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Igualdad para las mujeres tunecinas, también en el campo Túnez es a menudo representado en el extranjero como el país defensor de los derechos de las mujeres en el mundo árabe. Pero en las zonas rurales, la realidad para el colectivo femenino llega a ser brutal Túnez es a menudo representado en el extranjero como el país defensor de los derechos de las mujeres en el mundo árabe. Pero en las zonas rurales, la realidad es muy distinta: se enfrentan a violencia física y económica, a la falta de educación, el analfabetismo y a una ausencia total de participación política “La educación es fundamental. Hay mujeres en las montañas que no saben leer. Sus ojos están cerrados a todas las posibilidades”, dice Chadlia Ayari, activista enfocada en eliminar la violencia doméstica generalizada contra las mujeres rurales y sus hijos. Hace algunos años, Chadlia escapó de un matrimonio violento y aprendió a leer y escribir Después de la jornada de trabajo, el camión deja a las jornaleras cerca de sus aldeas. El 40% de las mujeres en las zonas rurales son analfabetas, y el 60% sufre problemas de salud, casi siempre (en el 93% de los casos) relacionados con el trabajo Rajeh Balti y Hakima Ghedr caminan a sus hogares después de trabajar. Su labor comienza a menudo a las cuatro de la madrugada, y cobran alrededor de 10 dinares por día, equivalente a tres euros Después de su trabajo como jornaleras, Rajeh y Hakima llevan a sus ovejas a pastar. Con su salario, viven al día. Muchas son analfabetas, y a menudo las chicas son obligadas por sus familias a abandonar la escuela para poder utilizar el poco dinero que tienen en la educación de los hijos varones Cada vez son más las mujeres rurales que intentan cambiar su situación, haciéndose oír en la esfera política de Túnez. Salsabil Kouki, es una mujer rural, nació en Balta Bou Awan, pero, a diferencia de otras de la aldea, pudo seguir una educación universitaria. Hoy es activista por los derechos de las mujeres rurales y su participación política El hijo mayor de Salsabil observa el paisaje desde la terraza. “El camino está pavimentado. El municipio nos ha extendido el agua pública. Pero esto fue solo después de innumerables sentadas y después de que llevamos numerosas quejas a la oficina del gobernador”, explica Salsabil Faouzia se levanta a las cuatro de la mañana todos los días para pastorear sus ovejas. El 13 de agosto, el presidente de Túnez, Kais Saied, visitó Jendouba. Allí se reunió con trabajadoras agrícolas como Faouzia. La visita se produjo con motivo del Día Nacional de la Mujer, sin embargo permanece la desconfianza hacia la clase política "Si no saliéramos a trabajar al campo, no podríamos alimentar a nuestros hijos", dice Faouzia Khimiri, de 53 años. Vive en Bulla Regia, una aldea construida sobre ruinas romanas en las afueras de la ciudad de Jendouba El Código de Estatuto Personal se celebra como un hito progresivo para las mujeres en la región: se prohibió la poligamia y reconoció a las mujeres iguales derechos en las decisiones de matrimonio, divorcio y custodia de los hijos. Sin embargo, también establece límites en el derecho de herencia de propiedad y estipula que los hijos heredan el doble que las hijas En los pasillos del parlamento de Túnez, a cientos de kilómetros de distancia, Chedia Hafsouni, parlamentaria de Jendouba, afirma: “El Estado no tiene una estrategia organizada para abordar los problemas de las mujeres rurales. Su estrategia está fallando" Jannet Kaddechi, presidenta de la Voix d'Eve, organización defensora de los derechos de las mujeres en Sidi Bouzid, asegura que desde la revolución de 2011, las mujeres rurales son más visibles. “Cada vez más, abren asociaciones y capacitan a otras. Hay protestas y sentadas que exigen empleo disgno, organizadas por mujeres agrícolas. Se están sintiendo más seguras con su papel en la vida pública”