20 excursiones fáciles para hacer en España con niños (e incluso con bebés)

Itinerario circular y adaptado que comienza en el recinto de Can Cascades, punto de información del Parc Natural del Montseny, y pasa por la riera de Santa Fe, el camino de Can Lleonart, el camino de Cal Trompo y la Font del Frare, para volver finalmente al punto de partida. Pasamanos y caminos asfaltados permiten disfrutar tranquilamente de estos paisajes de un marcado aire mediterráneo, donde lo majestuoso de las masías rivaliza con el soberbio paisaje de los bosques.Eva Serrabassa (Getty Images)

Un sencillo itinerario que comienza en la localidad de Bagà (en la foto) siguiendo un viejo trazado ferroviario, jalonado de túneles y pasarelas, incluido un puente colgante de más de 30 metros de longitud (la pasarela del Nicolau). Esta ruta, ideal para conocer la zona del Alto Llobregat, es perfecta para recorrerla en familia y ofrece un primer contacto con el vértigo y la aventura.Alamy

Desde la localidad alicantina de Alfàs del Pi, integrada en el parque natural de la Serra Gelada, parte una bonita y muy asequible ruta hacia el faro de Punta Albir, inaugurado en 1863. Además de las inmensas vistas del Mediterráneo y de la sierra, se descubre la restaurada torre Bombarda, en su día puesto de vigilancia ante los frecuentes ataques de piratas berberiscos.Tono Balager (Getty Images)

Tras siglos de explotación, este robledal que se extiende por el sur del valle de Ultzama, a 25 kilómetros de la ciudad de Pamplona, está experimentando un poderoso proceso de regeneración natural, del que se puede ser testigo gracias a una red de senderos preparados para el paso con carritos y dotados de numerosos servicios. Árboles milenarios de Navarra que cuentan historias sobre la sabiduría y la nobleza.Getty Images

Horadada por los torrentes salvajes del río Viescas, esta garganta constituye toda una llamada a la imaginación de los más pequeños, a través de una senda algo exigente de unos seis kilómetros en busca de las míticas ninfas del agua asturianas (la xana es el hada asturiana por excelencia; vive desde siempre en las cuevas de los ríos y en las fuentes). Es un camino espectacular, muy divertido para la vista, que discurre entre paredes que se disparan 500 metros al cielo y hayedos donde se enganchan nieblas que nos evocan cuentos de hadas.Alamy

Mítica ruta entre cañones, puentes y bosques, que discurre por una de las vías verdes más cuidadas y transitadas de toda Asturias. Idónea para realizar en familia por su trazado sencillo (es una senda peatonal, de baja dificultad y bien señalizada), se disfruta todavía más en bicicleta. La Senda del Oso, muy sencilla y asequible, pasa por los concejos de Quirós, Santo Adriano, Proaza y Teverga, y su punto álgido es un cercado para osos pardos cantábricos que deja ojipláticos a los más pequeños.Alamy

Tras abandonar la seguridad de la sierra Salvada, las aguas del río Nervión se abren paso hacia el Cantábrico por los imponentes espacios del valle de Ayala, atravesando pueblos como el Laudio y Amurrio, principio y final de la ruta. El itinerario que discurre por estos contornos colosales se estira durante unos ocho kilómetros y es una excusa perfecta para visitar en familia un célebre salto de agua, una de las postales más imprescindibles de la geografía española.César Manso (Getty Images)

Empujar enérgicamente el carrito de bebé es condición ineludible para conocer las callejuelas de la villa de Alquézar y su coqueto ambiente medieval, pero es que además servirá de entrenamiento para una atractiva caminata por las cercanas pasarelas del río Vero que culmina en un mirador de órdago. La ruta de las pasarelas es un recorrido familiar y no hay una edad mínima recomendable; eso sí, según informa la web de las pasarelas del río Vero los menores de tres años o que pesen menos de 15 kilos deben ir en mochila portabebés, ya que el trayecto tiene desniveles y zonas de terrenos agrestes.Alamy

El esqueleto de este viejo castillo sirve de balcón al corazón del Pirineo aragonés, como un centinela eterno, desgastado por la erosión y la historia. Encaramado a la Peña Montañesa, vigila el tranquilo paso de las aguas del río Cinca atravesando Aínsa. Es una atalaya perfecta para contemplar el regreso de la vida rural a esta naturaleza durante mucho tiempo deshabitada.Alamy

Las dos décadas de trabajo respetuoso se dejan notar en el bioparque de Lacuniacha, donde se puede disfrutar en un entorno seguro de la flora y fauna del Pirineo oscense. Al lado del pequeño pueblo de Piedrafita de Jaca, en pleno valle del Tena, encontramos esta propuesta que cuenta con una senda de cuatro kilómetros por el bosque de La Pinosa, siempre alejado de la influencia humana.Lacuniacha

El pueblo burgalés de Poza de la Sal ha usado sus almendros como fuente de inspiración para crear una ruta circular en la que admirar la explosión de una prometedora primavera, ruta que se puede recorrer año tras año para conocer todas las caras de estas tierras en constante transformación. En la foto, castillo de Poza de la Sal.Getty Images

