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Marlaska pide a Marruecos más control para evitar la salida de pateras a Canarias

El ministro no revela si Rabat acepta reanudar los vuelos para la repatriación de inmigrantes

El ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska, derecha, saluda a su homólogo maroquí,  Abdelouafi Laftit , en Rabat.
El ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska, derecha, saluda a su homólogo maroquí, Abdelouafi Laftit , en Rabat.FADEL SENNA (AFP)

El ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska, ha pedido este viernes en Rabat a las autoridades marroquíes que refuercen el control de su fachada atlántica y acepten reactivar la devolución de inmigrantes para frenar la llegada de pateras a Canarias: 555 embarcaciones con 16.750 personas a bordo desde el 1 de enero hasta el pasado día 15.

Tras mantener una reunión de trabajo con su homólogo marroquí, Abdelouafi Laftit, el ministro ha expresado su “máxima satisfacción” por la colaboración del Gobierno de Rabat en la lucha contra la inmigración irregular, pero ha reconocido que no se ha llegado a ningún acuerdo “puntual y concreto”, ya que su objetivo era ponerse “al día para resolver las cuestiones que van surgiendo”; la más urgente, ha reconocido, la actual crisis migratoria en Canarias.

Aunque se le ha preguntado repetidamente, Marlaska no ha querido revelar si Laftit se ha comprometido a volver a aceptar repatriaciones de inmigrantes (aunque los marroquíes suponen algo más del 40% de los llegados a Canarias en lo que va de año, en las últimas semanas son mayoría), ni con qué calendario o ritmo. Tampoco, cuáles son las “medidas” que, según ha dicho, ambos países han acordado adoptar.

Fronteras cerradas

La extensión de la pandemia al África noroccidental provocó un cierre generalizado de las fronteras, lo que impedía la repatriación de sus nacionales. Mauritania aceptó el pasado día 10 un primer vuelo con 22 subsaharianos llegados irregularmente a Canarias, reabriendo así una ruta que, hasta su cierre en marzo, había supuesto 162 deportaciones.

En el caso de Marruecos no hay cifras oficiales, aunque algunas fuentes sostienen que se han producido también algunas devoluciones, pero con cuentagotas. Lo que sí ha hecho Marruecos es reanudar la repatriación de inmigrantes desde su país al África subsahariana, con al menos media decena de vuelos a Senegal, Malí y Guinea-Conakry a partir de septiembre.

Marlaska ha negado, como también hace Exteriores, que la oleada de inmigrantes a Canarias, muchos procedentes de la costa del Sáhara, tenga relación con la reanudación del conflicto entre Marruecos y el Frente Polisario al sur de la excolonia española. Según el ministro, sus interlocutores no le han preguntado por este contencioso porque “saben cuál es la posición [al respecto] del Gobierno de España: una solución pacífica, justa, duradera, mutuamente aceptable y en el marco de la ONU”.

Mientras no se reanuden las devoluciones, la única forma de aliviar la presión en Canarias es trasladar migrantes a la Península, como han pedido Unidas Podemos y el Gobierno del archipiélago, pero el ministro lo ha rechazado de plano (salvo para personas vulnerables o merecedoras de protección internacional) porque, ha argumentado, “hay que evitar establecer una vía de entrada irregular en Europa”.

El viaje del ministro del Interior a Rabat forma parte de una ofensiva diplomática del Gobierno para intentar frenar la llegada de pateras a Canarias, buscando la cooperación de los países de origen y tránsito. El domingo será la ministra de Asuntos Exteriores, Arancha González Laya, la que vaya a Senegal, de donde parten muchas de las embarcaciones con inmigrantes.

La de hoy es la séptima visita de Grande-Marlaska a Rabat desde junio de 2018. Hace dos años, las entradas de emigrantes procedentes de Marruecos llegaron a 60.000. En 2019, tras la visita de Estado de los Reyes de España a Rabat, donde Felipe VI pidió a Mohamed VI ir “más allá” en el tema de la inmigración, se redujeron a la mitad.

Los servicios de inteligencia españoles alertaron hace meses de que las mafias migratorias estaban desplazando su ruta desde Libia y el norte de Marruecos a la costa atlántica. En su última visita a Rabat, en febrero pasado, Grande-Marlaska ya planteó a su homólogo la preocupación por el aumento de la llegada de inmigrantes irregulares a Canarias, a pesar de que las cifras estaban aún muy lejos de la dimensión actual.

Expertos en inmigración, que piden guardar el anonimato, creen que Marruecos no se está empleando ahora tan a fondo como otras veces para contener la salida de pateras. “Puede ser que la costa atlántica sea más extensa y, por tanto, más difícil de controlar que la mediterránea. Puede ser también que, con la pandemia, estén dedicando más efectivos a controlar los confinamientos perimetrales. Pero lo cierto es que en otras ocasiones, como el año pasado, fueron más eficaces”, explican.

Fuentes gubernamentales aseguran que el perfil de los inmigrantes llegados a Canarias muestra que se trata de jóvenes con un buen nivel de formación y que buscan un futuro laboral y profesional que su país no les ofrece. La situación de Marruecos y de toda la región se ha agravado con la pandemia: el Fondo Monetario Internacional (FMI) augura para este año una contracción de la economía marroquí de un 7%. El turismo, que representa el 7,1% de su PIB, ha visto caer la llegada de visitantes extranjeros en más del 70%.

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