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EXTRA ENERGÍA

La democratización del sol

La fuente fotovoltaica es la más competitiva de las renovables en España, pero se atasca ante la falta de saber hacer propio

John Fedele (GETTY IMAGES)

El Pacto Verde Europeo, las normativas que urgen a descarbonizar todos los sectores y la esperada subasta que se celebró hace pocas semanas —con 2.034 megavatios de 3.000 para energía solar— han dado un empujón a la fotovoltaica. El concurso, que dispuso 66 lotes entre 27 empresas medianas y grandes, ha abierto la puerta a nuevos actores: desde empresas españolas que nacieron renovables, como Capital Energy X-Elio (las principales adjudicatarias), a tradicionales como Naturgy e Iberdrola, e incluso Acciona, habitualmente reacia a las subastas.

No hace tanto que la solar se veía como una tecnología cara. Esto ha cambiado completamente, como explica Joan Groizard, director del Instituto para la Diversificación y Ahorro de la Energía (IDAE). "Las renovables son ahora la forma más barata de generar electricidad", comenta. "Y de todas ellas, la que más ha evolucionado a nivel tecnológico y de costes es la fotovoltaica; en una década ha bajado más de 10 veces el coste de generación". José María González Moya, director general de APPA Renovables, añade que si "antes existía debate entre sostenibilidad y economía, con la reducción de costes en la última década de un 70% en la eólica y un 90% en la fotovoltaica, este debate ha perdido el sentido".

España es uno de los países con mejores cartas en la mesa global de la energía verde. Más incluso que EE UU, aún con dependencia del carbón y más lenta en eólica, según el informe Global Energy Perspective 2021 (Perspectivas de la Energía Global 2021), publicado en enero por la consultora McKinsey. "La solar sin almacenamiento es la primera tecnología que será competitiva en todos los países y España lo tiene todo a favor: el recurso, el terreno, el acceso a la red y la tecnología", explica David González, socio de la consultora. "Estamos cuatro años por delante de otros países con recursos favorables".

Los candidatos a la reciente subasta debían presentar un plan estratégico que estimase el impacto sobre el empleo local y las oportunidades industriales, algo que, en opinión del portavoz de APPA, debe hacerse "de forma planificada y cuidando la incorporación de las tecnologías para no tener en el futuro desequilibrios" humanos ni logísticos. Guante que recoge David González, que traslada su preocupación por la "falta de perfiles laborales listos para esta transición", lo que, lejos de retener el talento, puede obligar a importarlo. Este atasco, según Groizard, puede ser paliado espaciando las pujas. "Tener un calendario a cinco años nos permite escalonar el desarrollo, evitar picos en el precio y el mercado laboral, que necesita tiempo para formarse", considera. "Concentrar la demanda puede salir más caro".

El cuello de botella asiático

González menciona además que tampoco son deseables "los cuellos de botella en la cadena de suministro, siendo que todos los países importan de China" materiales como el silicio. A este respecto, desde la Unión Española Fotovoltaica (Unef) resaltan que si bien la mayor parte de los paneles se produce en el país asiático, estos "son solo el 35%, y bajando", de una planta, siendo el restante producido en España "por empresas líderes a nivel mundial; contamos con 2 de los 10 mayores fabricantes y exportadores de inversores [convierten la corriente continua en alterna] y 5 de los 10 de seguidores [encargados de orientar los paneles solares de forma manual o automática]", entre otras partes intermedias. También hablan de poner solución a la carestía de perfiles y anuncian la creación de un sello de calidad de la Unef para instaladores, "para asegurar que estén bien formados y de que trabajan de forma homogénea".

Este cambio "estructural" en la energía, como lo define McKinsey, es una oportunidad para el reto demográfico. "Ha habido casos muy positivos de colaboración entre promotores y Ayuntamientos, con oficinas locales de formación y empleo que permiten dotar a los proyectos de trabajadores del entorno", explica Groizard. "Esto debe de facilitarse más". También es una oportunidad para el reto demográfico activar las comunidades de energía, una figura jurídica para generar, usar y gestionar la energía a nivel local a través de Administraciones, pymes o ciudadanos en cooperativa, de forma que crean un sistema energético descentralizado.

"Son un elemento democrático y de mejora porque supone fuentes de ingresos nuevas, fijas población en el territorio..., da respuesta a la España vaciada", explica Joan Herrera, actualmente director de energía y medio ambiente del Ayuntamiento de El Prat de Llobregat (Barcelona) y anterior director del IDAE. "La forma de hacer negocios tradicional favorece que el beneficio se quede en manos de unos pocos actores y estas deben permitir el retorno a la ciudadanía". Aunque es una línea de trabajo abierta por el IDAE, esta forma de autoconsumo está por construir.

El autoconsumo "ha seguido creciendo en el sector residencial en 2020 cuando la economía estaba en ­standby", recuerda el director del IDAE. "A pesar de ser un año con un descenso de la demanda, las familias han optado por ella", asegura José Benjumea, consejero delegado de Powen. Las instalaciones pasaron de crecer un 10% en 2019 a un 19% en 2020, según la Unef. Y aunque se espera "cuadruplicarlas este 2021", según las estimaciones de David Fernández, cofundador de Sotysolar, Pablo Barbado, gerente de ventas de Enphase Energy España, invita a ser realista al recordar que "nuestros 30.000 hogares que autoconsumen están lejos de los dos millones de nuestros vecinos europeos".

El problema burocrático

La queja más frecuente para los defensores del autoconsumo son las trabas administrativas: solo ocho comunidades autónomas han eliminado la licencia de obra. Y pesa que el término fijo (el derecho a tener suministro) de la factura es el más elevado de Europa y que el IVA de instalaciones es del 21% en vez del 10%. Pese a estos escollos, la solar es imparable; ni siquiera la pandemia le ha puesto freno. Signo de ello es que, a pesar de los ERTE y el teletrabajo, las grandes empresas no han parado sus proyectos de techos fotovoltaicos. En 2020, esta modalidad de autoconsumo creció un 30% según la Unef, que publica que la mayoría de esta nueva potencia se ha instalado en el sector industrial (donde ha crecido un 56%) y un 23% en el comercial. Desde Sotysolar vaticinan que los modelos que "triunfarán serán los que se muevan rápido, sepan entender al cliente y las oportunidades del sector energético".

Campos sin girasoles

Existe un riesgo de que España cambie sus campos de cultivo por paneles solares. Un problema, dada la importancia del sector agrícola en el país. "Hemos sacado unos mapas donde se cruzan zonas de protección ambiental, inundables, de protección europea... De modo que los promotores tengan la información clara. Los proyectos que se instalen deben ser respetuosos con las zonas de protección ambiental y los sectores agrícolas. Pero para ello deben existir controles; la Administración debe establecer unos mínimos y el sector trabajar en mejores prácticas, como ya está haciendo", asegura el director del IDAE.

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