Mac Puerto Marina, playa, piscina y ‘spa’ en la Costa del Sol

Lo que definitivamente cambió el destino de Benalmádena, uno de tantos núcleos turísticos incipientes en la Costa del Sol hasta 1982, fue la inauguración de su puerto deportivo, que, con 1.108 puntos de atraque y una fisonomía arquitectónica singular, recibió el reconocimiento internacional de ser la mejor marina del mundo. A su amparo han crecido algunos complejos hoteleros que acogen tanto a los cruceristas como a los turistas procedentes del centro y norte de Europa. Mayoritariamente británicos en el caso del hotel que regenta la cadena balear Mac, con seis hoteles en Mallorca y otro en construcción en Punta Cana (República Dominicana). Este de Benalmádena no se encuentra en primerísima línea de playa porque un Burger King le franquea el paso, pero tiene todo el mar a la vista desde los pisos superiores.

Luminoso y azul radiante, pese a su diseño aparatoso, el Mac Puerto Marina acredita otros incentivos. El principal es su equipo humano, siempre pendiente de las vicisitudes de sus huéspedes. En parte, por la minuciosidad en los detalles que prodigan Javier Martín y Barbara Surinova, director y subdirectora del complejo. No es fácil gestionar un comedor capaz de atender al mismo tiempo los requerimientos de 272 habitaciones dobles, ni atender personalmente a los más de 500 huéspedes que lo llenan en temporada alta. Pero quien pide un café, en menos de un minuto lo tendrá servido en su mesa.

En general, las instalaciones se ven cuidadas para el elevado tráfico que soportan, aunque su estética nos retrotraiga a las décadas sesenta y setenta del litoral mediterráneo. Los dormitorios son amplios, cómodos, unos orientados a la terraza interior, donde se celebran conciertos musicales todas las noches, y los demás a la terraza exterior escalonada sobre la anterior, todos con atisbos de mar desde sus balcones. Es verdad que los colchones viscoelásticos enamoran tanto como incomodan a quienes buscan mayor tersura para dormir.

Por si alguien busca otros argumentos para un veraneo más saludable, el hotel atesora un pequeño spa ambientado con un jardincito de bambú y restringido a 10 personas al mismo tiempo. Y aún más: la fachada trasera acaba de ser reconvertida en un jardín perimetral delicioso para leer en los bancos ahí apostados.