
Grandes, lujosos e históricos: los 12 yates más llamativos de la alta sociedad
Pertenecen a diseñadores, reyes y empresarios y a su cubierta se han subido las más grandes estrellas del mundo. Así son las mansiones flotantes más envidiadas de todos los puertos

¿A quién pertenece? Al multimillonario Roman Abramovich.
¿Cuál es la historia del yate? Con sus 168 metros de largo, 18 suites para huéspedes o un dormitorio principal de 500 metros cuadrados fue el yate más grande del planeta (hasta que en 2013 apareció el Azzam), y es probable que siga siendo el más caro. Abramovich se lo encargó a la naviera Blohm + Voss en 2010 y pagó un precio que superó con creces los 340 millones de euros previstos: más de 800 millones. ¿Algunas de sus excentricidades? Cristales blindados, sistema antimisiles, un submarino, sillas cubiertas con piel de leopardo, mesas de piel de cocodrilo o un escudo antipaparazzi que lanza un láser de infrarrojos si detecta los sensores de luz de las cámaras digitales.

¿A quién pertenece? A Laurene Powell, la viuda de Steve Jobs.
¿Cuál es la historia del yate? Aunque Jobs nunca llegó a disfrutar de él, lo encargó en 2007 y no estuvo acabado antes de su muerte en 2011, todo el diseño exterior es cosa suya. Como no podía ser de otro modo, su imagen es minimalista, inspirado en los productos de Apple, y el millonario supervisó hasta el más mínimo detalle. Está hecho de acero y aluminio, con cubiertas de teca, y elementos de vidrio. Su interior corrió a cargo de Philippe Starck e incluye seis habitaciones, un sistema de comunicación que conecta todo el barco y, en lugar de una cabina de control, todo se dirige a través de ordenadores iMac de 27 pulgadas. En la actualidad es propiedad de su viuda que, tras un pequeño litigio con Starck, se calcula que pagó por él unos 100 millones de euros.

¿Quién era su dueño? Mohamed Al Fayed.
¿Cuál es la historia del yate? Es donde Dodi y Diana de Gales vivieron las últimas horas de su romance en 1997 y en el que se hicieron las famosas fotografías de la princesa compartiendo gestos de amor con el millonario. Al Fayed lo adquirió ese mismo año tras aceptar Diana (en la imagen a bordo del yate) la invitación de su hijo para que pasaran el verano juntos y no escatimó en gastos: con sus más de 60 metros de largo y su tripulación de 16 personas estaba lleno de lujos y tenía nueve habitaciones y tres cubiertas. Tras la muerte de la pareja, Al Fayed lo tuvo en su poder unos años y lo vendió en 2014 por 14 millones de dólares (12 millones de euros). Hoy se rebautizó como Sokar, “azúcar” en árabe.

¿A quién pertenece? Al diseñador Roberto Cavalli.
¿Cuál es la historia del yate? En 2004 el diseñador pagó 50 millones de dólares (45 millones de euros), por este yate que, gracias a una pintura con micro-prismas, cambia de color según la intensidad del sol. Tiene más de 40 metros de eslora, un interior con estampados y diseños de Cavalli y puede hospedar hasta a ocho personas. Entre ellas han estado Sharon Stone, Heidy Klum o David y Victoria Beckham. Cavalli, sin embargo, no parece satisfecho con un solo superyate y este mismo mes de septiembre presentará en Mónaco su nueva adquisición: Freedom.

¿A quién pertenece? Al diseñador Valentino.
¿Cuál es la historia del yate? Cuarenta y siete metros y medio de eslora, diez de manga y doce de altura tiene uno de los yates más famosos de la moda. Valentino lo compró en 1988 y lo bautizó con ese TM por Teresa y Mauro, sus padres. Naturalmente, participó activamente en su diseño inspirado en el Mediterráneo (solo navega por este mar) y lo llenó con obras de arte (hay dos retratos del italiano firmados por Warhol o un Picasso) y con acabados en caoba y lujosas telas. Aunque no parece vivir su momento más popular en cuanto celebrities, Rosario Nadal y su marido Kyril de Bulgaria, Gwyneth Paltrow, Claudia Schiffer o Naty Abascal han sido algunos de sus famosos invitados.Getty
¿Quién era su dueño? Aristóteles Onassis.
¿Cuál es la historia del yate? Onassis compró la embarcación, un excedente canadiense de la Segunda Guerra Mundial, en 1954. Lo bautizó así en honor a su hija e invirtió cuatro millones de dólares de la época (3 millones de euros), en personalizarlo y crear toda una leyenda. Se puede decir que todos los personajes importantes de los 50 y los 60 pasaron por él: Winston Churchill, Eva Perón, Frank Sinatra, John Fitzgerald Kennedy, Marilyn Monroe y, naturalmente, en él se fraguaron los romances del millonario con Maria Callas o Jacqueline Bouvier (la futura Jackie O.). Entre sus características, contaba con 100 metros de largo (que lo convirtieron en el más grande del mundo durante décadas), un hidroavión o butacas forradas con piel de ballena. Tras la muerte de Onassis pasó a manos del gobierno griego y en 2001 lo compró el empresario J.P. Papanicolau que, por si les interesa, permite alquilarlo por una media de 60.000 euros diarios.

