13 fotosLa casa de Besha siempre está abiertaEn Lavapiés, la tienda de una inmigrante congoleña se ha convertido en el refugio de personas a las que la pandemia de covid-19 ha dejado sin medios de subsistenciaChema CaballeroMadrid - 14 sept 2020 - 08:50CESTWhatsappFacebookTwitterBlueskyLinkedinCopiar enlaceBecha Sita Kumbu, diseñadora de moda, ha dejado su negocio para ponerse al frente de un proyecto para ayudar a las personas más afectadas por la crisis de la covid-19. Cartel en la entrada de la tienda donde antes se vendía moda africana y que ahora es utilizado por la Asociación Besha wear - Union de africanos de España para su proyecto de Despensa Antiracista.Desde muy temprano empieza a formarse la cola de las personas que acuden a la Despensa Antirracista en busca de comida.Becha Sita Kumbu, inspiradora del proyecto, registra a una persona que acude por primera vez a la Despensa Antirracista. Comienza la distribución de los paquetes de comida donada por la ONG World Central Kitchen para las más de 250 personas en situación de calle que acuden todos los días al proyecto. Moussa Diop, voluntario, comienza la distribución de los paquetes de comida donada por la ONG World Central Kitchen.Manuel Bombaerts Keya, de 14 años, (delante) y Guillermo Doz Cosimano, voluntarioas del proyecto, preparan los paquetes de comida que luego Moussa Diop distribuye en la puerta de la Tienda de Besha.Cristian Rivero Sanz no recibe ninguna ayuda, vive con su familia en casa de una amiga y acude todos los días a la Despensa Antirracista a por comida.Selena Luisa Lozano Torres tiene una pensión no contributiva y tras pagar la habitación donde vive el dinero que le resta es muy escaso, por eso acude todos los días en busca de ayuda al proyecto.Kristina Cerkesaite es lituana y vive en la calle, comenta que antes acudía a un comedor social. "Pero desde que empezó esta situación muchos de ellos han cerrado, por eso tengo que venir aquí a buscar comida", cuenta. El senegalés Cheik Diop, que en su país natal era sastre, fabrica las mascarillas con la venta de las cuales se financia el proyecto. Beatriz Mbula, voluntaria del proyecto, empaqueta y coloca las mascarillas para su venta. Las mascarillas solidarias que fabrican se han convertido en una de las principales fuentes de financiación del proyecto. Cuestan cinco euros. Steve Zedong, voluntario del proyecto, es una las muchas personas que ha donado su dinero para poner en marcha este proyecto de Despensa Antirracista. Moussa Diop, en un momento de descanso en la tienda de Besha antes de comenzar a repartir la comida a los usuarios que acuden cada día al proyecto.