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Cuando el teatro es un jardín nocturno

El anfiteatro de Montjuïc, escenario central del Festival Grec, ofrece espectáculos en un ambiente inolvidable

Hay pocas experiencias tan gratificantes en la noche estival barcelonesa como asistir a un espectáculo en el anfiteatro de Montjuïc, al aire libre. Emplazado entre jardines en la falda de la montaña, en una antigua cantera en la que encaja maravillosamente la cavea -las gradas con asientos-, el Teatre Grec (en realidad, una imitación a pequeña escala del de Epidauro construida en 1929 y bautizada inicialmente como Teatro de la Naturaleza) permite disfrutar de teatro, música y otras artes escénicas en un ambiente que deja corto el tópico de "marco incomparable". Y es que no sólo ofrece disfrute cultural (el festival Grec, del que es su sede emblemática), fresquito muy de agradecer tras el tan a menudo tórrido día de verano, y belleza paisajística, sino que incluye un restaurante aterrazado sobre los jardines y con vista a la ciudad que es de los rincones más encantadores y románticos de toda Barcelona (reservas: 663 76 20 35, restaurantegrec@sifo.es).

En la memoria de prácticamente todos los barceloneses se encuentran una o varias noches de Teatre Grec durante el festival, que este año cumple sus 33 años de existencia: las mágicas representaciones de Antaviana, de Dagoll Dagom, en 1979; el Sol solet de Comediants con la Orquesta Platería, y el Hamlet de Enric Majó-Terenci Moix, aquel mismo año; el Arlecchino del Piccolo con el gran Ferruccio Soleri en 1982, Vittorio Gasman en 1984, María Casares en 1985, el polémico Robert Wilson de 1986, Maria del Mar Bonet y Nacho Duato en la inauguración de la edición de 1988, Raimon en 1999, Jane Birkin en 2003, la etérea Sylvie Guillem con Akram Khan en 2007... qué recuerdos tan hermosos, envueltos en la luz de la luna y la voz de los sapillos y mochuelos que puntean las actuaciones.

El actual director del festival, el argentino Ricardo Szwarcer, es un enamorado del anfiteatro y lo reivindica como espacio específico y central del programa -que se desarrolla también en diversos puntos de la ciudad-, concentrando allí un buen manojo de las mejores propuestas. "Lo concibo como el corazón del festival", señala Szwarcer. "La visita a los jardines y el anfiteatro, y la visión de un espectáculo, resultan muy gratificantes, se vive la noche de verano como en ningún sitio, un verdadero privilegio. En otros teatros como los de Epidauro y Atenas la sensación es diferente, de inmensidad: el Grec no es épico ni monumental como aquéllos y proporciona una sensación deliciosa de intimidad".

El programa general del festival permite asomarse a otros espacios interesantes de la ciudad como los dos grandes teatros vecinos al anfiteatro, el Teatre Lliure y el Mercat de les Flors, ubicados en antiguos pabellones reformados de la Exposición Internacional de 1929, y que con el anexo Instituto del Teatro (la gran escuela oficial de artes escénicas) componen un potente polo teatral; el Centro de Cultura Contemporánea de Barcelona (CCCB), sede de las propuestas más innovadoras, el Teatro Nacional, el Auditorio, el Museo Picasso o la plaza del Rei, en el barrio gótico.

Szwarcer sugiere espcialmente a quien viaje a Barcelona los días de Grec la programación de música y danza (como Entity, del imaginativo coreógrafo Wayne McGregor, en el Mercat). Recomienda Datamatics, del artista visual y compositor de música electrónica japonés Ryoji Ikeda, la Orchestra di Piazza Vittorio reinterpretando La flauta mágica de Mozart, o la actuación del cantautor italiano Vinicio Capossela, "una star mundial en este momento" (las tres citas en el anfiteatro). Jordi Savall en una velada de músicas del Mediterráneo, La Mala Rodríguez con su hip-hop, y Khaled con su rai, son otras interesantes opciones como lo es Keith Jarret. El 4 de julio se celebra la convocatoria Montjuïc de Nit, en la que se ofrecen gratuitamente al público diversas ofertas culturales en la montaña: el Grec incluye un programa doble con la orquesta británica The Irreprensibles y la rumba de La Troba Kung-Fú. Si uno es un visitante italiano o pertenece a la importante comunidad de ciudadanos de ese país en Barcelona (unas 22.000 personas), está de suerte: esta edición presta especial atención a la creación de Italia y un apartado entero del cartel está consagrado a ella, incluyendo un ciclo de propuestas emergentes (Fast Forward, en el CCCB). En teatro hay varias grandes citas internacionales insoslayables: la trilogía Inferno, purgatorio, paradiso, de Romeo Castellucci; La guerra de los hijos de la luz contra los hijos de las tinieblas, de Amos Gitai, con Jeanne Moreau (montaje inspirado en Flavio Josefo), o el Edipo de Georges Lavaudant.

Escenas

Barcelona cuenta con escenarios alternativos con una oferta interesante. Están muy vivos.

» Almazen (Guifré, 9, bajos). La artista plástica Macarena González de Vega capitaneó la reconversión de este antiguo almacén de zapatillas en un vivero de artistas.

» AdriAntic (Vía Trajana, 11. Sant Adrià del Besós). Los programadores del Antic Teatre han trasladado las funciones al AdriAntic Teatre, local pensado para ensayos y residencias artísticas.

» Cincómonos (Consell de Cent, 283). El arte escénico y el plástico conviven en este espacio de 50 localidades, que es también escuela.

» Círcol Maldà (Pi, 5). ¿Quién desperdiciaría la oportunidad de curiosear en el saloncito bohemio de un palacio con solera? Reabrió sus puertas bajo la dirección del actor Pep Tosar. Una programación de primer nivel, dirigida a un máximo de 70 espectadores. La prórroga del exitoso Molts records per a Ivanov centra la oferta de junio.

» La Casa de los Cuentos (Ramon i Cajal, 35). La narradora chilena Numancia Rojas dirige esta librería, que es además una escuela para aprender a contar historias y el mejor lugar para escucharlas.

» La Riereta Teatre (Reina Amàlia, 3). Centro de formación de actores, este local situado en pleno barrio del Raval tiene además su propia sala de exhibición. Permite a los alumnos tomar contacto con el público.

»Ruqueria Querubi. Una vieja peluquería situada en el corazón de Gràcia (La Perla, 11). Sala de 30 metros cuadrados y capacidad para otros tantos espectadores. Teatro, danza, música y artes circenses son bienvenidos en una programación que tiene entre sus artistas más fieles al narrador y showman Arnau Vilardebó.

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