Frente al mismísimo diablo en San Francisco
24 horas en Mission, barrio latino y germen de la ciudad de San Francisco, entre arte urbano, burritos, demostraciones de taxidermia y hasta una tienda para piratas
El único angloparlante del local se siente algo incómodo entre la escabrosa decoración que cuelga del techo y las paredes de Radio Havana Social Club. No es por las Barbies decapitadas o el resto de cachivaches oscilantes, como antiguos retratos en blanco y negro, saxofones y guitarras, bebés de goma con futuristas injertos a lo Acción Mutante, planisferios, muñecos con burlesco parecido al actual gobernador de California, el omnipresente ratón Mickey o una muleta con cuerpo en forma de ametralladora. A dos pasos del edificio que dio origen a la ciudad de San Francisco, se siente algo desubicado por hablar inglés.
Fuera del circuito turístico más transitado, al sur de Market St., echarse a caminar sin demasiados temores (diurnos, al menos) por Mission District tiene recompensa. El tejido urbano entre las calles 18 y la 24, y entre Bryant y Valencia Street, resulta, sencillamente, deslumbrante. Mexicanos, nicaragüenses, salvadoreños, peruanos... Aquí se mezclan quienes vinieron del sur (y de cualquier parte del globo) en busca de futuro. Vistoso, animado, sabroso e inquieto (en lo artístico), el barrio latino de San Francisco destila raza y mucha diversión. En realidad, esto es La Misión.
01 Una prisión y una parroquia
En torno a una casa de misioneros y el Presidio Real de San Francisco germinó la ciudad estandarte de la contracultura americana. En la esquina de Dolores Street con la calle 16, la Misión de San Francisco de Asís marca el punto exacto desde 1776. La vieja iglesia, escoltada desde 1918 por una basílica de mayor volumen, luce galones históricos: es el edificio más antiguo de la ciudad que se mantiene intacto, unos cuantos terremotos después, incluido el temblor de 1906 que arrasó San Francisco. Pequeña y robusta, la cercanía del Arroyo de los Dolores le dio su nombre verdadero: Mission Dolores.
02 'El Mismísimo Diablo'
Unos pasos más allá, entre las calles 17 y 18, un callejón conecta Mission y Valencia St. Se trata de Clarion Alley, y su Mural Project (http://wn.com/Clarion_Alley), una galería al aire libre con algunas de las mejores muestras de arte urbano de la ciudad: desde los conejitos de Jeremy Fish (www.sillypinkbunnies.com) hasta El Mismísimo Diablo de Daniel Segoria, el divertido Mojo Man de Kenneth Huerta o la icónica pintura sin título de Mats Stromberg que ilustra la portada de Street art San Francisco: Mission muralismo (www.missionmuralismo.com); una recopilación en gran formato y tapa dura con más de 500 trabajos de tan brillante movimiento artístico.
Nacido a finales de los 70, mordiente y provocativo, el muralismo callejero de Mission mezcla la herencia de la escuela mexicana que lideró Diego Rivera con multitud de aditivos más: surrealismo, punk, dibujos animados, la tradición grafitera... Eso sí, sin clandestinidad ni nocturnidad. Asociaciones como Precita Eyes (www.precitaeyes.org) se encargan de patrocinar, conservar y promover uno de los símbolos ya del barrio, siempre en constante renovación. Incluso organiza tours guiados por las piezas más importantes y representativas.
El recorrido pasa obligadamente por Balmy Alley, entre las calles 24 y 25, callejón paralelo a Harrison St. donde se pueden contemplar trabajos tan diversos en estilo y mensaje como Victorion, de Sirron Norris, o Enrique's Journey, de Josue Rojas. La ruta muralista tiene otro referente, las decoradas fachadas del Women's Building (www.womensbuilding.org), centro que apoya la integración social de mujeres sin recursos, y que también financió el angustioso y azul trabajo de Juana Alicia (www.juanaalicia.com), La Llorona's Sacred Waters, en la esquina de York con la calle 24: un reclamo de la lucha femenina en medio mundo: por el agua en las tierras altas de Cochabamba (Bolivia), por las inundaciones provocadas por la irresponsabilidad gubernamental en el valle de Narmada (India) por los asesinatos de mujeres en Ciudad Juárez.
El listado de artistas y obras es inagotable: Víctor Reyes (http://reyes78.com) y sus voluptuosas formas de intenso color, como R, en Cunningham Place; el binomio formado por Andrew Schoultz y Aaron Noble, responsable de Generator (trabajo de 2003 todavía visible en Lexington con la calle 18, junto al Women's Building); Swoon y la genialidad en papel recortado y pegado en el cruce de Hampshire St. con la calle 24 o los trazos circulares de aerosol que componen un retrato sin bautizar de Miles MacGregor, El Mac (http://elmac.net), fuera de los límites de Mission: Fillmore St. entre Haight y Waller (Lower Haight).
