_
_
_
_
Reportaje:24 HORAS EN... QUERÉTARO

Gorditas de migajas

Casonas barrocas con leyendas, la chispa de la independencia de México y una actividad cultural que ya quisieran muchas grandes ciudades. Querétaro huele a mantecado y delicias gastronómicas

Las enormes autovías expulsan a los alineados conductores mañaneros, y Santiago de Querétaro, o simplemente Querétaro (alrededor de un millón de habitantes), se llena entonces de bicis. La irrupción desde hace unos diez años de grandes multinacionales ha conseguido que surja como respuesta un movimiento ecológico y bicicletero que obliga al gobierno local a proteger a los fans de las dos ruedas. Una tendencia slow, de ritmo lento, muy en línea con el carácter de los queretanos, mexicanos orgullosísimos de sus raíces y su centro barroco y en cuadrícula patrimonio de la Unesco. La industria aeronáutica y la inversión extranjera la han convertido en una de las ciudades más dinámicas de Latinoamérica. Pero los queretanos, a solo 250 kilómetros del DF, siguen saliendo de paseo y prefiriéndose gastar los pesos en gorditas de migajas y paletas frescas.

9.30 Fantasmas en la casona

En las cafeterías que rodean la plaza de Armas (1), el epicentro de Querétaro, pueden escucharse diferentes acentos españoles y varios idiomas. "La ciudad, que antes era más provinciana, ya está muy acostumbrada a la gente de fuera", explica Jimena Martínez, que ha vivido seis años allí. Ambiente cosmopolita que se va difuminando por las callejuelas del Cinco de Mayo y Libertad, repletas de puestos de artesanía donde comprar las típicas muñecas de cartón y tela. A sus alrededores surgen impresionantes casonas barrocas y dieciochescas formando líneas curvas. Son imprescindibles la de la Marquesa (2) (hoy un exclusivo hotel; atención a sus paredes de azulejos moriscos), la de Ecala (de fachada noble de piedra), la de la Zacatecana (un museo que representa la época y donde dicen que se aparecen los espíritus de sus dueños asesinados), la de los Cinco Patios (ideal para un café en su patio) y la del Corregimiento (3) (cuna de las conspiraciones previas a la independencia de México).

12.00 ADN cultural

Más vale regular la abrumadora historia pasada con alguna exposición actual en la galería Libertad (4) (calle de la Libertad, 56). Aquí se puede encontrar desde fotografía hasta escultura, casi siempre de artistas emergentes. La misma pátina moderna tiene el Museo de la Ciudad (5) (calle de Guerrero, 27), que más bien es un centro omnívoro donde caben desde los ciclos de cine y los espectáculos de danza hasta los talleres infantiles. Jimena Martínez comenta: "Además, los queretanos se echan a la calle para cualquier evento". La urbe lleva el arte en su ADN: las iglesias barrocas, que asaltan a cada paso, sirvieron como campo de experimentación. La de San Francisco (6) fue la primera que se construyó, en 1540. Siga la ruta religiosa con el huerto de la iglesia de Santa Cruz, donde crecen árboles con espinas en forma de cruz, hecho que a todo el mundo le parece de lo más normal. El mal cuerpo se pasa un poco en San Felipe Neri (7) (roja y medio neoclásica, que hace las veces de catedral, aunque en una ciudad con sobredosis de iglesias no es la más importante), Santa Rosa de Viterbo (que parece barroca del norte de Italia por su pintura exterior), San Agustín (cuyo claustro le dejará soltar un oh de admiración) y Teresitas (tan neoclásica y racional que parece un Parlamento). Son pocas las veces que no hace sol en la ciudad, así que haga cola como los queretanos en la Paletería La Colonial (8) (calle del Doctor Lucio, 31) para comprar paletas (polos) elaborados de forma artesanal. Sabores desde el mango hasta las fresas con nata. La tendera espera pacientemente: "No se preocupe. Sé que cuesta mucho decidirse".