¿A quién pertenece? A la Familia Real de Mónaco.
¿Cuál es la historia del yate? Con sus poco más de 30 metros quizás no sea el más espectacular de la lista pero sí el que más interés despierta entre los paparazzi: siempre lleva a a bordo a algún miembro de la familia real monegasca. Originalmente construido en 1936 por la lujosa naviera británica Camper & Nicholsons, Stéfano Casiraghi y Carolina de Mónaco lo compraron en 1991, poco antes de la muerte de este, lo reformaron por completo y le encargaron un nuevo interiorismo al diseñador fracés Jacques Grange, uno de los habituales de la jet-set. Por cierto, su nombre se lo debe a las iniciales de los hijos que tuvo el matrimonio: Pierre, Andrea y Charlotte.

¿A quién pertenece? Los diseñadores Stefano Dolce y Domenico Gabbana, Dolce & Gabbana.
¿Cuál es la historia del yate? Los italianos lo compraron en 2006 y, desde entonces, suelen atracar sus 51 metros de eslora en Ibiza todos los veranos. Aunque se desconoce su precio, a tenor de los detalles con los que cuenta no debió ser económico: pomos dorados con forma de manos, suelos de mármol, grifos con rubíes y zafiros, techos de espejo, pinturas del siglo XVII, tapices, alfombras de piel de cebra... Todo 100% Dolce & Gabbana.

¿Quién era su dueño? Flavio Briatore, ex director deportivo de la escudería Renault.
¿Cuál es la historia del yate? Construido en los astilleros Royal Denship de Dinamarca en 2002, el de Briatore fue uno de los barcos más célebres de la década de los 2000. En sus 62,33 metros de eslora alternaron los Aznar o Fernando Alonso y el millonario celebró su luna de miel con la modelo Elisabetta Gregoraci. Contaba con espacio para 12 pasajeros, sala de cine, peluquería, gimnasios o sauna... Sin embargo, su dominio sobre los mares no duró demasiado y en 2010 el fisco italiano se lo requisó con su mujer y su hijo de meses a bordo. Este mismo año un tribunal le han condenado a año y medio de prisión por evasión fiscal con el barco: según la justicia de italiana el magnate decía no ser el propietario del yate y fingía alquilárselo a una empresa de las islas caimán para evitar impuestos.

¿Quién era su dueño? Adnan Khashoggi y Donald Trump.
¿Cuál es la historia del yate? Fue uno de los yates más famosos y lujosos de los años 80, apareció en la película de James Bond 'Nunca digas nunca jamás' y Queen hasta le dedicó una canción, el tema 'Khashoggi's Ship'. El multimillonario saudita lo compró en 1980 por 100 millones de dólares de la época (86 millones de euros), y lo bautizó así en honor a su hija Nabila. En su momento tenía 86 metros de eslora con cinco cubiertas, una discoteca, un cine con asientos para 12 personas, 11 suites, un helipuerto, una piscina y hasta una morgue. En 1988, Khashoggi lo vendió al Sultán de Brunei que a su vez se lo vendió a Donald Trump. Este lo reacondicionó y lo llamó Trump Princess pero, pocos años después, el ahora presidente de EE UU se lo acabó vendiendo por una quinta parte de su precio original a Al-Waleed Bin Talal bin Abdulaziz al Saud, nieto del Rey fundador de Arabia Saudita.

¿Quién era su dueño? Saddam Hussein.
¿Cuál es la historia del yate? El dictador iraquí lo compró a una naviera finlandesa en 1982 y pagó el módico precio de 28 millones de euros. En sus 120 metros contaba con adornos de oro macizo por dentro y por fuera, un impresionante atrio coronado por una cúpula de cristal, superficies de mármol y maderas exóticas y, por supuesto, con numerosos submarinos por si el dictador tenía que salir huyendo. Aunque Hussein intentó ponerlo a salvo durante la guerra con EE.UU., en 2003 las fuerzas americanas lo bombardearon y el barco quedó como aparece en la imagen. Por cierto, Al Mansur significa “La victoria”, algo quizás irónico teniendo en cuenta como acabaron barco y dictador.