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Los grandes incendios forestales de este verano, en España Nuestro país es uno de los miembros de la Unión Europea más afectados por la quema de los bosques, un problema que amenaza con intensificarse debido a los efectos del cambio climático Esfuerzos titánicos para aplacar al monstruo que, sin embargo, no son suficientes y que ponen en serio riesgo a quienes los realizan. Las estadísticas son clarísimas (datos a fecha 5 de septiembre): En España se dispone de operativos de extinción muy exitosos: de los 7.244 incendios que ha habido en este año, el 66% de los incendios queda en fase de conato, es decir, una hectárea. Llegan a tiempo y lo apagan. En la imagen: La Brigada de Refuerzo en Incendios Forestales ubicada en Cuenca trabaja en la extinción del incendio forestal del Liétor, Albacete, donde han ardido 2.500 hectáreas de terreno forestal y tierras de cultivo y en cuya extinción han participado casi 600 personas. Pedro Armestre/Greenpeace En los 21 GIF (Grandes Incendios Forestales) de este año, que representan tan solo el 0,28% de los totales, se han quemado 41.206 hectáreas, el 44% de la superficie que ha ardido. Es aquí cuando se habla de incendios que escapan a la capacidad de extinción. Son incendios de una voracidad inmensa, con gran acumulación de energía que devoran todo a su paso y cuya extinción no depende de más aviones, sino de soluciones más complejas. En la imagen, el incendio forestal del Liétor, en Albacete, donde han ardido 2.500 hectáreas de terreno forestal y tierras de cultivo y donde han participado casi 600 personas en su extinción. Pedro Armestre/Greenpeace Fruto del estudio de la evolución de los incendios, la comunidad experta en la ecología del fuego ha generado el concepto de “generaciones”, precisamente para referirse a la evolución de los incendios en función del cambio de las condiciones del paisaje y del clima, que han hecho que los incendios forestales tengan dinámicas y un escenario diferente en que moverse cambiando su comportamiento. Si cambia el paisaje y si cambia el clima, cambia el comportamiento del fuego. En la imagen, helicópteros de la Brigada de Refuerzo en Incendios Forestales (BRIF) y de la Unidad Militar de Emergencias (UME) trasladan a los bomberos para trabajar en la extinción del incendio de Jubrique, Málaga. Pedro Armestre/Greenpeace La problemática de los incendios forestales en los países mediterráneos es compleja y no se puede abordar desde una sola perspectiva. El fenómeno de los incendios forestales se ha convertido en uno de los mayores problemas ambientales que sufren nuestros montes debido a la elevada frecuencia e intensidad que ha adquirido en las últimas décadas. A partir de la segunda mitad del siglo XX, el éxodo de la población rural a las ciudades ha supuesto el fin de la mayoría de los aprovechamientos forestales con el consiguiente aumento de la biomasa en los montes. En la imagen, los cadáveres de varios animales yacen entre las cenizas del incendio forestal de Navalacruz, en Ávila, donde han ardido casi 22.000 hectáreas Pedro Armestre/Greenpeace A estas masas forestales jóvenes e inestables habrá que sumar una parte de las superficies repobladas a partir de la década de los cuarenta del pasado siglo, que han contribuido, también por su falta de gestión, a incrementar esta superficie forestal inestable e inflamable. La BRICA de Granada del dispositivo Infoca (Incendios Forestales de la Comunidad de Andalucía) trabaja en la extinción del incendio en Jubrique, Málaga. Pedro Armestre/Greenpeace Cuatro millones de hectáreas de cultivos abandonados se han convertido en masa forestal, pero lejos de ser lo que entendemos como bosque, son materiales degradados que además sufren más olas de calor y sequías prolongadas. A ese aumento de superficie arbolada, se une el cambio climático. En la imagen, bomberos forestales y vecinos de la zona observan las llamas en el incendio forestal de Navalacruz, en Ávila. Pedro Armestre/Greenpeace El agravamiento de olas de calor y sequías hace que la humedad del suelo y la vegetación disminuya, siendo menos resistente al fuego. Por lo tanto, el cambio climático es una parte determinante en el aumento de los índices de riesgo de incendios forestales. Además, el informe del IPCC alerta que la región mediterránea es una de las zonas del planeta con mayor riesgo al verse afectadas por el cambio climático. En la imagen, vista aérea del incendio forestal de Jubrique, en Málaga. Pedro Armestre/Greenpeace Según un informe 2018 de Greenpeace, el 80% de los municipios nacionales no tienen planes de emergencia local (como obliga la directriz básica de protección civil) y hay ausencia generalizada de planes preventivos (como obliga la ley de Montes). En la imagen, un agente de la BRICA de Granada del dispositivo Infoca (Incendios Forestales de la Comunidad de Andalucía) trabaja en la extinción del incendio forestal en Jubrique, Málaga. Pedro Armestre/Greenpeace El comportamiento de un incendio depende de la topografía, la meteorología y el combustible. Para prevenir y minimizar el impacto de las llamas es fundamental la gestión de nuestro paisaje, recuperar el paisaje en mosaico agroforestal tradicional de forma sostenible, mejor adaptado, con menos carga de combustible, así como recuperar zonas degradadas. En la imagen, varias colmenas arden durante el incendio forestal de Jubrique, en Málaga. Pedro Armestre/Greenpeace Es vital la dinamización y reactivación de la economía rural que contribuya a generar estos territorios resilientes ante incendios de alta intensidad. En la imagen, vista aérea de las consecuencias del incendio forestal de Navalacruz, en Ávila. Pedro Armestre/Greenpeace Independientemente de categorías, el caso de Málaga deja claro que los incendios han cambiado a episodios dramáticos causados por la aridez extrema, consecuencia del cambio climático debido al aumento de olas de calor y del agravamiento de la sequía. Estos incendios liberan tanta energía que, además de tener una atmósfera que les favorece, la aprovechan y la modifican, generando tormentas de fuego, en los que los equipos de extinción corren un peligro extremo. En la imagen, una vista aérea del incendio forestal de Jubrique, en Málaga. Pedro Armestre/Greenpeace Un bombero forestal de la BRICA de Cártama perteneciente al dispositivo Infoca (Incendios Forestales de la Comunidad de Andalucía) trabaja en la extinción del incendio forestal en Jubrique, Málaga.