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El sol brilla más desde este año

El sector fotovoltaico se apresta a desplegar su potencial tras la flexibilización del mercado y el impulso político a las renovables

Getty Images

En España ha vuelto a salir el sol. Al menos para el sector de la energía fotovoltaica, que ha tenido una década perdida debido a las trabas y tasas que fue imponiendo el Gobierno del PP en materia de legislación durante ese periodo. Sin embargo, la industria ha visto la luz al final del túnel con la aprobación de una renovada regulación que ha abierto la puerta para que el autoconsumo (individual y compartido) deje de ser solo una anécdota en todo el territorio español. Este cambio se ha aderezado con el nuevo plan de energías renovables que los socialistas han enviado a Bruselas y en el que se destaca la gran cantidad de energía obtenida a través de paneles solares que se prevé instalar en el país rumbo 2030: casi 37.000 megavatios (MW), que implica un aumento del 640% en la potencia actual instalada.

El sector fotovoltaico dejará su primera impronta al cierre de este 2019. Se estima que las grandes empresas instalen al menos 4.000 MW de energía solar gracias a una subasta hecha en 2017, aún con el Gobierno de Mariano Rajoy, y que fue realizada a toda prisa ante la presión internacional por cumplir con los compromisos de emisiones de dióxido de carbono fijados para 2020. El próximo año, el 20% del consumo energético total en el país deberá de generarse gracias a las renovables, en donde la solar desempeñará un papel protagónico. Actualmente, ese porcentaje llega al 17,5% y se espera que al final de la siguiente década llegue al 42%. "El optimismo en el sector parece haber regresado", dice Teresa Conde, especialista en transacciones en Obton, una empresa danesa que se dedica a invertir en proyectos fotovoltaicos. "Los ojos de los inversores están puestos en España", agrega.

Solo basta con echar un vistazo al tsunami de solicitudes de permisos para instalaciones de energías renovables (solar y eólica) en Red Eléctrica de España, el operador del sistema encargado de gestionar y conceder las autorizaciones. Con datos a febrero, la empresa había concedido permiso de acceso para 44.700 MW (27.400 MW de solar fotovoltaica) y tenía 62.600 MW (53.600 MW de fotovoltaica) en tramitación. A esa misma fecha ya había instalados 28.200 MW (4.700 de fotovoltaica). Las cifras son espectaculares, pues duplican el objetivo planteado para 2030. "Es un boom", resume José Donoso, director general de la Unión Española Fotovoltaica (Unef).

"Estamos hablando de empresas que están a la espera de que el Gobierno realice una licitación, pero también de compañías que van directamente como productoras al mercado mayorista o algunas que quieren construir una planta para vender la energía directamente a un tercero", afirma Paula Santos, directora técnica de la Unef. Pero este cúmulo de solicitudes ha levantado ciertas suspicacias. "Puede que haya personas que estén especulando con su lugar en la cola o una vez obtenido el permiso, revenderlo", resalta Jorge Morales, ingeniero experto en renovables. Ante ello, diversas asociaciones de energías renovables han exigido al Gobierno la aprobación de una reforma —que ya tiene sobre la mesa— que modifique la regulación de acceso y conexión a la red y que dé certeza de que el proyecto a desarrollar tiene bases y futuro.

Para poner freno a esta posible especulación, una de las exigencias que plantea la reforma será presentar el título de propiedad de los terrenos en donde se construirá la planta, así como la declaración de impacto ambiental que demuestre que se han hecho los trámites y las inversiones con intenciones reales de llevarla a cabo. Ahora que ha vuelto a revivir el mercado, todos quieren un trozo del pastel en España, que tiene una posición geográfica privilegiada para el desarrollo de proyectos solares. El sur recibe tanta luz como el norte de África: 2.000 kilovatios/ hora por metro cuadrado al año, de acuerdo con las cifras del World Energy Council.

Cambio de tendencia

Todo este cambio de tendencia ha ocurrido mientras que el abril pasado el Gobierno daba un nuevo paso hacia la transición energética con la aprobación de una nueva regulación que permite a los particulares tener libre acceso a la producción y venta de la energía solar fotovoltaica. Con ello se eliminan las barreras económicas, se suprimen cargas y peajes a la energía autoconsumida y a los sistemas de almacenamiento. "Derrumba las trabas administrativas, al simplificar los trámites para las instalaciones de pequeña potencia, y asimismo introduce la compensación económica de los excedentes de energía limpia vertidos a la red", explica Donoso.

Esta nueva regulación es un complemento al Real Decreto de diciembre de 2018 que echó abajo el "impuesto al sol", instaurado en 2015 y que obligaba a pagar un peaje para engancharse a la red a aquellos consumidores que generaran su propia energía (en una instalación que produjera más de 10 kilovatios), pero del que estaban exentos la mayoría de las familias que montaron sus paneles solares. "Quizás el gran paso de todos estos cambios tiene que ver con la simplificación administrativa. Con la pasada regulación se tardaba mucho más en hacer los trámites que en la instalación de los paneles solares. Esto es un cambio radical", argumenta Morales. Por otro lado, la actual norma reconoce el derecho al autoconsumo compartido, algo antes prohibido. Esto permite el empoderamiento del ciudadano y da pie a las comunidades energéticas. "Ahora los consumidores, pymes y autoridades locales se pueden organizar para generar, gestionar y almacenar su propia energía", resalta Donoso.

