Asalto a nuestra paciencia
Creo que los líderes políticos, especialmente aquellos que se habían presentado como los nuevos guardianes de la moral, no son conscientes del daño a la credibilidad del juego democrático que infligen cuando, al alcanzar el poder, hacen exactamente lo contrario de lo que habían prometido. Es demoledor observar con qué descaro argumental justifican lo que antaño anatemizaban y cómo acaban plegándose obedientemente a las exigencias del sistema. Con sus subidas de sueldo, sus cambios de hábitat y su eliminación del límite de mandatos, lejos de asaltar los cielos, lo que realmente asaltan es nuestra bendita paciencia.
Juan Fernández Sánchez. Madrid
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