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Los mejores rincones de California Del sofisticado bar del hotel Standard, en Los Ángeles, a la sofocante atmósfera del Valle de la Muerte, el punto a menos altitud de Norteamérica, diez lugares por los que merece la pena viajar al Estado Dorado El Condado de Los Ángeles es muy extenso y difícil de conocer si no es en coche. En el centro, en el 'downtown', está la historia y el nuevo foco de jóvenes artistas que han llenado la zona de lofts, bares, galerías y restaurantes; en Hollywood, al noroeste, encontraremos los estudios de cine y en West Hollywood (en la foto, el bar del hotel Stardard) el diseño urbano 'chic' y la comunidad homosexual. Bruno Ehrs San Francisco, la ciudad de la libertad y la experimentación, de las empresas verdes y tecnológicas, de los primeros 'hippies' y la primera comunidad homosexual, es la cara opuesta de Los Ángeles. Casi todos los puntos de interés histórico están en el barrio de Mission, mientras que los destinos nuevos y más emocionantes esperan en el Golden Gate Park (en la foto, el museo DeYoung, proyectado por Herzog & de Meuron). Michael Halberstadt Las olas más perfectas de California están en San Diego y el Orange County, donde una floreciente comunidad artística disfruta de sus 67 kilómetros de bellas playas. Aquí todo es casi perfecto: el clima (22 grados todo el año), las playas y los bosques y el (buen) nivel de vida. Es el sitio ideal para practicar el surf y el windsurf, en mecas surferas como Huntington Beach, en la foto. Mark Rightmire A Napa se puede ir a ver viñedos, pero si se quiere una experiencia realmente original, podemos ir a Calistoga, donde disfrutaremos de un agradable baño de barro. Es, probablemente, la ciudad menos aburguesada del valle de Napa y cuenta con centros de fuentes termales y emporios de baños de barro a partir de la ceniza del contiguo monte St. Helena. Charles O'Rear Los árboles más altos del mundo están en los Redwood National & State Parks, al norte de San Francisco. Esta unión del parque nacional de Redwood y los estatales de Prairie Creek, Del Norte y Jedediah Smith ha sido declarada patrimonio mundial y concentra casi la mitad de los bosques primarios de secuoyas de California. Julia Kuskin California se asoma al Pacífico en sus más de 1.700 kilómetros de costa, en los que hay todo tipo de playas. Una de las imprescindibles es Coronado, en la bahía de San Diego, en cuyo mítico Hotel Coronado, levantado a finales del siglo XIX, se rodó la famosa película 'Con faldas y a lo loco' de Billy Wilder, quedando asociado para siempre a Marilyn Monroe. La diversidad paisajística de Californiana va desde cimas nevadas hasta bosques primarios, y desde un océano brillante hasta magníficos desiertos que, además, desprenden una serena espiritualidad y son visitados por bohemios, rockeros, escaladores y aventureros en todoterreno. La meca es Palm Springs, que en los años 50 y 60 era escenario de las escapadas de Sinatra, Elvis y otras grandes figuras del 'star system'. JPM / Corbis La experiencia gastronómica en California incluye comprar en mercados agrícolas, degustar alguno de sus excelentes vinos o cenar en uno de sus célebres restaurantes. En San Francisco, por ejemplo, hay una auténtica obsesión por la comida local y sostenible. Para comprobarlo, solo hay que reservar en el resraurante Chez Panisse (Berkeley), donde Alice Waters, pionera de la revolución de la comida orgánica, lleva cocinando desde 1971. El parque nacional de Death Valley invita a caminar entre dunas y ciudades fantasmas del Salvaje Oeste, casi como si estuviéramos en una película de género. El Valle de la Muerte, cuyo nombre evoca condiciones infernales, tiene, visto de cerca, una enorme belleza. Es una tierra de exageraciones y récords: como el la máxima temperatura alcanzada en Estados Unidos (57 grados centígrados) o el del punto más bajo de Norteamérica, Badwter (en la foto), ubicado a 85,9 metros por debajo del nivel del mar. Sergio Pitamitz El recorrido en coche por la Highway 1 nos conduce sobre acantilados esculpidos por el embate del Pacífico a lo largo de la rocosa costa de Big Sur. Se ha escrito mucho sobre la belleza virgen y la energía de esta escarpada franja costera de 160 kilómetros encajada al sur de la península de Monterrey, pero el Big Sur es más un estado de ánimo que un lugar concreto en el mapa; no hay semáforos, ni bancos, ni centros comerciales. Catherine Karnow