Suenan tambores de remodelación en el Consell
Los cambios afectarían a las consejerías que desempeñan los socialistas en Sanidad, Hacienda y Política Territorial
Desde hace semanas un elefante se mueve por los ambientes políticos de la Comunidad Valenciana, entendido el paquidermo como la metáfora de aquello de lo que no se habla oficialmente pero es imposible ignorar, dada la enjundia de la decisión y lo inédito en un Gobierno, el del Botánico, que se ha caracterizado desde su primera edición -pasada legislatura- por cambios muy acotados en su composición y forzados por acontecimientos externos.
El elefante de la habitación política valenciana se llama “remodelación del Consell”. Los tambores que lo anuncian retumban con fuerza en esta anticipada primavera que es promesa de cambio y renovación.
Tres departamentos del Consell están en el ojo del huracán de los cambios por venir y que afectarían a sus principales responsables: las consellerias de Sanidad y Salud Pública, Hacienda y Financiación, y Política Territorial, Obras Públicas y Movilidad.
La actual titular de Sanidad, la consejera de la pandemia, Ana Barceló, abandonaría este departamento para pasar a asumir la cartera de Política Territorial, en sustitución de Arcadi España. Este, a su vez, tomaría las competencias de Hacienda y Financiación, relevando a Vicent Soler, único rostro del Consell que sí abandonaría el ejecutivo valenciano. Al frente del departamento de Sanidad, para acometer la etapa postpandemia, se situaría María José Mira, actual secretaria autonómica de Modelo Económico y comisionada de Presidencia para las compras contra la Covid-19.
Los tres departamentos distinguidos por la posible remodelación del Consell perturbarían exclusivamente a ámbitos de responsabilidad socialista. El Gobierno del Botánico está configurado como un ejecutivo de coalición en mayoría integrado por tres fuerzas políticas -PSPV-PSOE, Compromís y Unidas Podemos- que suman hasta seis partidos diferentes.
Cada fuerza tiene asignadas áreas de gestión y los cambios en las mismas, aunque la sanción última corresponde al presidente del Govern, Ximo Puig, son decididas en el seno de cada organización.
La parte más dura y comprometida de la gestión de la crisis pandémica ha recaído, en buena medida, en el departamento de Sanidad. Su titular, Ana Barceló, ha debido bregar con esta larga etapa pandémica y hacer frente a la persistente amenaza de colapso del sistema público de salud tras las sucesivas olas provocadas por la Covid-19. La consejera ha sido la responsable de dar la cara, a diario en ocasiones, para informar sobre la evolución de las cifras y explicar la política de restricciones puesta en marcha para controlar la expansión del virus en tierras valencianas. Dentro y fuera del Consell no se cuestiona ni su dedicación ni el esfuerzo destinado, reconociendo que en la historia de la de autonomía no ha habido ningún otro consejero ni Gobierno que se hayan tenido que fajar frente a una situación tan grave ni de tales dimensiones. Cerca de 7.000 víctimas mortales y miles de contagiados son el dramático testimonio.
Se habla desde hace tiempo de la necesidad de relevar a Ana Barceló, sin que ello pueda provocar una lectura negativa del trabajo que ha desarrollado. De ahí que se piense en su continuidad en el Consell al frente del departamento de Política Territorial. Su sustitución por María José Mira -pese a que se han postulado otros nombres- parece la más lógica. A principios de febrero el presidente Ximo Puig anunció un “plan de choque” para acelerar las obras de las infraestructuras sanitarias inventariadas en el Plan de Infraestructuras de la Conselleria de Sanidad. Dicho plan supondrá una fuerte inversión económica que afectará por igual a la red de hospitales públicos valencianos y a la de centros de salud y especialidades. Mira arrastra fama de buena gestora económica, es la comisionada de compras sanitarias y forma ya parte del sanedrín que está trabajando en el plan de infraestructuras.
La salida de Vicent Soler como titular de la cartera de Hacienda es otro Guadiana informativo que transita desde hace tiempo por círculos políticos. Si el organigrama de la renovación que contemplan en Presidencia se ejecuta en los términos previstos, Soler abandonará el Consell con los deberes hechos: aprobados, no sin polémica, los presupuestos del presente año, y con unas expectativas financieras optimistas gracias a los fondos que inyectarán a la hacienda autonómica los planes de recuperación europeos. Se irá sin ver satisfecha una de sus principales reivindicaciones, estandarte del Gobierno del Botánico: un nuevo modelo de financiación autonómica que sustituya al de 2009 y cuya fecha de caducidad se cumplió en 2014. Le relevará, previsiblemente, Arcadi España, actual consejero de Política Territorial. Definido por sus colegas y compañeros de partido como un hombre de consenso, dialogante, y de formas diplomáticas, se prevé que facilite el entendimiento con los socios de Gobierno del PSPV-PSOE en el Consell a la hora de cuadrar las cuentas autonómicas en próximos ejercicios presupuestarios y con el calendario electoral condicionando.
Falta por concretar en qué fecha se llevará a cabo la remodelación; el sentido común que, a veces, coincide con el político, sugiere que ningún cambio se plasmará en el DOGV hasta que la pandemia esté bajo control y el plan de vacunación masivo previsto a partir de abril quede encarrilado.
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