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Análisis
Exposición didáctica de ideas, conjeturas o hipótesis, a partir de unos hechos de actualidad comprobados —no necesariamente del día— que se reflejan en el propio texto. Excluye los juicios de valor y se aproxima más al género de opinión, pero se diferencia de él en que no juzga ni pronostica, sino que sólo formula hipótesis, ofrece explicaciones argumentadas y pone en relación datos dispersos

¿Y ahora qué?

No son los ciudadanos los que deben hacerse cargo de la fragmentación partidista: son los líderes

Carteles electorales de PSOE, PP, Unidas Podemos, Ciudadanos y Vox durante la campaña de las elecciones del 28-A.
Carteles electorales de PSOE, PP, Unidas Podemos, Ciudadanos y Vox durante la campaña de las elecciones del 28-A.ULY MARTÍN (EL PAÍS)
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Son muchas las personas que se preguntan ¿y ahora qué? Más allá del cruce de culpas de estos meses, y que poco importa a los ciudadanos pues en nada cambia sus vidas, la única respuesta que se atisba es que esto no sirve más que para volver a la casilla de salida. El estudio de 40dB. confirma que la aritmética parlamentaria, al menos la de los bloques de izquierda-derecha, varía poco. El baile de escaños es intrabloque: los partidos, de nuevo, tendrán que alcanzar pactos si no quieren condenar a la sociedad española a girar en una rueda electoral permanente.

Sin embargo, no todo es exactamente como antes. La próxima cita electoral podría pasar a los registros de la historia como las elecciones de la desmovilización, con una caída de la participación de más de 10 puntos: son los jóvenes, los de mediana edad y los votantes de los partidos en posiciones más centristas los más propensos a abstenerse. Más importante aún, se perciben ya las primeras señales de desafección, no hacia la democracia, pero sí hacia su funcionamiento. La valoración de la política, no lo olvidemos, guarda una estrecha relación con la valoración de la economía: si esta va mal, aquella tiende a seguir su rastro.

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Las próximas elecciones, nos guste o no, confirmarán que los ciudadanos no desean la vuelta al bipartidismo. Los cambios sociales de los últimos años han sido demasiado intensos como para no dejar rastro en el sistema de partidos. Vivimos en una sociedad más compleja y fragmentada, con más diversidad de familias, más variedad de estilos de vida y más hogares cuyas economías se sitúan en polos opuestos. Los valores de tolerancia y libertad han ido ganando terreno, a la vez que surgen movimientos antagonistas, que defienden el proteccionismo y la uniformidad. Por si fuera poco, la revolución tecnológica, con las redes sociales, facilita el surgimiento de nuevos partidos: hace poco eran dos de ámbito estatal, después cuatro, más tarde cinco. En los próximos comicios podrían ser seis. En esta situación, no son los ciudadanos los que deben hacerse cargo de la fragmentación partidista: son los líderes políticos los que deben afrontar la nueva fragmentación social. Eso es lo que la ciudadanía espera y, para ello, no parece haberse inventado otro camino que el de la negociación y el acuerdo.

Belén Barreiro es directora de 40dB.

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