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Jorge Fernández: “Si la Kitchen se realizó se hizo sin mi consentimiento”

El extitular del Interior del PP admite que su ‘número dos’ le “decepcionó profundamente”

Javier Casqueiro
El exministro Jorge Fernánde Diaz, en su comparecenia ante la comisión parlamentaria que investiga la trama Kitchen, este jueves.
El exministro Jorge Fernánde Diaz, en su comparecenia ante la comisión parlamentaria que investiga la trama Kitchen, este jueves.EUROPA PRESS (Europa Press)

Jorge Fernández, el exministro del Interior durante cinco años del Gobierno del PP de Mariano Rajoy, rechazó este jueves haber participado en la Operación Kitchen o haber tenido información previa para organizarla. Lo hizo en la comisión del Congreso que investiga la trama montada en ese ministerio para tapar escándalos de corrupción de su partido y en especial de la Gürtel. “Si esa operación se realizó, se hizo sin mi conocimiento”, enfatizó el exministro, veterano político durante 10 legislaturas y del círculo más cercano a Rajoy. Y matizó su interpretación de por qué ninguno de sus subalternos o cargos de confianza en Interior le anticipó nada al respecto: “A lo mejor porque sabían que yo no habría dado luz verde a una cosa de esas”. Fernández no aclaró a quién se refería en esa insinuación pero insistió: “Esa operación con mi consentimiento no se ha hecho”.

Fernández ya fue uno de los centros de atención principal en otra comisión de investigación organizada en el Congreso en 2017, más genérica, sobre el uso con fines partidistas de los fondos y recursos de Interior durante aquella etapa de los gobiernos del PP. La Operación Kitchen ahora indagada sería la segunda parte de aquella trama, en este caso para ocultar o destruir pruebas que pudieran afectar de nuevo a ese partido sobre todo lo relacionado con el caso Gürtel y los papeles de Luis Bárcenas, el extesorero nacional del PP.

El resumen del largo y tenso interrogatorio de ayer a Fernández Díaz sería que el exministro afirma que, como ministro del Interior, apenas tuvo responsabilidad en el nombramiento de los principales cargos policiales, que achacó a su director general de la Policía, Ignacio Cosidó, también dirigente del PP. También negó haber tenido nunca conocimiento directo de ninguna actuación operativa, y menos sobre las relacionadas con tramas de corrupción que afectaban a su partido. Eso es lo que sostuvo Fernández, ante la incredulidad casi general de todos los partidos representados excepto el propio PP y Vox. Ni siquiera el portavoz de Ciudadanos, el abogado del Estado Edmundo Bal, pudo dar crédito a que un ministro del Interior “no conociera nada de esa operación” y se agarró ahí a un auto del juez que lleva la investigación del caso en la Audiencia Nacional, Manuel García Castellón, donde considera esa hipótesis “inconcebible”.

Esa atribución de Bal, amparándose en la resolución judicial, fue de las que más soliviantó a Fernández, que se atrevió a cuestionar “indignado” la solvencia profesional del abogado del Estado que sirvió para varios gobiernos del Estado, también del PP. El exministro intentó devaluar la actuación judicial al indicar que todas las partes presentes en la causa habían recurrido ese “juicio de valor del juez”, incluidos la Fiscalía, el PSOE y UP. Bal matizó que el magistrado había expresado su “convencimiento” y Fernández, reconocido católico creyente, replicó con tono elevado: “¿Y qué, es palabra de Dios?”.

Otro de los pasajes significativos de la comparecencia ocurrió cuando el portavoz del PSOE, David Serrada, preguntó al ministro por la consideración que guarda ahora de su entonces número dos, el ex secretario de Estado de Seguridad, Francisco Martínez, que es el que más le ha implicado como la cabeza visible del origen de la Operación Kitchen, hasta con careos en sede judicial. Serrada le interrogó específicamente sobre si se sentía traicionado. Fernández aguantó unos segundos en silencio, pensó bien la respuesta y soltó: “Digamos que me ha decepcionado profundamente”.

El exministro aclaró a otras preguntas que nunca encargó ni a su número dos ni al Director Adjunto Operativo de la Policía, Eugenio Pino, ni a ningún alto cargo del departamento, “obstruir a la justicia” con actuaciones como las reveladas durante estos años por agentes y mandos implicados y encausados por seguimientos a Bárcenas y su entorno. El portavoz del PP, Luis Santamaría, que reconoció que sus preguntas iban dirigidas solo a que Fernández diera tranquilamente su versión de los hechos y a contrarrestar “la comisión de crucifixión” en que cree que se ha convertido ahora estos trabajos, facilitó que el exministro abundase en que nunca le indicaban nada de operaciones secretas. Fernández hasta reconoció que un viernes 12 de diciembre de 2012 se le quedó “cara de tonto” cuando el expresidente Rajoy lo llamó desde un Consejo Europeo para saber por qué la Policía registraba la sede del PP en Génova 13 y él le tuvo que contestar que lo estaba leyendo en los teletipos: “Son las relgas de juego de un Estado democrático”.

Fernández también aprovechó su exposición para desmarcarse del polémico comisario jubilado José Manuel Villarejo, del que solo apuntó que apenas le había saludado dos veces, que ya trabajaba en el Ministerio al más alto nivel y había estado con 10 ministros del PSOE y del PP durante 25 años.

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Sobre la firma

Javier Casqueiro
Es corresponsal político de EL PAÍS, donde lleva más de 30 años especializado en este tipo de información con distintas responsabilidades. Fue corresponsal diplomático, vivió en Washington y Rabat, se encargó del área Nacional en Cuatro y CNN+. Y en la prehistoria trabajó seis años en La Voz de Galicia. Colabora en tertulias de radio y televisión.

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