¿Cuál fue el principal error de Casado? ¿Acusar de prácticas poco ejemplares a Isabel Díaz Ayuso, porque ella es un activo electoral del PP? ¿Buscar la ejemplaridad dentro del PP, como él sostenía?

R. Yo creo que más que errores, hay un cúmulo de circunstancias que son claramente hostiles para él. Primero, ser líder en la oposición es algo muy difícil. Pero el enfrentamiento tan directo y frontal [con Ayuso] generó un enorme malestar a una parte del partido que ya venía con cicatrices no curadas del congreso de 2018. Cuando te estás curando de una enfermedad, y ves que va a venir otra enfermedad todavía más grave, se provoca una reacción.

Vamos a un PP más centrado

P. ¿Y ese enfrentamiento entre Casado y Ayuso se debió a los celos, a un choque de poder…?

R. No voy a hacer ningún juicio de valor, porque no vivo en Madrid, no estaba en la dirección nacional y no conozco los entresijos. Lo que sí sé fue lo que vi. Y lo que vi fue un enfrentamiento altísimo.

P. ¿Usted tiene la certeza de que en los cobros del hermano de Díaz Ayuso de la Comunidad de Madrid no hay nada ilegal?

R. No tengo ninguna información más que la que ha aparecido en los medios de comunicación y por tanto, si hay alguna cosa, será la justicia la que tiene que dictaminar. Yo personalmente creo en la honorabilidad de Ayuso. Si hubiese algún tipo de irregularidades tiene que ser la justicia quien lo aclare.

P. ¿El PP no se ha precipitado cerrando el expediente? Porque la Fiscalía podría decir que hay irregularidades.

R. Hasta donde yo sé, la dirección nacional abrió el expediente porque supuestamente no había información; una vez que se le entregó, se cerró.

P. ¿Hemos asistido a una operación de derribo de Casado y de su dirección? Lo expresó en esos términos Pablo Montesinos.

R. Es la opinión de Montesinos, al que le honra haber mantenido una lealtad inquebrantable al proyecto de Casado. No coincido. Yo estoy en una comida el jueves y salta la bomba, y tengo que salir por la cantidad de llamadas que me llegan. Son hechos sobrevenidos, por lo menos en la parte periférica del PP.

P. ¿El PP se ha portado mal con Casado? Él se quejó de ello.

R. Las maquinarias políticas no son hermanitas de la caridad. Son crueles. Es verdad que por parte de algunos sectores ha habido una posición excesivamente ofensiva o dura contra Pablo. No era necesario.

P. Ayuso reclama expulsiones del partido de quienes han participado en una “campaña” contra ella. ¿Usted es partidario de las expulsiones?

R. Espiar a una compañera es algo gravísimo, porque además vulnera el Código Penal. Si se demuestra que algún dirigente o militante ha participado en acciones que no son legales, evidentemente tendrán que asumir su responsabilidad.

Cada presidente autonómico tiene que hacer sus pactos, no se puede pilotar desde Madrid

P. ¿Qué papel puede tener Casado en el futuro del PP? ¿Debe seguir como diputado?

R. Eso es una decisión muy personal. Pablo es un político de mucha altura y capacidad. Cuando tú eres presidente, ir de segundo o tercer nivel ya es más complicado. ¿Pero que siga en política? Yo creo que sí.

P. ¿Y Teodoro García Egea, también puede tener un papel importante en la nueva etapa?

R. Eso va a depender de Feijóo, pero ahora mismo parece difícil.

P. ¿Qué tiene Feijóo que no tiene Moreno Bonilla para presidir el PP?

R. Tiene experiencia y cuatro mayorías absolutas a sus espaldas. Yo tengo una elección a la vuelta de la esquina, no tengo ninguna bala en términos electorales tan importante como la que él tiene. Por tanto, hay una diferencia muy grande. Él es nuestro decano.

El presidente de a Junta de Andalucía, Juanma Moreno Bonilla en el Palacio de San Telmo el viernes.
El presidente de a Junta de Andalucía, Juanma Moreno Bonilla en el Palacio de San Telmo el viernes.PACO PUENTES (EL PAÍS)

P. ¿Qué PP alumbrará el congreso de abril? ¿Uno muy diferente al de esta última etapa?

R. Los partidos son diferentes porque los líderes marcan su impronta. Por lo pronto, son dos generaciones políticas distintas. Creo que vamos hacia un partido más centrado, con una sensibilidad especial en el ámbito territorial.

P. ¿Y con un giro estratégico?

R. Esa es una entrevista que le tiene que hacer a Feijóo.

P. Pero usted será un puntal de la nueva etapa.

R. Creo que se van a abrir espacios para el diálogo con el PSOE. Pero dos no dialogan si uno no quiere. El PSOE y la soberbia de Sánchez han impedido en muchos momentos llegar a un acuerdo. Yo espero que el sanchismo sea capaz de interpretar este nuevo momento político y sentarse a la mesa para resolver los asuntos de Estado, que no son pocos.

Creo que Casado podrá seguir en política

P. ¿Y sobre qué puede haber diálogo? ¿Esto es un ofrecimiento del Partido Popular?

R. Sobre asuntos de Estado. Uno de ellos es la situación de España ante la guerra que tenemos en Europa. La financiación autonómica, mejorar la estructura territorial del país. Los temas judiciales. La voz del partido va a estar dispuesta a dialogar. ¿Llegar a acuerdos? Si Sánchez sigue secuestrado por Podemos es muy difícil. Va a depender de Sánchez.

