Patio multicolor

Cómo resistirse a pensar que los alarifes de este vasto complejo hotelero no han tomado prestado del Musac, obra magna de Tuñón y Mansilla en León, la policromía de las cristaleras que apantallan el patio interior. Cómo evadirse a las nítidas referencias que el garaje del edificio transmite del trabajo de Teresa Sapey en el hotel Puerta de América, de Madrid. No en vano uno de los tres arquitectos que han diseñado este moderno establecimiento del extrarradio vitoriano estuvo adscrito también a la construcción de aquel. Óscar Luquin, Pedro Apaolaza y Luis Armentia dibujaron una gran G sobre un solar vacío en el extremo del paseo de Uleta, y sobre esta inicial de su ciudad, Gasteiz, edificaron el llamativo hotel que hoy cautiva por sus transparencias, la holgura de sus espacios, la iridiscencia del acristalamiento en los pasillos... Tarjetas para accionar los ascensores, identificadores para la apertura de puertas que se cierran una detrás de otra, ascensores escamoteados... “Por seguridad”, explican en recepción.

Si la oferta de pintxos no puede ser más sugerente en el bar-cafetería semicircular, junto a la entrada, cuánto de bueno no cabría esperar de un chef como Imanol Izaguirre en el restaurante Arimendi. O del desayuno que se sirve en el Patio de Cristal, de bufé, aunque bien atendido en mesa. Al fondo, un ordenador solitario hace intuir la utilidad de un Internet corner.

Tonos neutros

Si bien este hotel ha sido diseñado para la celebración de eventos, hay que rehuir los fines de semana en que se anuncian bodas. En cuanto sube el termómetro etílico, los alaridos se propagan por todos los nodos del vidrio estructural. Claro que las habitaciones ofrecen el refugio ideal para resistir en paz la velada. Siguen oliendo a nuevas. Limpias, confortables, diáfanas. Convertibles la mayoría en apartamentos de larga estancia, con kitchenette americana y un frigorífico para abastecer a una familia numerosa. Todas en tonos neutros, con madera de pino, tarima oscura en el piso y una decoración mínima que las hace agradables, sin compromisos niriesgos estéticos. Dos de las suites se proyectan al exterior en una espectacular terraza apreciada por la clientela del norte y del centro de Europa. Vitoria, junto a Girona y Palma de Mallorca, es una de las tres ciudades más apetecibles de España para vivir. Por qué no también para visitarla.

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