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Ir tres, volver cuatro

Jordi Sánchez, actor de 'La que se avecina', cuenta cómo viajó a China para adoptar a su hija Violeta

Jordi Sánchez, actor en la serie 'La que se avecina'.
Jordi Sánchez, actor en la serie 'La que se avecina'.

El actor al que por la calle llaman continuamente “Recio” o “pescadero” —sin tener en cuenta que su personaje de La que se avecina, de pescadero, nada: mayorista de pescado— está acostumbrado al tránsito perpetuo. “Llevo años viviendo en el AVE”, comenta. Las dos horas y 35 minutos que separan Sants, en Barcelona, de Atocha, en Madrid, le van perfectas para estudiar los guiones de la serie y ver películas. Pero el viaje que marcó a Sánchez, cuya comedia El eunuco sigue triunfando en el teatro madrileño de La Latina, y a su familia fue bastante más largo. Se fueron tres y volvieron cuatro.

 Póngame en situación.

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El viaje que recuerdo con más intensidad tuvo lugar hace 12 años. Fuimos a Pekín a buscar a mi hija pequeña y nos llevamos también a mi hijo mayor, Arnau, que entonces tenía tres años. Partimos de Barcelona un montón de familias y el primer día ya nos dieron a la niña.

¿Y cómo fue ese momento?

Pues nada como te lo imaginas. El proceso es muy frío. Convocan a todas las familias en una sala de espera y llegan un montón de señoras del orfanato, cada una con un bebé en brazos. Nosotros fuimos la familia número nueve, así que ya había ocho bebés llorando, ocho parejas emocionadas… es todo como muy caótico. Después sí, te vas a la habitación, le pones la ropa que le has traído y empieza la intimidad.

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¿Cómo se llama su niña?

Se llama Violeta. Allí, la directora del orfanato les va poniendo nombres según van entrando. Nosotros preferimos ponerle uno que nos gustaba.

Imagino que no estaban para mucho turismo.

Sí que hicimos excursiones. En la agencia te dan la opción y nosotros lo preferimos. Hay gente que no lo hace, que cuando no está haciendo el papeleo se dedica a ir a un chiquiparque o no se mueve del hotel. Vimos el Palacio de Verano, la Gran Muralla, lo clásico. Me pareció maravilloso.

¿Y el regreso? Siempre es muy emocionante ver las llegadas al aeropuerto.

Más para el que te recoge que para el que llega. Vienes empanadísimo, el niño dormido, la niña ni te cuento… y la familia con una explosión de emoción. Todos quieren coger a la niña y tú solo quieres dormir.

¿Han vuelto a China con Violeta?

Pues no, porque ella no quiere. Siempre se lo decimos, pero no tiene ningún interés. Dice que prefiere Disneyland.

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