Aldeas de otro tiempo, bosques encantados y grandes caseríos permanecen en el olvido, al son de las aguas del río Sil a su paso por las tranquilas comarcas gallegas. Es lugar para un gran viaje en familia tras los pasos de la cultura romana, por el barranco del río Mao, salvaje y bellísimo afluente que palpita en una pequeña garganta de geologías fabulosas y muy transitable gracias a la gran pasarela de madera construida, precisamente, para internarse en las tripas de este barranco que en ciertos tramos es vertiginoso. Partiendo de la fábrica de la luz se puede recorrer el río Mao hasta su desembocadura en el Sil.Alamy

Alrededor de 250 especies de aves acuáticas pueden encontrarse dentro de los espacios protegidos de las Tablas de Daimiel y las lagunas de Ruidera, un ecosistema de humedales en la provincia de Ciudad Real, en el que se escucha el bramar de las aguas de los ríos Guadiana y Gigüela, cuyos caudales han alimentado una impresionante biodiversidad. Hay varias rutas indicadas para toda la familia, como la de la Laguna Permanente, una pequeña y sugerente senda circular de menos de dos kilómetros y de dificultad baja (una hora de duración) que se adentra en un bosque de tarayes y está plagada de paneles informativos sobre los viejos estilos de vida de los campesinos manchegos.Alamy

Olor a pino, salvia y romero esperan en este pintoresco escenario de arenisca donde el arte arcaico del cincelado sobre la roca adquiere un carácter mágico. Esculturas impresionantes salpican los sigilosos bosques de Buendía, en la provincia de Cuenca, a orillas del embalse homónimo. En el año 1992, el reparador de fachadas Eulogio Reguillo y el ceramista Jorge Juan Maldonado comenzaron a tallar con pico, cortafríos y otras herramientas esculturas inspiradas en dioses indios o en Buda. Una singular galería al aire libre que llama poderosamente la atención a niños y grandes mientras se encuentran con las 20 esculturas y bajorrelieves a lo largo de un recorrido circular de un kilómetro y medio.Alamy

Aunque con algo de esfuerzo por sus 300 metros de desnivel, la senda que conecta las históricas ermitas de los alrededores de La Puebla de Guadalupe merece un intento (en la imagen, la ermita del Humilladero, una construcción gótico-mudéjar del siglo XV). Un conjunto monumental coronado por un viaducto, en el que estaremos acompañados de campos de olivos y viñas primero, y por pinares y madroños más adelante. Además, es perfecto para probar la fiabilidad de las ruedas del carrito del bebé.Juan Aunión (Getty Images)

Esbeltos cuchillos cortan el firmamento de Madrid, como la plácida estampa de un gran dragón durmiente. Los Siete Picos son una de las formaciones más singulares de la sierra de Guadarrama y componen una línea de cumbres de granito que se elevan sobre los 2.000 metros, excelente reclamo para las actividades en familia. La senda de montaña, marcada con hitos de piedra, sube primero al pico oriental (2.138 metros), el más elevado de los siete, y recorre la “cresta del dragón” hasta enlazar con el camino de regreso al puerto de Navacerrada.Alamy

Madrid oculta encantadores refugios de lo salvaje, como el valle de la Angostura. Encajonado entre las moles del Cuerda Larga y el macizo de Peñalara, forma un corredor forestal repleto de joyas botánicas como este tejo de Barondillo, el árbol más viejo —supera los 1.500 años de existencia— de la sierra de Guadarrama. Declarado “árbol singular” por la Comunidad de Madrid, ya crecía en el valle antes de que los romanos construyesen sus célebres calzadas en la sierra. No es el único ejemplo, ya que aquí hay toda una estimulante concentración de vetustos, milenarios y centenarios moradores del bosque, como tejos, abedules, acebos y pinos. En la foto, circo glaciar de Peñalara.José L. Vega (Getty Images)

Molinos de viento, alegres flamencos, dunas y playas aguardan bajo la brisa encantadora del mar Menor, en el parque regional de las Salinas y Arenales de San Pedro del Pinatar. Este imponente humedal de 856 hectáreas donde paran a reposar los cormoranes y las garzas, las gaviotas y los somormujos, ofrece diferentes rutas senderistas de pequeño y medio recorrido, para despertar entre los pequeños la curiosidad por la observación de aves en un entorno de equilibrada conservación.Joaquín Zamora (Turismo de Murcia)

Un sorprendente y singular jardín botánico brota en el desierto almeriense, muy cerca del pueblo minero de Rodalquilar. Bautizado en honor a una planta endémica, el albardín (similar al esparto), ofrece un recorrido que permite conocer algunas de las especies amenazadas y exclusivas de la sierra volcánica del cabo de Gata, ejemplos de adaptación y supervivencia.Consejería de Medio Ambiente y Ordenación del Territorio

El bosque de laurisilva de Monteverde, en la isla de Tenerife, es un entorno selvático, tropical y aislado, moldeado por la fuerza de los alisios y tapizado de nieblas que reptan sobre el sotobosque. El sendero de Las Vueltas, que requiere de unas dos horas y media y hasta hace poco era la única vía de comunicación del pueblo de Taganana con Santa Cruz y La Laguna, se interna en lo más íntimo del parque rural de Anaga, entre densas masas de fayas y brezos que ocultan cuevas y viejos secretos, hasta que se abre a las espectaculares costas de Santa Cruz de Tenerife y La Laguna.Getty Images