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VIAJEROS URBANOS

Diez cosas que hacer en el mercado de Navidad de Bremen

Este año se espera que pasen por los puestos de la ciudad alemana más de 1,5 millones de visitantes

El mercado de Navidad Bremen tiene 180 puestos de artesanía y comida.
El mercado de Navidad Bremen tiene 180 puestos de artesanía y comida.Emma Maddalosso

El mercado de Navidad de Bremen es uno de los más bonitos de Alemania. Cada año, un par de días antes del primer domingo de adviento, una ceremonia oficial en la catedral da el pistoletazo de salida a este mercado que convierte el centro de la ciudad en una locura de luces de colores y adornos navideños. Más de 180 puestos de artesanía de todo tipo y comida, mucha comida. La primera vez impresiona, abruma y hasta espanta con una característica mezcla de olores no apta para cualquier nariz, pero la verdad es que engancha y se convierte en una de las citas más esperadas, si no la que más, del calendario en Bremen.

Hay al menos diez cosas que debes hacer si visitas este mercado, que espera este año más de 1,5 millones de visitantes.

1. Hay que abrigarse bien. Parece obvio, pero no lo es. El frío húmedo de Bremen hace estragos. Gorro y guantes son obligatorios. Y si llueve o nieva hay que olvidarse del paraguas, no habrá sitio para él entre tanta gente. Mejor una buena capucha. O un gorrito de Papá Noel, muy de moda estos días.

2. Hay que hacerse con una corona y un calendario de adviento. La corona tiene siempre cuatro velas, que se encenderán una a una cada domingo de adviento. Un buen sitio para comprar el calendario es la famosa chocolatería Hachez (Am Markt 1), situada en el corazón del mercado.

3. Hay que quedar para tomar Glühwein con los amigos o compañeros de trabajo. El vino especiado caliente es sin duda rey del mercado. Ayuda a paliar el frío y anima el ambiente. Otra bebida muy popular es el Feuerzangenbowle, un ponche caliente con vino, canela, piel de naranja, ron y azúcar. Un par de vasos y nos invadirá el espíritu navideño seguro. Estas bebidas se sirven en unas jarritas muy coquetas, muchas veces con forma de bota, por las que se pagarán dos euros al pedir la consumición. Al terminar la bebida podemos devolver la jarrita y recuperar el dinero, o llevárnosla de recuerdo.

4. Hay que escuchar por lo menos un día a Papá Noel leer cuentos e historias a los niños. Lo hace diariamente durante todo el adviento a las 15,30 horas en un escenario al lado de Unser Lieben Frauen Kirche (Unser Lieben Frauen Kirchhof 27). Los músicos de Bremen, por ejemplo, no se lo pierden ni un día.

5. Hay que comprar cepillos. Cepillos para barrer, para limpiar, para la ropa, para peinarse… cepillos para todo. Casi todos los mercados de Navidad alemanes tienen por lo menos un puesto que vende cepillos. Si se necesita un buen cepillo, éste es el momento de comprarlo.

6. Hay que visitar el mercado medieval de la ribera del río Weser (Schlachte), hermano pequeño del principal. Imprescindible probar el salmón recién ahumado y el pan de jengibre. Aquí se pueden comprar regalos originales para llevar a casa: orujos artesanales, pieles, bufandas y jerséis de lana tejidos a mano, cestas para la leña o un bonito disfraz de caballero de la tabla redonda, con espada tallada a mano y todo. Merece la pena fijarse en los tenderos de los puestos, con sus ropajes y peinados realmente parecen sacados del siglo XII. También hay juegos tradicionales para los más pequeños y un barco pirata en el que se sirven salchichas.

7. Hay que asistir a algún concierto navideño. Las iglesias del centro de la ciudad siempre celebran con música la llegada de la Navidad. La catedral de San Petri (Sandstraße 10-12) y las iglesias Unser Liebe Frau Kirche (Unser Lieben Frauen Kirchhof 27) y Kulturkirche St. Stephani (Stephanikirchhof 8) suelen ofrecer programas navideños. También es un buen momento para visitar Die Glocke (Domsheide 4/5), la sala de conciertos más importante de Bremen, y vecina del mercado de Navidad.

8. Hay que comprar adornos navideños de madera tallados a mano. Muy típicos son los Räuchermännchen, hombrecillos de madera para quemar incienso, los Cascanueces, los Schwibbögen, candelabros en forma de arco con escenas navideñas en su interior, y las pirámides de Navidad, una especie de carruseles de madera de varias plantas adornados con motivos navideños, generalmente ángeles.

9. Hay que comer. El mercado está repleto de puestos que ofrecen todo tipo de golosinas y especialidades de la zona. Hay que probar las tradicionales almendras garrapiñadas, el mazapán de Lübeck, las frutas recubiertas de chocolate, las galletas Speculoos, los Poffertjes, dulces holandeses muy populares en la zona que se sirven con azúcar glasé o crema de chocolate, y los Kartoffelpuffer con puré o sirope de manzana, unas tortitas de patata que al freírse impregnan el mercado de un olor terrible. Por supuesto, no podemos despedirnos del mercado sin probar las omnipresentes salchichas, especialmente recomendables las preparadas al estilo bávaro.

10. Hay que volver a casa cansados, con los pies helados, contentos y con empacho. Y finalmente, hay que prepararse un Magentee, una infusión de sabor absolutamente asqueroso pero fantástica para superar la indigestión.

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