03 Tiendas para piratas
Pisar la Mission sin husmear en alguna thrift store es casi de mal gusto. Las tiendas de segunda mano son otro clásico del barrio; mil posibilidades para desfogarse del empacho muralista sin dejarse demasiados dólares. The Community Thrift, en el número 623 de la calle Valencia (esquina Clarion Alley) propone, además, un ejercicio de civismo: esta tienda de ropa, discos y cualquier objeto imaginable no tiene ánimo de lucro; se nutre de donaciones altruistas y, gracias a ello, mantiene precios "asequibles", como presume en su web (www.communitythriftsf.org).
Quienes reparen menos en gastos, Valencia St. es también terreno de galerías de arte, librerías, restaurantes cools y tiendas de ropa vintage (con precios más exigentes). También hay curiosidades altamente recomendables, al menos para visitar. Como Paxton Gate (www.paxtongate.com), lonja de extravagancias que mezcla, entre otros géneros, plantas carnívoras corales, conchas y grandes caracolas, tubos de ensayo e inquietantes demostraciones de taxidermia, unicornios incluidos. Entrar en 826 Valencia resulta enriquecedor; esta tienda de objetos para piratas (sí, para piratas) es una tapadera: las cartas de navegación, patas de palo, tibias y calaveras, catalejos y demás aparejos bucaneros ocultan una iniciativa que fomenta la lectura y la escritura entre los niños del barrio: una escuela para escritores. Al frente del barco está Dave Eggers, escritor superventas y finalista del Premio Pulitzer que invirtió así sus ganancias. Una historia de la Misión.
04 Tacos de pescado con aguacate
Cuando el hambre aprieta lo mejor es acercarse a la taquería Vallarta (3033 de la calle 24, entre Balmy St. y Treat Avenue), por muchos motivos. Por ejemplo, por sus interiores, made in Mission: fusión sin complejos en paredes y techos de muralismo con mensaje (muy intencionado) y televisiones de plasma. El principal reclamo hoy son sus tacos de pescado con aguacate -entrar bajo el arco que reza "Mariscos"-, regados con aguafresca de piña. Vallarta es barato, delicioso, abre hasta las tres de la madrugada y tiene futbolín. Para cenar burritos (o repetir de tacos) la mejor elección es El Farolito, en el 2779 de la calle Mission, entre la 23 y la 24, un clásico del barrio.
05 Dolores Park
Si es domingo, no hay excusa: todo el mundo está en Dolores Park. Si no, pero hace sol igualmente, también están casi todos. El parque de Mission District es un reclamo irrenunciable con buen tiempo y un ejemplo de civismo y organización: al norte, entre los baños públicos y el playground (canchas de baloncesto), se reúnen los hipsters; al sur, quienes pasean con perros (profesionales del gremio incluidos, con una jauría tirando de ellos) y bañistas de secano tostándose al sol, en la terraza superior. Solo como ejercicio de contemplación, Dolores Park ya merece la pena, se ve de todo: runners, vendedores de cookies, jóveners modernos de punta en blanco, padres jugando con sus hijos, barbacoas los domingos y, por supuesto, turistas contemplando la excelente panorámica del downtown de San Francisco. Irrenunciable.
» http://missiondolorespark.com
06 Paisanaje nocturno
Sentados a la mesa del Latin American Club (3286 de la calle 22, entre Bartlett y Valencia St.), un maestro llegado de Nicaragua, un sinaloense de Los Mochis, un desgarbado madrileño, la Princesa Inca y un simpático texano de ascendencia hindú que busca compañeros de viaje para el fin de semana. La mezcla de historias, razas, orígenes y nacionalidades es el denominador común entre el paisanaje de Mission District; también lo es la lengua patria.
En Radio Havana Social Club, por ejemplo, lo extraño es hablar inglés. El regente es Victor Navarrete, un divertido artista cubano que vivió durante años en el barrio de Lavapiés y emplea el interior (y exterior) de su minúsculo bar como galería particular. Hay sangría pero nunca tiempo suficiente para descifrar la multitud de objetos que saturan sus paredes. Está en el número 1109 de Valencia Street y resulta verdaderamente imprescindible.
Algo alejado, el Zeitgeist (199 Valencia St.) cuenta con otro poderoso argumento: es uno de los pocos bares con patio. Además de un alivio para los fumadores, resulta perfecto para pasar una tarde de sol y enlazar con la noche. Hamburguesas y comida rápida, jukebox en buen estado, happy hour de casi doce horas de duración y 48 tipos de cerveza diferentes, Anchor steam (la local de San Francisco), entre ellas.
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