Un gran vuelco para la industria de la luz
Los distribuidores de electricidad buscan formas de adaptar su modelo de negocio a las condiciones que trae la pandemia
Como consecuencia del confinamiento por la covid-19, ha habido cambios profundos en la manera en la que consumimos electricidad. Durante abril, primer mes completo bajo el estado de alarma, la demanda bajó un 17% con respecto al mismo periodo de 2019, según datos de Red Eléctrica de España (REE). Y la que se ha mantenido está variando la forma de su curva: si al principio de la crisis la demanda matinal bajó, más adelante, “muy probablemente por las medidas más extremas de confinamiento”, la tendencia se ha invertido, y actualmente la punta de la demanda diurna (sobre las dos de la tarde, aproximadamente) es algo superior a la de últimas horas del día. Una circunstancia atípica, puesto que en este periodo del año, lo normal es que las puntas de consumo por la tarde sean superiores a las de la mañana.
“Denota un mayor consumo doméstico en esa primera parte del día”, analiza Juan Bola, jefe del Centro de Control de REE. Niños en casa, teletrabajo, horno o encimera a la hora del almuerzo, electrodomésticos funcionando. Según un estudio de Selectra, un comparador de tarifas de energía en España, los recibos mensuales domésticos se encarecerán durante el periodo de confinamiento del orden de 25,72 euros para familias de cuatro personas, y de 15,60 euros en una vivienda con dos personas. Red Eléctrica no tiene el dato de cuánto ha sido el incremento de demanda en el hogar, aunque a la vista está que no ha logrado compensar el hecho de que industria y sectores profesionales hayan parado máquinas e interruptores.
A fecha de 28 de abril, 89.000 empresas habían reducido su potencia contratada, según aportó Juan José Alba, director de Regulación de Endesa, en un seminario organizado por la patronal AELEC y que se celebró por videoconferencia. A menor demanda, menos necesidad de recurrir a las tecnologías más caras. “Las unidades más caras fijan el precio”, recuerda José Pablo Chaves, investigador y profesor de Comillas ICAI. Las renovables, sin gasto de combustible, tienen unos costes variables más bajos, y, en concreto, “hemos tenido mucho recurso hidráulico, porque en abril ha llovido”, añade Bola. ¿Resultado? La electricidad que se compra en el pool o mercado mayorista ha experimentado un descenso de precio “espectacular”, como lo califica Chaves, de un 65% respecto a abril del año pasado. La tendencia a la baja venía desde inicios de año, aclara, pero lo de abril ha sido una caída en picado. En conjunto, el caldo perfecto para engordar el déficit del sistema eléctrico. “Un agujero significativo”, según lo describe Chaves, que está por ver cómo se tapa.
Pero este periodo de rebajas en el pool eléctrico se va a ver poco reflejado en los recibos, según advierte Chaves. “No será de más del 15%”, calcula, ya que la energía en sí representa menos del 25% de la factura, mientras que la mayor parte se la llevan peajes e impuestos, que hay que seguir pagando. “Los usuarios nos consultan, sobre todo, acerca de bajada de potencia o tarifas con discriminación horaria; también sobre el bono social”, observa Laura Cardenal, responsable de comunicación de Selectra. “Detectamos una tendencia mayor a enfocarse en el precio, no tanto en el mantenimiento o en otro tipo de servicios de atención al cliente”, agrega.
Un decreto del Gobierno garantiza que no se cortará el suministro a los españoles mientras dure la crisis. Como recoge en su web el Ministerio para la Transición Ecológica, se extiende automáticamente el descuento social de electricidad (el llamado bono social) a quienes les caducaba la prestación en estas fechas, y se amplía a los trabajadores autónomos que hayan cesado su actividad o reducido su facturación como consecuencia de la covid-19. Se abre, además, la posibilidad de suspender las facturas de luz y gas para autónomos y pymes, flexibilizar los contratos de electricidad y gas para autónomos y empresas y cambiar la potencia, todo ello a cargo de las distribuidoras. Las grandes exhiben músculo financiero, tanto como para emprender acciones voluntarias. Por ejemplo, Naturgy, que suministra gratuitamente electricidad y gas a hospitales de campaña y a hoteles que alojan pacientes y personal médico, según reseña AELEC en un informe de Eurelectric sobre el impacto de la covid-19 en los clientes y la sociedad europea.
