_
_
_
_
Columna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las columnas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

Microsegmentación y debates electorales

Resulta evidente la resistencia que muestran algunos equipos electorales a abandonar la comodidad de una campaña de proximidad enfocada a segmentar las propuestas que recibe el elector

Mariola Urrea Corres
Mariano Rajoy, Pedro Sánchez, Albert Rivera t Pablo Iglesias, en junio del 2016.
Mariano Rajoy, Pedro Sánchez, Albert Rivera t Pablo Iglesias, en junio del 2016.REUTERS

La decisión de celebrar debates entre los líderes de las cuatro fuerzas políticas que aspiran a gobernar España tampoco ha estado exenta, en esta ocasión, de una fuerte polémica. Al margen de otras interpretaciones, resulta evidente la resistencia que muestran algunos equipos electorales a abandonar la comodidad de una campaña de proximidad, enfocada a segmentar las propuestas que recibe el elector en función de criterios geográficos, temáticos o por grupos de interés, entre otros. Este modo de trabajar se quiebra cuando se plantea un formato en el que los distintos candidatos asumen mayor riesgo (algunos más que otros) al debatir en televisión sus planteamientos tratando de no cometer errores que les impida, simultáneamente, retener a los votantes propios, desmovilizar a los ajenos y captar la atención de los indecisos.

No está de más recordar que los partidos políticos no han diseñado para la ocasión una única campaña electoral, sino tantas como circunscripciones en las que hay escaños en liza. Hacerlo con éxito requiere manejar distintos formatos y, sobre todo, disponer de información muy depurada sobre las preferencias de los electores, para así ofrecerles propuestas casi personalizadas. También es importante considerar aquellos temas que activan a los indecisos, evitar los que desmovilizan a los electores afines y utilizar aquellos que provocan el mismo efecto en los votantes del partido contrario. La llamada microsegmentación, tendencia a la que difícilmente pueden renunciar ya los partidos, permite administrar más eficientemente los recursos con la esperanza de obtener, si se maneja información fiable, mejores rendimientos electorales a menos coste.

En este contexto, ¿qué incentivos pueden tener los partidos para llevar a sus candidatos a un espectáculo de masas como un debate electoral? Mejor pasear al candidato por un barrio concreto de una ciudad determinada cuyos electores, aunque sean pocos, pueden hacerle ganar un escaño estratégico para gobernar. Este razonamiento, válido para los partidos que tengan más que perder en el debate, ¿es asumible para el resto? ¿Y aceptable desde la lógica democrática? No lo creo. Los debates en televisión son, qué duda cabe, un instrumento de utilidad al exponer a los candidatos, sin filtro y de manera sincrónica, al juicio de millones de electores. La imagen que tales candidatos proyecten, la gestualidad que utilicen, la rapidez con la que reaccionen, la seguridad con la que se expresen, la fiabilidad que transmitan y la coherencia que evidencien sus propuestas puede corregir los efectos, en cierta medida perversos, que tiende a generar el abuso de la segmentación como herramienta electoral. Por todo ello, más allá de discutir sobre quién haya ganado o perdido el debate, será imprescindible calibrar el impacto que pueda tener, en el resultado final que arrojen las urnas el próximo domingo, una campaña ordenada preferentemente en clave de segmentación, aunque corregida en última instancia por

Haz que tu opinión importe, no te pierdas nada.
SIGUE LEYENDO

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Sobre la firma

Mariola Urrea Corres
Doctora en Derecho, PDD en Economía y Finanzas Sostenibles. Profesora de Derecho Internacional y de la Unión Europea en la Universidad de La Rioja, con experiencia en gestión universitaria. Ha recibido el Premio García Goyena y el Premio Landaburu por trabajos de investigación. Es analista en Hoy por hoy (Cadena SER) y columnista en EL PAÍS.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_