P. ¿El PP va a ofrecer al PSOE pactos de Estado? ¿Cómo se va a concretar?

R. Eso lo tiene que decidir Alberto. Pero se abre una etapa para el diálogo. Diálogo no es un cheque en blanco.

P. ¿La renovación del Consejo General del Poder Judicial va a abordarse?

R. Podría estar sin duda dentro de los asuntos de los que hay que hablar.

P. La última condición que exigía Casado era cambiar el método de elección del Consejo, ¿Mantendrán esta exigencia?

R. Nosotros siempre hemos querido que los jueces elijan a los jueces. Creo que hay espacio para posiciones intermedias. A lo mejor ni tiene que ser exactamente como quiere el señor Sánchez, ni exactamente como queremos nosotros. Eso es la negociación. Y en un punto intermedio hay una fórmula híbrida.

P. ¿Cree que Feijóo tendrá rivales en el congreso del PP?

R. Una candidatura con peso no la veo.

P. ¿Debe el PP pactar gobiernos con Vox, o en ningún caso?

R. Eso es una situación muy compleja que requiere analizarlo con seriedad. PP y Vox somos distintos. Hay asuntos donde la posición es cercana: en la integridad territorial de España, en bajar impuestos, en la reforma del sistema productivo. Otras cosas, en cambio, nos alejan. La lucha contra el cambio climático, contra la violencia machista, la España autonómica. Va a depender de la actitud de Vox. De si quiere pasar de ser un partido que señala los problemas a ser un partido que gestiona los problemas. Para dar ese salto tiene que entender que gobierna para todos, no para unos pocos. Tiene que practicar un pragmatismo en la gestión. ¿Está Vox preparado? Tienen que decidir. Y yo creo que cada presidente autonómico tiene que hacer sus pactos. No se puede pilotar eso desde Madrid. Otra variable importante: las personas. Hay personas que son intransigentes.

P. Entonces, si Vox diera ese salto que dice de gestión, ¿no tendría inconveniente en gobernar con ellos?

R. Cada presidente lo tiene que ver. Yo quiero gobernar en solitario.

P. Y si tuviera que pactar con Vox, ¿cuáles serían sus líneas rojas?

R. El respeto a nuestro Estatuto de Autonomía es una línea roja. Eso significa el autogobierno de Andalucía, nuestros símbolos, nuestra identidad colectiva.

No veo las elecciones andaluzas en mayo o junio. Las veo en otoño

P. En Castilla y León, ¿es preferible repetir elecciones o gobernar con Vox?

R. La mayoría social de Castilla y León no está por unas elecciones. Hay que delegar en Alfonso [Fernández Mañueco]. Que tome esa decisión.

P. Usted siempre ha hablado de dos fechas para las elecciones andaluzas: junio y octubre.

R. En otoño habrían pasado cuatro años, tres Presupuestos… Ese balance es positivo. No veo elecciones en mayo o junio.

P. Entonces las ve más octubre, en otoño.

R. En otoño.

P. Varios consejeros de Ciudadanos, su socio, han manifestado su intención de continuar si forma nuevo Gobierno. ¿Se plantea integrarlos a ellos o a Juan Marín si puede gobernar?

R. Me gustaría integrar a Cs, como formación está muy tocada. Pero habrá que valorarlo en su momento, ver qué quiere Cs y qué queremos también nosotros. No descarto nada.

P. ¿Cómo ve el desembarco de Macarena Olona en Andalucía?

R. Es una persona que prácticamente no conozco. Estoy observando que tiene interés en ser la candidata a la presidencia de la Junta de Andalucía. Le deseo suerte y respeto.

P. Usted ha llegado a muchos acuerdos con Vox, entre ellos los Presupuestos. ¿Con Olona sería igual de sencillo?

R. No lo sé, porque no tengo el gusto de conocerla. Lo que sí sé es que cuando Vox ha sido útil en Andalucía, las cosas le han ido razonablemente bien. Pero ahora, en términos políticos y parlamentarios se han vuelto inútiles y se ha producido un cierto divorcio. Yo llevo ocho meses en minoría y escuchando hablar de elecciones a Vox y PSOE.

P. Las protestas de los sanitarios quizás sea lo que más está erosionando la imagen de su Gobierno. ¿Se ha equivocado en algo la Junta con el colapso de la atención primaria en esta última ola?

R. Seguro que hemos cometido errores. Pero todo el mundo tiene que entender que las circunstancias actuales son excepcionales. Esto es un problema general. Creo que la izquierda ha cometido un error dejándose arrastrar por unas ansias electorales de politizar una inquietud, que existe y yo la reconozco. Si el PSOE se hubiera abstenido en el Presupuesto, habríamos tenido 1.100 millones de euros para sanidad.

P. ¿Cuál debe ser el papel de España en la guerra de Ucrania?

R. El de un aliado serio de la OTAN y de la Unión Europea. Eso significa que tiene que actuar con la misma determinación que actúan la Alianza Atlántica y los países líderes de la Unión Europea. Nosotros somos la cuarta economía en Europa y no podemos tener un papel periférico. No podemos dar bandazos, como ha sucedido con la entrega de armas ofensivas de manera directa por España. Tenemos que tener un papel protagonista en una guerra que sentimos como propia.

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