Papá Noel no, gracias
Ni turrones, ni villancicos, ni rastro de los Reyes Magos: siete destinos alrededor del mundo para huir de la Navidad
Aún quedan lugares en el mundo fuera de la jurisdicción navideña de Papá Noel, en los que no suenan villancicos de forma reiterativa en cada esquina. De esquina a esquina del globo, recorrido por siete destinos que aseguran unas vacaciones diferentes, lejos de la presente omnipresencia navideña y toda su parafernalia.
1. Horario comercial en Jerusalén
Hay a quien se sorprenderá cuando camine por Jerusalén y no se vea asaltado por luces de colores, árboles navideños y demás decoración característica de estas fechas. Sólo el barrio cristiano presenta dicha estampa, ya que en el resto de la ciudad y del estado israelita -de mayoría judía- ni siquiera son días festivos. Horario comercial, ajetreo diario y decoración urbana habitual reciben también al viajero en Tel Aviv, la capital, cuyo su carácter moderno, acelerado y cosmopolita permiten olvidar desde el acebo hasta los renos.
2. Esfinges sin engalanar
Alumbrando urbano de cada día, esfinges sin engalanar y temperaturas cálidas que destierran el invierno ibérico por unos días. El Cairo no se detiene ni el 24 ni el 25 de diciembre, y el país mantiene su rutina habitual, ofreciendo una buena oportunidad de visitar las faraónicas pirámides, adentrarse en el desierto del Sinaí y sus estrechos y estéticos cañones o bucear a placer en el mar Rojo.
3. Karaokes sin villancicos
Las únicas luces que deslumbran en el país asiático son las de los anuncios de neón del centro de Tokio. Una cena diferente a base de sushi y sopa de fideos, recorrer los tranquilos y cuidados templos de la capital nipona o cantar de todo menos villancicos en alguno de los karaokes de Golden Gai.
4. Shanghai sin campanadas
Desde los bazares de Fangbang Zhonglu, donde encontrarás diversos productos chinos pero ninguno para decorar el árbol, hasta las tiendas de moda de Nanjing Donglu y Jiujiang Lu, principales arterias comerciales. Shanghai es otro buen refugio antinavideño. Y de remate, un crucero por el río Huangpu, ruta menos turística pero perfecta para conocer esta luminosa y ciudad china ciudad.
5. Papa Noel no conoce Petrogrado
San Petersburgo se presenta como un refugio a medias. La parafernalia navideña (cotillón incluido) se pierde de vista en la Rusia profunda, pero el frio, evidentemente, se multiplica. Eso sí, las posibilidades bajo techo son incontables: arte y cultura, la llamativa Catedral de San Isaac, palacios y monumentos en zona de Petrogrado despliegan una generosa oferta. Y al caer la noche, sus bares y discotecas caldean el frío ambiente de las calles. Tampoco faltan tiendas de moda, coquetos cafés y lujosos restaurantes en la avenida Nevski para cambiar de ambiente.
6. Copas sin cava en Bangkok
Templos budistas donde jamás han oído hablar de la misa del gallo y comida exótica, donde cualquier parecido con el menú típico de Nochebuena es casualidad, excepto por las gambas. El principal destino del sudeste asiático, y su capital Bangkok, permite compras en bazares exentos de adornos o motivos navideños, y dejarse iluminar por las luces de bares como el Bed Supper Club, donde se puede tomar una copa, y no de cava precisamente.
7. Marionetas de agua y montañas de Marmol
Aunque en temporada alta, el caos habitual de Hanoi, capital de Vietnam, ofrece permite diluir cualquier recuerdo de la navidad occidental. El Barrio Antiguo contribuye con acelerado brebaje urbano de luces, cláxones, agitados comercios y restaurantes llenos de vida. También hay rincones más relajados: el teatro de marionetas de agua o la Pagoda del Perfume, en las Montañas de Mármol (alrededores de Hanoi), da un respiro a tanto ajetreo. Y de la Papa Noel, ni rastro.
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