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EXTRA ENERGÍA

En busca del vendaval más rentable

La eólica se posiciona como la renovable más consolidada y con amplia capacidad de innovación gracias a las turbinas 'offshore'

GETTY IMAGES

La eólica es la segunda fuente de energía en el mix eléctrico español. Cuando el precio de la luz marcaba máximos a principios de año, en pleno temporal Filomena, los fuertes vientos registrados unos días después, junto con el descenso de la demanda, desplomaron el precio del megavatio hora más de un 98%. Sin embargo, a pesar de ser la energía con más potencia instalada en España, este año no ha conseguido superar a la nuclear. El viento es gratis pero también incontrolable.

"En total, en España hay 1.267 parques eólicos, con 21.431 aerogeneradores instalados. En nuestro país, la energía eólica tiene presencia en prácticamente todas las comunidades autónomas, exceptuando Madrid, Ceuta y Melilla", asegura Juan Virgilio Márquez, consejero delegado de la Asociación Empresarial Eólica (AEE). Eso implica, según la AEE, una potencia acumulada de 27.576 megavatios (MW) en 2020, lo que sitúa a España como primer país de la Unión Europea en potencia eólica onshore (en tierra), que ha cubierto el 21,9% de la energía consumida.

Además, el sector presume de la potente industria nacional que sostiene la eólica. "En España contamos con la cadena completa de suministro dedicada al mercado nacional y a la exportación y los centros de fabricación están presentes en 16 de las 17 comunidades autónomas. A diferencia de otras tecnologías, la eólica cuenta con el 100% de la cadena de valor en nuestro país. El sector eólico español posee una amplia base industrial, siendo España el tercer país exportador de aerogeneradores a nivel mundial", argumenta Márquez.

Ya en 2018, Deloitte preveía en su informe 'Tendencias globales de las energías renovables' que las energías solares y eólicas se estaban convirtiendo en las tecnologías de generación con mayor atractivo de inversión. Estas energías ya no son tan caras, tienen un alto rendimiento y las nuevas tecnologías han venido a solucionar los antiguos problemas de integración en la red. "La mejora tecnológica y el abaratamiento de los aerogeneradores ha hecho que esta tecnología sea competitiva en costes y si a eso le sumamos los objetivos de reducción de emisiones y los escenarios para la transición energética, las expectativas del sector son de fuerte crecimiento", explica Víctor Cusi, director de Normawind y presidente de la Asociación Eólica de Cataluña.

Grandes expectativas

El Plan Nacional Integrado de Energía y Clima (PNIEC) remitido a la Unión Europea marca la hoja de ruta del futuro de la eólica. "Es una de las claves para establecer objetivos de transición energética y en este sentido lo que marca son unos ritmos de implantación que nos veremos obligados a cumplir", asegura Cusi. Esos objetivos pasan porque la capacidad instalada de la eólica en 2030 sea de 50 gigavatios, prácticamente un tercio del total de la capacidad que se espera en esa fecha y siendo la tecnología con mayor potencia instalada.

Aunque el sector se queja de que el cupo eólico establecido en las nuevas subastas de renovables está muy por debajo de la capacidad del sector, dificultando que se pueda llegar a los objetivos marcados. "Está prevista una segunda subasta de renovables este año con un cupo de potencia mínima para la eólica de 1.500 megavatios, que el sector eólico espera sea superior. El avance de la eólica debería estar en torno a los 2.200 megavatios anuales para poder alcanzar los 50.333 eólicos instalados en 2030. Por tanto, el cupo de eólica de la subasta actual con 1.000 megavatios, más los ya planificados 1.500 megavatios anuales hasta el 2025, no son suficientes", se lamenta Márquez, de la AEE.

Otra de las demandas del sector es la agilización de los trámites para poner en marcha parques eólicos que, aunque varían en función de la comunidad, oscilan de media entre los dos años y medio y los cinco. "Los procesos administrativos para la tramitación de parques eólicos siguen siendo complejos y poco ágiles sobre todo en algunas comunidades autónomas y en este sentido, si queremos llegar a los ritmos de implantación que quiere la transición energética, es fundamental que se simplifiquen", demanda Cusi.

El futuro está en el mar

Dentro de la energía eólica, una de sus variantes está en el punto de mira del sector por su potencial, especialmente en España. Se trata de la offshore o eólica marina que aprovecharía los vientos constantes y fuertes del mar. El problema para España es su relieve oceánico; gran parte de la costa apenas cuenta con plataforma continental, por lo que el desarrollo de grandes parques eólicos anclados en aguas poco profundas parece inviable y apunta hacia la flotante. Esta tecnología está reconocida en el PNIEC como una de las más avanzadas aunque aún está inmadura; por ello, se espera que sea una de las que reciba el empujón de los fondos europeos Next Generation.

También lo espera Iberdrola, que ha presentado el primer proyecto de eólica marina flotante a escala industrial en España, que generaría 300 megavatios con una inversión que supera los 1.000 millones de euros. Según fuentes de la compañía, esta instalación "se convertiría en polo de industrialización y empleo en el país: el estudio, diseño e ingeniería podría iniciarse este año y hasta su entrada en operación, prevista en 2026, generaría más de 2.800 empleos anuales y requeriría la participación de 66 empresas y centros tecnológicos españoles, incluyendo 52 pymes".

Márquez aboga por posicionar a España como el principal 'hub' europeo de experimentación en eólica marina flotante debido a su gran potencial industrial y tecnológico. Sin embargo, al igual que esta tecnología está aún poco desarrollada, también lo está la normativa para regularla. Se están elaborando los Planes de Ordenación del Espacio Marino (POEM) así como una Estrategia española para el desarrollo de la Eólica marina y las Energías del mar. "Sin una estrategia clara y ambiciosa, con acciones concretas en el corto plazo, esta oportunidad se diluirá en favor de otros países europeos que ya se encuentran desarrollando el mercado y disponen de instrumentos de apoyo específicos", sentencia Márquez.

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