Esquís al hombro, pasaje en mano
Una ronda de 'champagne powder' en Utah o una montaña entera para esquiar en Japón. Cinco propuestas invernales alrededor del mundo para esquiadores viajeros
Un atracón de nieve polvo con ración de sushi de postre en Japón, aceras calientes en Colorado, un periplo africano con los esquís a cuestas en busca del Atlas o una montaña con vistas a los fiordos para esquiar dentro del Círculo Polar Ártico. Cinco propuestas para esquiadores viajeros.
01 Champán en la pista (y en la copa)
El mito de Aspen, en plenas Rocosas (Colorado), tiene serios competidores en las cercanías de Salt Lake City (Utah). Son ya cuatro las temporadas, la presente incluida, en las que Deer Valley se alza con el prestigioso título de mejor resort en Estados Unidos. Las aceras con calefacción interna para evitar desacertados resbalones de Aspen, han quedado desfasadas ante la meca del esquí de lujo, en este valle de Utah. Amén del Champagne powder (nieve polvo de excelente calidad) y el valorado pisado de sus pistas, hay trabajadores dispuestos por todo el complejo para facilitar la vida del cliente (porteos del material incluido), se prohíbe el acceso de snowboarders a las pistas y se potencian con esmero las propuestas dirigidas al disfrute familiar. Ojo, hay un serio rival muy cerca: Canyons, también en Utah, donde se preparan telesillas cubiertos y con asientos tipo sofá con calefacción incorporada. ¿Quién da más?
02 Sushi, termas y 'powder'
Los esquiadores con ganas de nuevos horizontes tienen un filón en Niseko, al norte de Japón, un país con 400 estaciones operativas. No lejos de Sapporo (sede los Juegos Olímpicos de Invierno de 1972), la unión de los cuatro complejos (Grand Hirafu, Hanazono, Niseko Village y Annupuri) que ya funcionaban en esta montaña de la isla de Hokkaido, han multiplicado el dominio esquiable para un mismo forfait, y se ha situado a la cabeza las estaciones niponas, con más de 500 kilómetros en pistas. Niseko presume de clima, cantidad y calidad de nieve (excelente sequedad, tipo 'powder') y en la estación más internacional del país. Poder darse un atracón de sushi al terminar la jornada o de sumergirse en un tradicional onsen (baños termales al aire libre) ayuda, claro.
03 11 kilómetros sin descanso
Elegir una estación de esquí en Suiza es tan complicado como decidir a qué playa irías en verano entre todo el litoral español, archipiélagos incluidos; las posibilidades resultan infinitas: Grinderwald, Sant Moritz, Zermatt, Saas-fee, Gstaad, Crans Montana, Davos, Portes du Solei... Fuera del circuito habitual, la estación de Samnaun (al este del país helvético, fronteriza con Austria) ofrece sin embargo más de 200 kilómetros en pistas, forfait mucho más baratos que en el Pirineo, descensos de hasta 11 km sin descanso y la posibilidad de esquiar en la estación austriaca de Ischgl, donde cada año se abre y se cierra el curso con auténticos festivales de música (Kate Perry inauguró la temporada pasada).
04 Por encima del Círculo Ártico
Auroras boreales, espectaculares vistas, safaris de orcas, águilas marinas... y esquí, por supuesto. La montaña Narvikfjellet (y alrededores) despliega sus encantos invernales desde marzo a junio; antes la nocturnidad del invierno resta posibilidades. Y entre otras, la posibilidad de esquiar dentro del Círculo Polar Ártico. Aunque su dominio esquiable es algo modesto (nueve pistas preparadas y cuatro naturales), la estación de Narvik cuenta con buenos desniveles, descensos que superan los tres kilómetros de recorrido y tiene una de las pistas más verticales de Noruega, con impresionantes vistas al fiordo Ofotfjord.
05 Esquiar en África
Hay nieve más al sur de Sierra Nevada. Cruzando el estrecho, la estación de Oukaimeden, a 70 kilómetros de Marraquech, alcanza los 3.300 metros de altitud en plena cordillera del Atlas marroquí, proporcionando días de esquí en el continente africano desde enero hasta abril. De dominio esquiable algo escaso, pero buenos recorridos y desniveles, así como pistas de todas las dificultades, en Oukaimeden resulta especialmente recomendable explorar (con precaución y asegurados) el terreno fuera de pista. Destino económico para esquiadores, que conjuga el deporte blanco y la experiencia viajera, y además regala espectaculares paisajes a quienes se decidan a cambiar las botas de esquí por las de trekking y se adentren en alguna de las muchas rutas que recorren las montañas del Atlas.
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