Desde Unef se estima que bajo este nuevo escenario se instalarán en España entre 400 MW y 500 MW de autoconsumo anualmente. "2019 será un año histórico, sin duda", asegura Lucía Dolera, responsable de proyectos fotovoltaicos en la Asociación de Productores de Energías Renovables (Appa). Muchas empresas (grandes, medianas y pequeñas) ya se han lanzado al mercado a la búsqueda de nuevos clientes. Holaluz, comercializadora de electricidad verde nacida al inicio de esta década, vive esta efervescencia en carne propia. "Registramos cinco instalaciones diarias de las 150 peticiones de estudio de instalación doméstica que nos llegan todas las semanas", dice Carlota Pi, presidenta ejecutiva y cofundadora de la firma española.

"En menos de cinco años, tener placas fotovoltaicas con o sin batería para poder almacenar la electricidad va a ser común, como tener cuarto de baño en casa o lavaplatos", agrega la responsable de la compañía. El año pasado, la empresa aumentó su cartera de clientes en un 65%, hasta llegar a los 180.000 repartidos por todo el mercado. Los objetivos son ambiciosos para 2019 y pasan por doblar la cartera de clientes domésticos, afirma Pi. "Con la entrada en vigor de la nueva regulación se ha conseguido eliminar el discurso que hasta hora estaba vinculado al autoconsumo: ilegal y no rentable", dice la empresaria.

Al cierre de este año, Holaluz quiere llegar a 1.500 instalaciones fotovoltaicas y seguir abriendo paso al autoconsumo eléctrico compartido, en donde la empresa fue pionera. En 2017, la compañía desarrolló en Rubí (Barcelona) el primer montaje de este tipo en el país. Hasta mediados de ese año, esta opción no estaba permitida en España. El Real Decreto 900/2015 prohibía expresamente que una instalación de autoconsumo fuera utilizada por varios vecinos del mismo edificio. Dicho obstáculo fue anulado por el Tribunal Constitucional en junio de 2017.

"La diferencia con el régimen anterior es que ahora el mercado se está desarrollando de manera privada sin subsidios, básicamente sin ayudas del Estado", afirma Conde, de Obton. "Esto es solo el principio, después de que entre 2012 y 2018 la actividad fotovoltaica, por desgracia, haya sido casi inexistente. 2019, sin lugar a duda, será un punto de inflexión", añade Morales. La brecha frente a otros países de la zona es importante. La cifra de nueva potencia en el país apenas representa un 3% de la recién instalada en Europa, estimada en 8.500 MW, con Alemania y los Países Bajos a la cabeza, según las cifras de la Unef.

"El pistoletazo de salida ya se ha dado... Vamos a ver si todas las empresas participantes compiten con criterios éticos", dice Miguel Ángel Vázquez, del área de comunicación de Ecooo, una compañía sin fines de lucro fundada en 2005. Ecooo monta paneles solares, produce electricidad y los beneficios que obtiene los reparte entre una comunidad de bienes creada para la venta de energía solar. Este año, la empresa ha alcanzado su planta número 100, en donde 4.100 personas tienen una participación. "Nacimos con la intención de fomentar un nuevo modelo energético", explica Vázquez.

Multas e incertidumbre

Ecooo considera que la antigua legislación y el "mal llamado impuesto al sol" generó un miedo inusitado de esta tecnología entre la población. "Se imponía un peaje para potencias superiores a 10 kW, cuando en realidad para una vivienda media se requieren entre tres o cuatro kilovatios", detalla el representante de Ecooo. A pesar de ello, la legislación desató la incertidumbre: "Hizo que casi nadie quisiera ponerse paneles solares en su casa porque nos imaginábamos que nos iba a caer una multa enorme", agrega Vázquez. Hoy, desaparecido el temor, la firma busca seguir extendiendo sus tentáculos fotovoltaicos. Actualmente tiene 200 instalaciones de autoconsumo. El siguiente salto será el autoconsumo compartido.

Esta fiebre por la energía solar no solo se ha dado por el cambio en la regulación, según coinciden los analistas consultados. El tesón de esta y otras compañías también deriva de una importante reducción en el coste de producción de los paneles fotovoltaicos, que según las estimaciones de Unef ha sido de un 80% en los últimos 10 años. Es por ello que los grandes participantes del mercado, como BP o Acciona, están cada vez más interesados en este tipo de energía. "Muchos de estos actores vieron que no tenían futuro en España en este negocio. Así que fueron a América Latina, África, Asia y Australia, donde vieron posibilidades de construir proyectos interesantes y sacarlos adelante", resume Conde. "Ahora vuelven ya con experiencia a un mercado joven exterior y la traen a España, un mercado que está resurgiendo. Es un mercado joven que está en pleno desarrollo", abunda la experta.

Las grandes empresas como Iberdrola, Endesa, Naturgy y EDP han echado toda la carne en el asador y van buscando captar nuevos clientes en el tema de autoconsumo ahora que las reglas del juego se han modificado. Apuestan por cubrir desde la instalación hasta el financiamiento y mantenimiento de las placas, todo ello acompañado, en algunos casos, de un acuerdo de financiación con alguna entidad bancaria. El sol vuelve a ser un negocio.

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