“Las pequeñas lo tienen más difícil, lo van a pasar peor”, admiten varios entrevistados; sobre todo aquellas que cerraron acuerdos a largo plazo según los precios de 2019 (47,70 euros de promedio por megavatio hora, MWh) y ahora se encuentran con que el MWh ha caído a los 17,65 euros (dato de abril). Algunas fuentes se plantean, incluso, si no hay demasiadas en el mercado. Chaves aboga, como posible solución, por que no se limiten a vender electricidad, sino que se conviertan en proveedoras de soluciones energéticas. Para el año que viene, y según confirma REE, está previsto que también la demanda, y no solo la parte de la generación, como ocurre ahora, pueda participar en los servicios de ajustes del sistema, los llamados mercados de balance entre la oferta y la demanda eléctrica. “Ahí podrían entrar las comercializadoras”, sugiere Chaves.
Holaluz es una comercializadora independiente, de energía renovable, metida en el negocio del autoconsumo, con un 90% de clientes domésticos y un 10% de pymes, que salió a Bolsa en noviembre de 2019, no ha cambiado sus objetivos para 2023 y, “gracias a la tecnología”, ha bajado el recibo “a dos tercios de nuestros clientes”, subraya su cofundadora y presidenta ejecutiva, Carlota Pi, quien ve en esta crisis “una oportunidad inmensa”, y defiende que “cada vez más gente decidirá vivir alineada con sus valores y construir un sistema energético 100% renovable”. Para ella, la crisis ha actuado de acelerante de un proceso que se hubiera dado de todas formas. “Probablemente hubiera necesitado años, y ha pasado en semanas”, compara. En su opinión, la gente, en casa, tiene más tiempo para valorar las ofertas, y le ve más sentido que nunca a producir, si puede, energía en su tejado. “Estamos vendiendo más autoconsumo que nunca, mucho más que antes de la covid-19”, enfatiza.
José María González Moya, director general de APPA Renovables (Asociación de Empresas de Energías Renovables), defiende que el autoconsumo sí se ha visto tocado por esta crisis. “Las instalaciones que estaban en construcción se vieron afectadas por los 10 días de parón total de la economía, pero la mayoría de obras se ha retomado. También puede ocurrir que particulares recelosos ante un futuro de crisis e incertidumbre se lo piensen más a la hora de acometer nuevas inversiones”, reflexiona. En cualquier caso, no cree que se trate de un parón salvaje. “Esta situación va a suponer un retraso en la penetración de placas solares, por la incertidumbre y la caída de la capacidad adquisitiva; más en los hogares que en las empresas que se puedan permitir una inversión que les optimiza los costes de manera elevada”, tercia Cardenal. “Es algo que va a ocurrir, pero el pico se dará más adelante y no será tan pronunciado, sino más progresivo, más tendido”, anticipa. “La tecnología está despegando y lleva dos años con buen ritmo”, resalta González Moya.
El sector de las renovables está acostumbrado a avanzar mediante acelerones y frenazos, y “ha salido claramente reforzado de esta crisis”, dice González Moya, que lo sitúa como sector estratégico para la recuperación económica. “No solo no es un lastre, sino que constituye una ventaja. Apoyarnos en las renovables en un momento de recesión sumará al cumplimiento de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de la ONU, permitiendo, además, un acceso más barato a la energía. Vendrán a reforzar la economía”, insiste. “Es un sector clave, con enormes oportunidades de exportar tecnología y conocimiento. España es un referente mundial; ha de consolidar esa posición estratégica”, remacha Chaves.
Un sistema seguro
"¿Cuánto se nos va la luz a lo largo del año? Poquísimo, y durante segundos, la mayoría de las veces", se pregunta, y se contesta, José María González Moya. "Somos unos privilegiados por tener un sistema eléctrico tan robusto", valora. Su seguridad y fiabilidad no han estado en la picota durante esta crisis. Y eso que "la operación de un sistema a bajas demandas como las que estamos teniendo no es sencillo de llevar", reconoce Juan Bola desde Red Eléctrica. "Estamos poniendo todo nuestro empeño en mantener un buen suministro eléctrico en los hogares, más ahora que estamos confinados", explica. REE saca pecho sobre su plan de contingencia ante la covid-19 (viene a decir que lleva décadas desarrollando planes de actuación y dotándose de los medios técnicos y humanos para reaccionar rápido ante cualquier escenario), que se ha centrado en: la aplicación de medidas higiénico-sanitarias y de seguridad para los empleados; la habilitación "en un tiempo récord" de un tercer centro de control eléctrico en España, operado, como los otros dos, por equipos independientes y aislados; la disponibilidad de retenes de personal para intervenir ante cualquier avería o imprevisto; el teletrabajo de la plantilla cuya presencia en los centros no sea estrictamente necesaria.
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