14.30 El secreto de Chucho El Roto

Boletín

Las mejores recomendaciones para viajar, cada semana en tu bandeja de entrada
RECÍBELAS

Un buen lugar para saborearlo es el jardín Zenea (9), entre las sombras de los árboles y algún grupo de mariachis. Puede que haya todavía más animación y música en la plaza de la Constitución o en la de la Corregidora, dedicada a doña Josefa Ortiz de Domínguez, instigadora de la revolución que dio lugar a la independencia de México. "La llegada de las grandes empresas y de personas de fuera de México no ha matado la espontaneidad de los queretanos", comenta la treintañera Sandra Caballero, trabajadora de una sucursal bancaria. "La economía crece y se construyen más y más casas, pero esto sigue siendo como un pueblo". Se comprueba más que nunca en el restaurante del mercado de la Cruz (10), donde pedir antojitos como las gorditas de migajas (rellenas con carne de cerdo), las enchiladas queretanas (con queso fresco o pollo), la barbacoa de borrego y el guajolote (pavo). Más refinado es el mesón de Chucho El Roto (11) (calle de Pasteur Sur, 16), con una terraza abarrotada de gente. Mientras canta el grupo de mariachis Nueva Era (una experiencia que a los españoles les suena muy de guiri), la cocinera, Pati González, explica su filosofía: "Tenemos platillos mexicanos y típicamente queretanos, pero con un toque diferente", apunta sin querer decir los ingredientes secretos de sus famosas recetas. "Lo más pedido son las enchiladas, gorditas, la cochinita pibil y los chapulines, que son unos insectos".

16.30 Una dulcería diminuta

Para un café no hay mejor sitio que La Mariposa (12) (calle de Ángela Peralta, 7), piensan muchos queretanos. Café, mantecado (nieve de leche con fruta), duraznos prensados o jericayas (especie de natillas). Esta dulcería es diminuta, se sentirá como en una casa de muñecas y se relamerá. La tarde huele a naturaleza. Se empieza en la Alameda de Miguel Hidalgo (13) un parque decimonónico, y luego se tira al Cerro del Sangremal (14). Bajando está el acueducto, del siglo XVIII. La gigantesca estatua del presidente mexicano Benito Juárez asusta en el Cerro de las Campanas (15), emblema verde en la capital de un Estado donde se encuentra la reserva de la biosfera de Sierra Gorda, el área protegida con más biodiversidad del país.

20.00 'Chelas' en la azotea

La noche se echa encima y las calles siguen llenas, aunque no hasta muy tarde. La ciudad es segura: algunos dicen que porque los narcos tienen aquí a muchas de sus familias y otros porque es segura de por sí. Revise la programación del auditorio Josefa Ortiz de Domínguez (16) y el teatro de La República (17), donde por primera vez en 1854 se interpretó el himno nacional y donde en 1917 se promulgó la Constitución mexicana. También puede ir a desternillarse al Corral de Comedias (18) y a por ensaladas o bocadillos en La Biznaga (19) (Gutiérrez Nájera, 17), totalmente kitsch. La Casona de los Cinco Patios (20) (Andador Cinco de Mayo) dispone de una oferta para no salir en horas: cena creativa en San Miguelito, botana (picoteo) en La Antojería y música de entre los cincuenta y los ochenta en La Viejoteca, decorada como una farmacia antigua. Siempre hay conciertos de jazz, indie rock o sesiones de dj en La Encrucijada (21) (avenida de la Universidad, 67) y Zeppelin (22) (Independencia, 186), con una azotea para sentirse libre con una chela (cerveza) en la mano.

La calle de la Independencia en Queretaro.
La calle de la Independencia en Queretaro.BERTRAND GARDEL
La Casa de la Marquesa convertida en hotel.
La Casa de la Marquesa convertida en hotel.ROBERT HARDING
Plano de Queretaro.
Plano de Queretaro.JAVIER BELLOSO

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_