Guía para no ser un 'forastero' en la Feria de Sevilla
El traje de flamenca es solo para el día, y si te invitan a una caseta no lleves a amigos
Cuando uno viene a Sevilla a visitar la Feria de Abril, no es difícil que se sienta perdido por la muy particular idiosincrasia de esta fiesta. La Feria tiene su propio protocolo tanto a la hora de vestir como de comer o con la forma de relacionarse. Lo que sigue son unos cuantos consejos para que el viajero pueda integrarse en una de las fiestas andaluzas con más tirón popular y más conocidas en el extranjero, que se celebra esta misma semana. Pistas para no quedar como un forastero.
Nunca antes de las 12 de la mañana
Obviamente, lo primero es llegar a la Feria. Nunca antes de las 12 de la mañana, porque el Recinto Ferial estará desértico. Que a nadie se le ocurra ir en coche, perderá su tiempo y paciencia intentando aparcar por el barrio de Los Remedios (donde está ubicada la Feria). El Metro le deja a uno al lado de la Calle del Infierno (parada de Blas infante), un anexo junto a las casetas que está lleno de atracciones (o cacharritos, como se les llama aquí).
Las casetas de la Feria
Los sevillanos se unen por familias, grupos de amigos o gremios profesionales en las llamadas casetas, que no son bares, sino más bien como sus casas. Si alguien te invita a su caseta es como si te estuviera invitando a su casa, así que no se te ocurra llevar un invitado extra. Te invitan a ti y no al amigo que por casualidad te has encontrado por la Feria. Si uno no conoce a nadie en Sevilla no pasa nada. Hay casetas que son públicas, con entrada libre, como las de los distritos de la ciudad. Lo mejor es pedir un mapa en el quiosco de información que hay a los pies de la Portada, para no perderse entre las más de mil casetas repartidas entre sus 15 calles, en las que, por cierto, transitan caballos y carruajes hasta las 20:00.
De beber: su 'rebujito'
Lo más típico para beber en la Feria es su rebujito, una mezcla de vino fino o manzanilla con refresco de lima-limón con gas que se sirve en jarras. Contiene menos alcohol que si se bebe el fino o la manzanilla solos (caldos procedentes de Jerez y Cádiz, que en Sevilla se beben masivamente en la Feria) y es muy refrescante (el rebujito se sirve con hielo). Una cerveza muy fresquita de la marca Cruzcampo (fabricada en Sevilla) es la otra opción típica. Para comer, una ración de pescaíto frito o tortilla de patatas (no puede haber unos platos más típicos para degustar en las casetas de Feria).
Tu indumentaria te delatará
En la Feria, la indumentaria evidencia al primer golpe de vista si uno es de Sevilla o es un turista despistado. Suele hacer calor (sobre todo de día), pero no está bien visto ir con gorra, camiseta y shorts. Eso está muy bien para patearse la ciudad, pero dentro del Recinto Ferial le hacen sentir a uno fuera de contexto. Los sevillanos se arreglan mucho para su Feria, pero sin tocados ni sombreros (solo el típico de ala ancha estilo cordobés). Y, eso sí, flores. En la solapa de los hombres y en el pelo de las mujeres. El tacón es preferible a los zapatos planos, aunque es muy socorrido llevar unas bonitas bailarinas en el bolso. Por la noche no se viste de flamenca. Lo suyo es lucir un look de fiesta: paillettes, satén, encajes… lo que marquen las tendencias de moda ese año (y está bien añadir un mantón bordado para protegerte del frío).
El traje de flamenca, solo de día
Los trajes de flamenca se visten de día y nunca de noche, a no ser que se esté desde por la mañana en la Feria y una no haya podido marcharse para cambiarse. Si te has comprado/alquilado un traje de flamenca, recoge tu pelo, luce grandes pendientes a juego con el traje y ponte tacón. Nada de gafas de sol ni de reloj de pulsera. Pero sí maquillaje (para ponerse flamenca de verdad). El hombre que acompaña a una mujer vestida de flamenca debería llevar traje o, al menos, chaqueta, pero nada de ropa casual tipo náuticos o polos.
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