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La discusión generacional aburre, ¿pero y si estuviésemos de acuerdo?

Jóvenes y mayores coinciden en algo: la mayoría piensa que el Estado presta más atención a los mayores que a los jóvenes

Kiko Llaneras
Detalle del mapa de desempleo juvenil por regiones en Europa
Detalle del mapa de desempleo juvenil por regiones en Europa

Los debates generacionales aburren porque son como discutir con tu padre o con tu hijo: no es vuestra mejor versión. Son discusiones repetitivas y exageradas. En un extremo presentan el futuro como salido de Mad Max, y desde el otro descartan problemas de adultos de 27 años como si fuesen niños pidiendo la paga. Sin embargo, en el fondo hay hechos que la mayoría podemos aceptar. Este es mi intento de describir esos hechos.

Los jóvenes son felices. Según datos de Metroscopia, el 85% dice estar satisfecho con su vida actual. Son más felices que la gente más mayor, que es un patrón universal que a nadie extraña: ser joven está bien. Pero no solo eso, los jóvenes españoles también son más felices ahora (en 2019) que en los últimos 20 años. Según World Values Survey, hay más jóvenes que se dicen “muy felices” (29%) y se reduce a la mitad los infelices (pasan del 8% al 4%).

La España de hoy es mejor en muchas cosas. Nuestro país está lejos de ser perfecto, pero es difícil negar su progreso desde los ochenta: es más sano (vivimos nueve años más), más rico (la renta media se elevó un 50%) y más libre (a casi nadie le parece mal el divorcio). En muchos aspectos es una suerte haber nacido en 2001.

Los jóvenes de ahora no son peores. Con estadísticas en la mano, es más bien al contrario: los jóvenes entre 8 y 22 años son más cautos, responsables y estudiosos que los mileniales; y fuman, beben y se drogan menos que en los noventa. Por supuesto, la percepción de los mayores suele ser diferente, como pasa desde hace siglos en una tradición que se transmite de padres a hijos. (Un estudio reciente de Science sugería una explicación: a los mayores nos falla la memoria y tendemos a asumir que las cualidades que tenemos de adultos las teníamos de jóvenes, aunque es probable que no.)

Pero los jóvenes enfrentan un problema central: el mercado de trabajo es un cráter. Puedo llenar esta columna de datos terroríficos: España es el cuarto país de Europa con más paro de jóvenes y el tercero con menos universitarios con trabajo. Solo el 20% de la gente de 15 a 24 años tiene un empleo de algún tipo, frente al 31% de la Unión Europea y muy lejos de países ricos como Suecia (39%), Alemania (48%) o Reino Unido (51%). También estamos entre los peores por tener millones de temporales, contratos de semanas y mucha gente que trabaja menos horas de las que necesitaría. El trabajo falta y con frecuencia es precario.

Una consecuencia es que los jóvenes siguen en casa. La gran mayoría todavía vive con sus padres con 25-29 años, el doble o el triple que en Francia o Alemania. Alguien me decía que eso no es malo necesariamente, y entiendo que es discutible, ¿pero cuánta gente cree realmente que un joven de 28 años está fantásticamente viviendo en el cuarto donde colgaba pósters de niño? La mayoría de los veinteañeros que no se han independizado dicen que querrían hacerlo.

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Otra consecuencia es peor: en España hay muchos jóvenes y muchos niños que viven en riesgo de pobreza. En las últimas dos décadas, hemos protegido los ingresos mínimo de gente mayor gracias a las pensiones. Pero ahora el punto más débil parecen ser otros grupos. No hablo de todos los jóvenes (es probable que no sea tu caso o el de tus hijos, si eres universitario o tienes una renta familiar por encima de la mediana de 11.000 euros netos por persona). Pero sí de ciertos grupos. Están en riesgo de pobreza el 52% de los jóvenes sin estudios (el triple que universitarios) y el 55% de los hijos de extranjeros de fuera de la UE. Y eso continúa a menudo con sus hijos: están en riesgo el 69% de las madres solteras de menos de 40 años y el 63% de los hogares jóvenes y numerosos.

El ingreso mínimo vital es posible que mejore estas cifras, pero hasta donde llegan los datos, 2019, España sigue siendo uno de los países de Europa que gasta menos en beneficios para niños y familias.

Estos problemas los conocen los jóvenes. Por eso el 99% dice en la encuesta de Metroscopia que antes de tener hijos es “bastante” o “muy importante” disponer de estabilidad laboral, y por eso la mitad quiere trabajar “como funcionario”. Pero los jóvenes no son los únicos conscientes. Cuando se pregunta a los mayores de 35 años por las prioridades de los gobiernos, su diagnóstico es parecido: son el doble los que dicen que el Estado presta más atención a los mayores (42%) que los que dicen que piensa antes en los jóvenes o en todos por igual (17% y 19%). Aunque nos entretenemos discutiendo entre generaciones, en algunas cosas hay acuerdo.

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Sobre la firma

Kiko Llaneras
Es periodista de datos en EL PAÍS y doctor en ingeniería. Antes de llegar al periódico en 2016 era profesor en la Universitat de Girona y en la Politécnica de Valencia. Escribe una newsletter semanal, con explicaciones y gráficos del día a día, y acaba de publicar el libro ‘Piensa claro: Ocho reglas para descifrar el mundo’.

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