AC Palacio de Santa Ana, cinco estrellas a 60 euros la noche

A orillas del Pisuerga, donde Valladolid todavía no adquiere el título de ciudad, se levantaban hace años los restos del monasterio de Santa Ana de la Flecha. No tan abandonadas ruinas las del claustro conventual y sí, totalmente, aquellas de la iglesia primitiva, cerca de allí, en cuyo escudo episcopal podía leerse: “Don Pedro Perez Peron fundó esta iglesia año de 1150 (…)”.

No fue hasta 1781 cuando se construyen las dependencias monásticas en torno a un claustro con arquería de medio punto y despiezo de ladrillo, presidido por un brocal de pozo con dos columnas toscanas. A modo escultórico, este pozo forma hoy parte del vestíbulo del mejor hotel vallisoletano, adscrito a la cadena AC Hotels Marriott.

Su minimalismo depurado, ala occidental, constituye uno de los modelos más aleccionadores de cómo redecorar un claustro sin perderle el respeto a la arquitectura histórica. Cierto que las habitaciones hacen pocas concesiones a la tradición neoclásica del edificio, salvo la rejería de los balcones, el amago de viguería noble en el techo y el arco que corona el comedor de la gran suite. Se duerme bien. Y se duerme en calma, pese a la mejorable insonorización. El personal, animoso y muy cercano, suple muchos de estos incordios con detalles. Existe un pequeño gimnasio y una piscina climatizada abiertos incluso en horas intempestivas.

Toda la vida del hotel gira en torno del viejo claustro, hoy transformado en un escenario vivificante que invita a pasarse horas ensimismados por el paisaje y el paisanaje. Para lo bueno y para lo malo, el lugar se encuentra algo apartado del centro de Pucela. Así que mejor relajarse y entender que no son muy habituales los hoteles de cinco estrellas a menos de 60 euros.

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